Capítulo 12

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Era posible que Klaus huyera y tratara de esconderse de la princesa en el mismo palacio real con muchos sirvientes y su padre buscándolo furiosamente por todos lados persiguiendolo como perros a un zorro en un día de caza. Pero Klaus le echaba la culpa a su padre y a los Reyes por obligarlo a ir a visitar a la princesa.

Klaus Claes había caído bajo y lo sabia.

Lo único que podía hacer ahora era caer más bajo, arruinando su imagen de chico noble ejemplar con buenos modales (nadie lo ve así en ese momento). Pero nada de eso importaba cuando se trataba de salvar su cuello, hubiera estado bien si Jennie Stuart no estuviese practicando con la espada cuando el vino, solo pudo manejarlo los primeros minutos pero cuando la espada estaba a sólo unos céntimos de el con Jennie hablando tan tranquila como siempre causó que el huyera despavorido. Nadie tenía el derecho a criticarlo cuando vivió en carne propia el dolor de ser apuñalado múltiples veces por distintas personas.

Los tortuosos minutos antes de morir.

La agonía de sentir como tu sangre se va y tu cuerpo empieza a apagarse.

La traición de ver a tu prometida que amaste toda tu vida consolar y abrazar a otro mientras tu mueres.

La humillación de morir de así.

El miedo de morir.

《Quiero vivir, quiero vivir》

Su cerebro y su cuerpo activaron el modo de lucha y huida.

De dignidad no se vive》

Tenía calambres en las piernas, había recorrido a este punto dos veces el castillo. Había perdido su abrigo cuando su padre intento detenerlo jalando de su chaleco, en su segunda vuelta perdió un zapato de las escaleras de bajada, del segundo piso del castillo. Perdió el otro tratando de despistar a los sirvientes para que fueran a la zona boscosa del castillo real.

Su padre se oía molesto y los sirvientes estaban en pánico. Lo único que agradecía era que los reyes estaban fuera dando un discurso en la capital y dando la bienvenida a los embajadores de Ethenell.

Se habían llevado a la segunda princesa más. De toda la familia real, Ines Stuart (Ian Stuart) era la unica que respetaba sinceramente, la más cuerda de todos ahí. Jennifer Stuart definitivamente carecía de un tornillo y su prometido la alentaba en todo, Jennie tenía un corazón oscuro que era aquí valiente a sus virtudes y Alice Stuart... ella estaba bien pero su actitud y prejuicios la ofuscan dándole aun más brillo a Jennie de forma irónica.

Termino entrando en el área del salón de música, a nadie le interesaba la música realmente si no era una fiesta o la opera. Después de todo Alice siempre se quejo del mal mantenimiento del colegio y del palacio (el estaba espiando una charla entre Alice y Mario, el buscaba una respuesto para su violín roto y de quedó oculto por chismoso).

Por su puesto de metió ahí en silencio. Se apoyo en la puerta y miró a su alrededor, un salón relativamente grande con ventanales enormes con un diseño meticuloso y detallado. Todo el palacio era así.

El color dorado resaltaba más. Había diversos instrumentos regados por el lugar, un piano, un violonchelo, guitarras, flautas y mucho más.

Ni en esta ni en su siguiente vida querrá tocar alguno de ellos nuevamente. No después de como se le contaron los dedos por los instrumentos de cuerda, como se le hincharon las manos y le agarro urticaria por todos los demás, incluso la flauta.

Por las heridas se vio obligado a usar guantes, haría ver mal a Jennie si su prometido se veía maltratado de esa manera, debía lucir bien por ella, el iba a ser príncipe consorte. Un consorte debe verse bien siempre, es lo único que debe hacer.

Tratando de huir de la Muerte [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora