Capítulo 3

75 13 6
                                    

Camila se ponía las telas lisas del vestido de Lauren sobre su rostro, las que no servían lss guardaba dentro de su pantalón, en ese momento vestía de café. Sus rostro ya cubierto de los amarres de tela delgada corrió a los graneros con cuidado de no hacer algún ruido o asustar algún animal, no sin antes haber metido su mano a su ropa interior y estirarla ligeramente para detener el palpiteo.

En ese momento Lauren entraba a la panadería con su vestido más lacio de una sola tela. Algunas mujeres se le quedaron viendo con adoración y otras con envidia, a pesar de ya no estar como estaba antes en la realeza, su belleza natural era encantadora y sencilla, para ella era tan fácil encantar a un hombre para que hiciera lo que quisiera.

Pero ella no lo sabía, a pesar de que siempre había recibido los típicos comentarios con segundas intenciones de que era hermosa y preciosa.

Al principio les creía pero mediante crecía se iba dando cuenta de que esos comentarios eran con otra intención.

Llevarla a la cama y hacerse ricos, por supuesto, a parte de que ella recibiría un castigo terrible por haber perdido la virginidad con otra persona que no fuera su "marido", mientras que su "marido" podría liarse con quién quisiera y era alabado.

Pidió lo que creyó que era lo que Camila quería, pero rápidamente se recriminó diciéndose que era lo que todos querían. El murmullo de la gente fue incrementando cuando ella pago, por supuesto, hubo un poco de impresión pero al recordar el momento de anoche sobre la mesa de negro, no se le hizo extraño al panadero acerca de las monedas de oro.

Lauren salió de la panadería con algunas pequeñas monedas y las normales de oro. Sintiéndose nerviosa y observada camino rápidamente a por la leche. Su cabello recogido en una simple coleta baja con el listón la hacían parecer mucho más inocente, atrayendo a los vendedores.

Entró a la lechería dónde había más hombres que mujeres, aunque claro, eran como 4-6 hombres y 3-5 mujeres, la mirada de algunos hombres le aterraban, pagó todo y salió casi corriendo.

—Yo-yo... Por favor, suéltame, te-tengo esposo—Mintió cuando se dirigía al callejón pero un hombre le agarró del brazo.

—¿Ah sí?, no mientas pequeña delicia, además, si fuera así yo jamás dejaría a mi hermosa y preciosa esposa sola—Habló pervertidamente mientras con sus dedos recorría el brazo cubierto de la peli-negra.

Su mano derecha contenía la bolsa de papel de los panes y la mano izquierda un jarrito de metal. El hombre la agarraba el brazo derecho sabiendo que no podría soltarse ni hacer movimientos bruscos si no quería que se le cayera nada.

No pasaron más de 3 segundos de forcejeo débil cuando Camila, que había estado escuchando todo, se colocó el pelo de una forma para que no se vería y después con la tela que había estado usando en cara de tapo el rostro de una manera que solo de le vieran las cejas y ojos, y una parte de la nariz, abrió la caja del callejón esperando que estuviera capa de cuero, lo gracia para que nadie la encontrarán era que había basura encima y la capa abajo, así que cuando los mendigos o pueblerinos la vieran creyeran que era pura basura, rompió ligeramente su ropa interior para que se le marcara el bulto.

Tomo la capa de cuero después de quitar las cosas y se la puso rápidamente, sin fingir enojo salió de aquel callejón dejando sonar sus duras pisadas, apretó los músculos y agradeció a usar ropas anchas que le hacían dar más figura masculina.

—Y si yo fuera usted, le quitaría las manos a esa mujer si no quisiera que el esposo le rompiera el rostro—Camila habló engrosando su voz, se cruzó de brazos parándose detrás de Lauren.

La tela en su rostro sumando la furia en sus ojos le ayudaba a parecer masculino, sumando el bien marcado bulto.

Un hombre precioso, alto, fuerte, masculino, foráneo y además, con un gran pene.

Running Time Donde viven las historias. Descúbrelo ahora