Una canción

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Pasados unos minutos, Ritsuka y Kedama notaron la presencia de Mafuyu. Mientras Kedama solo corría hasta donde estaba su mamá para darle los buenos días, Ritsuka quedó embobado con la cálida sonrisa que tenía Mafuyu en su rostro. Supo al instante que llevaba rato observándolos.

—¡Hola, mami!—exclamó Kedama saltando y corriendo hacia Mafuyu con sus brazos entendidos. El pelirrojo, manteniendo su sonrisa, acarició la cabeza de su hijo y le correspondió el abrazo que este le estaba dando— Al fin te levantas.

—Sí, Tama-chan—respondió el pelirrojo para terminar cargando al menor y caminar con él hasta donde estaba el felino. Ritsuka y Mafuyu intercambiaron miradas, lo cual era suficiente saludo para ambos—. Es verdad, aún no has comido, ¿tienes hambre?.

—No tanta, gato-san me había traído un pan dulce de regalo—respondió el menor estirando sus brazos hacia Ritsuka queriendo que fuera este quien lo cargara. Y Ritsuka, como siempre, iba a complacer a Kedama tomándolo en brazos.

—Pero eso no es desayuno...

—Igual me llenó y estuvo delicioso.—Se encogió de hombros Kedama con su sonrisa tranquila.

—Si lo dices para que no me ponga a cocinar, debes saber que igual tendré que cocinar, tengo hambre y de seguro gato-san también, vas a comer un poco aunque sea—dijo Mafuyu mirando seriamente al menor, aunque esa seriedad no afectó en nada a Kedama porque el menor era muy pacífico y le hacía caso a todo lo que diga Mafuyu, Mashiro y hasta Ritsuka.

—De acuerdo.

Ritsuka quedó fascinado con la buena comida que preparó Mafuyu, le había encantado y se lo hizo saber al pelirrojo al terminar de comer.

Mafuyu se puso un poco nervioso al ser halagado por Ritsuka, aunque no lo expresara, en el fondo se sintió muy bien de poder complacer a Ritsuka.

Luego de la comida, decidieron iniciar con la clase de guitarra, Kedama se había puesto a jugar con sus peluches en el suelo, mientras Ritsuka y Mafuyu estaban sentados en el sofá con la guitarra. Ritsuka rasgaba las cuerdas, tocando una canción popular mientras Mafuyu lo miraba con atención.

—Uenoyama-kun...—murmuró Mafuyu notando como Ritsuka se movía al ritmo que tocaba, le parecía adorable. Ritsuka detuvo sus acciones, por lo que la música también se acabó. Mafuyu bajó su mirada, seguía siendo tímido ante la total atención— tú... ¿sabes cómo crear una canción?.

—Ehhh... sí, nunca lo he hecho, pero no creo que sea tan difícil—respondió Ritsuka con total calma, había aprendido sobre paciencia con Mafuyu y el poco conocimiento de este sobre temas como la música.

—Mmm... bueno, desde hace días tengo un sentimiento que me consume, y... en verdad quiero exteriorizarlo—confesó Mafuyu recibiendo ahora una mirada de Kedama—. Y quiero crear una canción para expresarlo, las canciones son lindas...

Ritsuka miraba con atención a Mafuyu, podía deducir que este en el fondo sentía bastante vergüenza al decirle eso.

—¿Por qué específicamente una canción?—cuestionó Ritsuka pensando en que, si Mafuyu buscaba expresarse, lo mejor para él sería hacerlo en un campo en el que esté más familiarizado.

—Porque así podemos hacerlo juntos, y me parecen muy expresivas—alegó Mafuyu—. Quiero intentarlo y tal vez así ir aprendiendo más de la música.

—¿Estás seguro? es bastante complejo—respondió Ritsuka sin tanta convicción—. O bueno, lo más difícil de hacer considero que sería la letra.

—Yo... me encargaré de la letra.—Mafuyu tenía demasiada determinación justo ahora, desde la mañana tenía un sentimiento que decir, intentaría expresarlo con todo su ser ya que, por alguna razón, ha tenido la necesidad de contárselo a Ritsuka— Daré lo mejor de mí...

—Mmmm... pero necesitas ser asesorado o algo, eres muy inexperto—contestó Ritsuka con un ligero rubor adornando tiernamente sus mejillas. La verdad es que esa determinación y decisión que mostraba tener Mafuyu le parecía atractivo en cierto modo—. Oh, conozco a un canguro que tal vez podría darnos consejos, tengo entendido que él influyó mucho en la composición de la canción que estrenó su anterior banda hace tiempo, tal vez sea de ayuda en algo. Y toca el bajo...

Haruki no es un profesional que digamos componiendo canciones, pero tenía algo de conocimiento al respecto gracias a sus experiencias en bandas.

Aunque Ritsuka también ha estado en distintas bandas, durante su participación ninguna de estas llegó a componer una canción. Bueno, estaba Hiiragi, pero, en primera, no le pediría ayuda a ese idiota que de seguro solo se hubiera puesto a presumir su experiencia; y, en segunda, probablemente Hiiragi hubiera armado un escándalo al ver que se juntaba con un perro.

Sí, definitivamente Hiiragi era una pésima opción. Afortunadamente no la única.

Por otro lado, el lindo sentimiento que había permanecido en el corazón de Mafuyu desde que se levantó fue reemplazado por una horrible sensación a causa de la mención del canguro. Descubrió que eran celos, pero no entendió del todo el porqué los sentía.

—¡Un canguro!—chilló Kedama con sus ojos brillando y saltando al medio entre Ritsuka y Mafuyu, miraba a ambos desbordando emoción—. ¡Quiero jugar con el canguro!.

—Pronto, pronto—respondió el felino colocando su mano en la cabeza de Kedama, quien hizo puchero al notar que estaba fuera de los planes—. Por ahora, solo llevaré a Mafuyu a conocerlo en estos días que estoy libre.

—Mmmm... no sería lo mejor ir a verlo, recuerdas que soy un perro, ¿verdad?—dijo Mafuyu, realmente no tenía muchas ganas de conocer al canguro, usó el pretexto más obvio.

—Oh, pero él sabe de ti y de que eres un perro—respondió Ritsuka con inocencia, sin siquiera darse cuenta de los pequeños celos que generaban frustración en el cuerpo del pelirrojo—. Es una increíble persona, de seguro se llevarán muy bien. Más tarde le escribiré para ver cuando nos podemos encontrar, ¿de acuerdo?.

Mafuyu se iba a negar rotundamente, se sentía cohibido ante el canguro, pero no iba a admitirlo directamente, solo evitaría conocerlo con todos los pretextos posibles.

Con total seguridad, iba a dar otra excusa, pero vió un brillo suplicante en los ojos Kedama.

Kedama quería en verdad conocer al canguro. Si su mamá iba primero a ver el canguro y sea hacía amigo, entonces él tenía una buena oportunidad de conocer también al canguro.

Mafuyu entonces se retractó, ahora mismo no contaba con la firmeza de siempre para oponerse a los pedidos indirectos de Kedama, además, pensó que tal vez así podría saber más sobre el canguro y su relación con el gato.

—Está bien, acepto, mañana también estoy libre...

—De acuerdo.

¡Los gatos NO deben estar con los perros! (Given)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora