Rivalidad de hace generaciones

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Siendo otro soleado día de verano. Habían niños mitad animal corriendo y jugando por todos lados. Personas mitad conejo sembraban y cosechaban vegetales con la ayuda de las liebres. Los jóvenes mitad delfín practicaban natación en la piscina pública como acostumbran hacer. Siempre reinando la paz.

Este mundo es habitado por híbridos, son de forma humana, pero cumplen con varias características similares a las de ciertos animales. La guerra entre especies había culminado hace años y casi todas las razas vivían en paz, incluso los depredadores y las presas se llevaban bien.

Sin embargo, habían dos razas que no podían juntarse: los gatos y los perros.

Tantos los amistosos perros como los refinados gatos mantenían su rivalidad y su guerra intacta. No había perro que ligara con gato, ni gato que ligara con perro. Habían combinaciones de otras especies, habían humanos cuya madre era mitad ratón y cuyo padre era mitad león, habían mezclas de todo tipo, pero jamás encontrarías la cría de un mitad perro y un mitad gato, simplemente esas razas no podían unirse.

Ritsuka Uenoyama era el menor de una popular e importante familia de gatos negros que mantenían un prestigioso linaje, de hecho, él tiene prohibido emparejarse con otras especies ya que eso podría arruinar su impecable linaje, y mucho menos Ritsuka debe a acercarse a los perros.

Ese pequeño mitad gato fue criado a base de la ley: "Los gatos NO deben acercarse o juntarse con los perros". Sin embargo, Ritsuka jamás le había prestado atención a esa tonta regla o a las prohibiciones de sus padres, no le captaba el sentido, y es que Ritsuka no conocía ningún mitad perro para corroborar que lo que dicen sus padres es verdad.

—En serio eres muy tonto como para teñir tus orejas y cola también—le dijo Ritsuka a su amigo de la infancia que también era mitad gato.

Hiiragi tiene una cola y orejas felinas de color blanco con unas que otras manchas naranjas y negras. Él se había teñido el cabello de amarillo mientras que la punta de su cola y la punta de sus orejas las tiñó de naranja.

—Dí lo que quieras, gato de mala suerte—respondió Kashima mientras se subía a la barandilla y empezaba a caminar como tanto le gusta. Hiiragi es un gato con un excelente equilibrio.

El apodo de "gato de mala suerte" era algo que a Ritsuka no le gustaba. Cuando Ritsuka era niño, los chicos de su clase lo habían apodado así mientras lo trataban como alguien que solo atrae la mala suerte. Sin embargo, a pesar de ser un gato negro, Ritsuka daba buena suerte al que se le acercaba y aunque al inicio puede parecer muy gruñón, en el fondo es bastante tierno.

—No me llames "gato de mala suerte"—gruñó Ritsuka tomando impulso para dar un impresionante salto hacia la rama de un gran árbol, solo buscaba descansar un rato y tomar su siesta, incluso para ser un gato dormía demasiado.

—Shizu-chan ya debería de estar por salir de su práctica de balonmano, lo iré a buscar—dijo Hiiragi moviendo su cola de lado a lado antes de irse. Ritsuka solo le restó importancia a las palabras del teñido.

Iba a sumergirse en el mundo de los sueños cuando siente como una bellota impacta contra su cabeza. Ritsuka se sobó el lugar específico dónde le pegaron la bellota y se dió vuelta para ver quién se la había arrojado. No se sorprendió al ver quién le había lanzado la bellota, ya que eso era típico de las ardillas.

—¡Kaji-san, no me arrojes nueces!—exclamó el de ojos azules molesto y acomodándose mejor en esa gruesa rama tratando de retomar su siesta.

—Fuera de mi árbol—ordenó el rubio con una expresión seria.

—Hay que compartir, Kaji-san, las ardillas deben compartir y-

Ritsuka se calló al sentir un segundo objeto impactar contra su frente. Otra bellota.

¡Los gatos NO deben estar con los perros! (Given)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora