Capítulo 5

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Era demasiado temprano aún, el alba no salía todavía y Camila había regresado a la cabaña. Ella sabía que nunca sería para siempre la dama negra que todos anhelaban, así que por esos 3 años había estado guardando lingotes.

Esos lingotes los dejaría en cada casa del pueblo que tuviera niños, les daría la oportunidad de poder hacer algo, les daría ese apoyo que ella recibió tarde pero aún así recibió.

Caminaba por los callejones del pueblo donde tocaba las ventanas de los niños, vestida de negro era como todos aquellos niños la veían, estos expresaban su alegría al verla pero ella simplemente juntaba sus frentes mientras dejaba el lingote de oro ahí y al instante desaparecía dejando a aquellos niños con lo que podrían usar para salir adelante.

Así fue en cada casa donde había un niño, a veces tenía que entrar a la casa y advertir al niño. Entró a la última casa donde había una pequeña niña, abrió ligeramente la ventana desde afuera despertando a la niña de inmediato levantó las manos en señal de paz pero lo que hizo la niña la sorprendió.

Ella la vió gracias a la velita casi marchita, abrió tanto los ojos y sin esperar corrió hacia ella lanzándose en un abrazo mientras sollozaba en un tono bajo, la oji-marrón salió del shock y cargo a la niña, la cuál no de quería separar de ella.

—Toma un pequeño regalo—Murmuró muy bajito mientras dirigía su mano al bolso. La pequeña levantó la vista de su pecho con ojitos esperanzados y al ver aquel lingote de oro empezó a sollozar nuevamente—No, no, no, no, no, no llores, por favor—Murmuraba muy bajo mientras arrullaba a la pequeña de no más de 4 años. .

—Gra-grashiash—Susurró con la voz entrecortada mientras la oji-marrón la regresaba a una colchoneta de paja.

La oji-marrón la bajo a la colchoneta y le entrego el lingote, la pequeña lo abrazo como si fuera un peluchito y de acostó mientras Camila la arropaba, la chica pego su frente a la de la niña y murmuro un "no te rindas por nada" y salió por la ventana, se quedó fuera unos segundos viendo cómo aquella niña se dormía con el lingote abrazándolo fuertemente.

Con su pecho lleno de paz se iba voltear pero un golpe fuerte en la cabeza y un grito aterrador fue lo único que llegó a escuchar antes de caer al suelo.

***

Aquel había sido el grito de uno de los niños, eso provocó que muchos salieran a la calle ignorando a sus hijos y el pequeño regalo en sus manos, los hombres cargaban lanzas y armas hechas por ellos mismos mientras las mujeres se quedaban en la puerta viendo todo.

En el centro de la calle había guardias que rodeaban un cuerpo, alguien susurro "la dama de negro" y de pronto como si los niños hubieran escuchado eso, corrían a la entrada gritando que la ayudarán...

Tal y como ella lo había hecho con ellos.

Los adultos voltearon a ver a sus niños y cada uno cargaba un lingote de oro, mientras los guardias apurados levantaban el grande cuerpo de la dama de negro y amenazaba a los del pueblo.

Todo fue en un abrir y cerrar de ojos, los guardias peleaban contra los del pueblo...

Y los del pueblo estaban ganando orgullosamente mientras un hombre negro empezó a quitarse la armadura. Él no pelearía contra los del pueblo por su niñita. Se acercó al hombre que trataba de huir con la dama en brazos y de un solo golpe lo derribo, rápidamente cargo a la chica sintiendo como sangre escurría por su cuello.

La habían lastimado, sin importar como lo tomaran grito varias veces.

—¡UN CURANDERO PARA LA DAMA DE NEGRO!.

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