Lugar especial

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—Mami, ¿por qué mañana debo ir a la escuela también? ya fuí hoy—decía Kedama para luego dedicarse a jugar con las burbujas de jabón que estaban en la bañera. Mafuyu le restregó la cabeza al pequeño pomerania hasta que el champú para niños hizo espuma.

—Tienes que ir todos los días excepto los fines de semana. Te prometo que, cuando no tengamos tarea, te llevo a comprar un helado, Tama-chan—respondió Mafuyu, se encontraba bastante cansado por su primer día de clases, pero todavía tenía cosas que hacer y debía ayudar a Kedama a bañarse. Suspiró.

—Oh, es como con los baños—comentó el menor, el pelirrojo lo miró confundido—. Ya entendí mami, todos los días debo bañarme y todos los días debo ir a la escuela excepto los fines de semana...

El pelirrojo rió por el razonamiento de su hijo/hermano, Kedama llegaba a sacar conclusiones propias de un niño de su edad—No, Tama-chan, no es como los baños, te tienes que bañar incluso si es fin de semana.

—¿Por qué?—cuestionó el de cabello blanco—. ¿No tomamos vacaciones de bañarnos?.

—No, Tama-chan—rió Mafuyu abriendo la llave del agua para quitar todo el champú de la cabeza del aludido.

Después del baño, Kedama solo se sentó a ver televisión y a jugar con sus juguetes mientras que Mafuyu hacía algunos quehaceres para ahorrarle tiempo a Mashiro. Pasado un rato, Kedama fue a ver qué hacía Mafuyu y se molestó un poco al ver que el pelirrojo seguía haciendo quehaceres.

—¡Mami siempre está limpiando o está ocupado con sus responsabisilideades, mami también debería descansar y jugar conmigo!—chilló Tama preocupado, viendo como ahora Mafuyu limpiaba la cocina—. Mami, no está bien que siempre andes ocupado limpiando y estudiando.

—Tama-chan, es mi deber ayudar a la abuela—respondió Mafuyu sintiendo como Kedama se adhería a su pierna izquierda—. Tama-chan, ¿que-

—¡No te soltaré, mami, estás cansado, debes sentarte un momento!—dijo Kedama sin soltar la pierna de Mafuyu. El menor no iba resignarse tan sencillamente, estaba decidido a hacer que Mafuyu descanse.

Fácilmente el pelirrojo podría quitar a Kedama de su pierna, pero él se encontraba muy cansado y sabía que Kedama tenía razón. Decidió hacerle caso al menor y fue a jugar con él. Pasaron un rato jugando.

Mafuyu sonreía cálidamente cada vez que Kedama reía. El pelirrojo pudo liberar todo el estrés que había acumulado en su interior este último tiempo, se pudo relajar un rato.

Al cabo de varios minutos, Kedama se quedó dormido con la cabeza en el regazo de Mafuyu.

Mafuyu tomó a Kedama en brazos y lo llevó a la habitación para acostarlo en la cama. Después el mayor fue a tomar un baño para luego irse a dormir junto a su hijo/hermano.

❤️

Al día siguiente, Mafuyu y Ritsuka se encontraron en las escaleras poco transitadas de la escuela, ese lugar donde se vieron por segunda vez se volvió algo importante para ambos.

No planificaron encontrarse en ese lugar por lo que verse ahí fue algo que los tomó por sorpresa. Ambos fueron a ese sitio únicamente porque esperaban que el otro estuviese así y efectivamente ambos tuvieron razón con sus suposiciones.

Mafuyu estaba sentado en el primer descanso abrazando sus piernas flexionadas, y Ritsuka estaba sentado al lado de su amigo con sus piernas estiradas.

—¿Es verdad que alzas la pata para orinar?—preguntó el gato.

—Mmm... no, yo no hago eso...—respondió el pelirrojo con sus mejillas rojas de la vergüenza que sentía de tener que responder eso. Él y Ritsuka decidieron hacerse preguntas entre sí para conocerse mejor y conocer la especie del contrario—Uenoyama-kun, ¿tú... botas mucho pelo?, leí que algunos mitad gato lo hacen...

¡Los gatos NO deben estar con los perros! (Given)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora