Un buen padre

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Kedama miraba con ansias el reloj, esperando que pronto este marcara las 8:00am. Mantenía su concentración en las manecillas y seguía con la mirada cada movimiento estas.

Apenas se hizo la hora. Kedama saltó de la cama y se posicionó sobre el Mafuyu que dormía plácidamente para comenzar a moverlo con cierto frenesí y energía, quería despertar a su mamá.

—¡Mami, levántate, ya es de día y gato-san viene a visitarnos!—exclamó el pomerania menor con alegría mientras continuaba tratando de despertar a Mafuyu, pero al ver que este no reaccionaba ni siquiera abría los ojos, Kedama se resignó y decidió dejar dormir a Mafuyu, se paró de la cama y echó a correr al baño. Tenía la leve ilusión de que si se levantaba más temprano, gato-san llegaría más pronto, por eso lo hacía.

Mientras, un Mafuyu, entre dormido y despierto, se reprendió mentalmente por haberle contado a Kedama que Ritsuka vendría a la casa. Debió anticipar que esto pasaría y debió dejarlo como una sorpresa.

Mafuyu no tenía ganas de levantarse en lo absoluto, ni siquiera había abierto un ojo y tampoco pensaba hacerlo, se acomodó en la cama boca abajo e intentó proseguir con su sueño. Pero, de solo pensar que Ritsuka vendría a verlo, le costó un poco conciliar el sueño. Es que sería la primera vez que Ritsuka venía luego de que él descubriera las sensaciones que le genera.

Las ganas de alistarse para recibir a Ritsuka y las ganas de seguir durmiendo entraron en una larga batalla, durante la que Mafuyu solo se removió en la cama buscando una posición más agradable. Su cabello estaba totalmente despeinado y su camisa estaba ligeramente alzada debido a los movimientos bruscos que realizó. Luego de varios minutos, las ganas de dormir fueron las vencedoras.

Por otro lado, Kedama ejecutaba su rutina diario al levantarse. Mafuyu tenía muy bien instruido a Kedama con la higiene y lo que tenía que hacer al levantarse, por lo que Kedama podía hacerlo solo y correctamente sin asesoramiento.

Buscó primero un banco no tan alto para luego subirse a este y así poder tomar su cepillo del vaso sobre el lavamanos. Tenía sus brazos apoyados sobre el lavamanos para poder alcanzar todo sin caerse.

Luego de cepillarse los dientes, volvió a la habitación, dónde encontró a su madre/hermano adoptivo dormido nuevamente, solo que esta vez ocupaba la cama entera con su cuerpo. Kedama lo miró unos segundos y entendió que debió dejarlo descansar un rato, por lo que buscó la ropa que el día anterior le había indicado Mafuyu que se iba a poner.

Se quitó las pijamas con algo de dificultad, se enredó con los pantalones y se atoró con la camisa, pero minutos después consiguió quitársela, y con muchas complicaciones se se colocó la otra ropa. Orgulloso de haber logrado vestirse, fue a la sala para simplemente ver caricaturas hasta que gato-san llegue o a que su mamá despierte, depende de lo que pase primero.

Luego de haber descansado lo suficiente, Mafuyu se despertó mirando al techo pensativo. Había soñado consigo mismo bailando con Ritsuka, ese momento se reproducía en su cabeza como si estuviera viendo lo que almacena la memoria de una vieja cámara.

Su mano estaba en su pecho, recordaba a la perfección esa sensación que tuvo, esos sentimientos que atravesaron todo su cuerpo y le generaron una felicidad y ganas de reír a pesar de que le costara hacerlo.

Pensaba en su relación con Ritsuka, en que ambos decían ser amigos, pero nunca parecieron serlo ahora que lo piensa bien...

¿Que hay entre nosotros dos? Quiero saber, ¿podemos ser buenas personas?
¿Qué será? ¿qué será? Sigo dándole vueltas a esa pregunta.

Tenía un par de cosas que quería expresar, decir o gritar, pero siempre le costó hacer alguna de esas cosas.

Sus labios estaban entre abiertos con ganas de pronunciar algo, sin embargo, no salía más que un simple suspiro.

Dejó de pensar cuando escuchó dos voces provenientes de la sala: una era la de Kedama, reconoce a la perfección la voz del niño al que ha criado como a un hijo, y la otra voz era...

"¿Ya llegó Uenoyama-kun?". Claro que también reconocería la voz de la persona que tantas ganas tenía de ver. Supuso que Kedama le había abierto la puerta.

Su corazón se aceleró y se puso muy nervioso al darse cuenta que aún estaba en pijamas, se sentía avergonzado por haberse quedado dormido. Se levantó con prisa a buscar algo de ropa que ponerse. Abrió un cajón de la cómoda para ver qué podía ponerse mientras se quitaba el pantalón. Rápidamente seleccionó una ropa casual, y se la comenzó a poner luego de quitarse la pijamas.

Mientras tanto, Kedama y Ritsuka estaban en la sala jugando. Obviamente Ritsuka le había preguntado por Mafuyu y el sincero Kedama le había respondido que se hallaba durmiendo aún.

Ritsuka había decidido ponerse a jugar con Kedama mientras Mafuyu aún dormía. Sintió que tal vez había llegado un poco temprano, pero Mafuyu le había dicho que a esa hora no importaba, así que supuso que solo fue que Mafuyu se quedó dormido.

—¡Gato-san, no hagas trampa!—exclamó Kedama con un puchero, pero también con ganas de reír, se estaba divirtiendo mucho con el felino, le agradaba mucho su compañía.

—Eres tú el que hace trampa—sonrió Ritsuka mientras tomaba los dados y los arrojaba, se dió cuenta de que últimamente estaba sonriendo demasiado. Ritsuka seguía impresionado de ver que Kedama era lo suficientemente inteligente para entender el complejo juego de mesa y jugarlo con tranquilidad, lo había subestimado, no había tenido en cuenta que Mafuyu le dedicaba mucho tiempo a Kedama y a enseñarle cosas. Aunque Kedama confunde las palabras y otras cosas, es bueno para otras cosas como los juegos—. Bue-

El felino se calló al oír la puerta de la habitación cerrarse, dirigió su vista en esa dirección, pero no vió a nadie. Por un segundo pensó que se había vuelto loco y estaba oyendo cosas.

—Mami ya se levantó—comentó Kedama, quien sí había alcanzado a ver cómo Mafuyu salía de la habitación y entraba al baño. Kedama estaba de frente hacia el pasillo por lo que no había tenido que voltear en ese dirección al oír la puerta, en cambio, Ritsuka sí—. ¡Oye, gato-san, sí haces trampa, me tocaba a mí lanzar los dados!

—Mi error, lo admito—dijo Ritsuka mostrando sus manos en señal de ser inofensivo. Kedama rió y siguió jugando—. Oye, te saltaste una casilla.

Las discusiones que estaban teniendo Ritsuka y Kedama eran amistosas y a modo de broma. Acusaban al otro de hacer trampa y discutían sobre el puntaje que llevaban.

Mafuyu, al salir del baño, se asomó a la sala para ver a Ritsuka con su hijo/hermano adoptivo. Se sorprendió de encontrarlos riendo y jugando, notó al instante que su comportamiento era similar al que un buen padre tendría con su hijo. No era la primera vez que Kedama se divertía tanto jugando con Ritsuka, pero no había notado lo feliz que se veía. Los ojos de Mafuyu brillaron al ver a su hijo/hermano adoptivo tan animado.

Mafuyu nuevamente se había quedado embobado al ver cómo Ritsuka era tan amable y bueno con Kedama. Todas las mañanas Ritsuka le preguntaba por Kedama y se preocupaba por el menor, le tenía mucho cariño, aunque no compartiera ningún parentesco sanguíneo ni tuviera la obligación de actuar como un padre.

"Un buen padre...". Le dolió un poco el pecho al recordar a su padre y cómo era agredido por él. Nuevamente tuvo ganas de llorar, pero no le resultó, no le quedó de otra más que inhalar ánimos y exhalar recuerdos dolorosos.

Volvió a dirigirle su mirada al Ritsuka que ahora le hacía cosquillas a Kedama. Ambos seguían sin notar su presencia y se divertían bastante.

Mafuyu esbozó una pequeña sonrisa dejando de lado los amargos recuerdos para concentrarse en ese presente, ese en el que por fin podrá ser feliz con Kedama y Ritsuka, ese en el que Ritsuka le invita a bailar y Kedama le recita el abecedario a la perfección, ese en que prácticamente Ritsuka integraba su familia de una forma particular.

"Ritsuka, nuestro cachorro y yo..."

Sí, definitivamente Ritsuka se había vuelto miembro en su pequeña familia.

¡Los gatos NO deben estar con los perros! (Given)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora