Comienzo

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Camino entre las rocas tratando de no resbalar, el musgo y la fina lluvia que cae no facilitan el trabajo, peor aún para mí ya que tengo dos pies izquierdos lo que me hace susceptible a pasar la mayor parte de mi tiempo en el suelo. Levanto la vista del camino y ahí está, de manera imponente y majestuoso el increíble castillo de Churchill- o lo que queda de el- retengo el aire por unos segundos y me dedico a recorrer con la vista cada detalle, tratando de dejar estas emociones guardadas en mi cerebro para siempre.

- Es hermoso. – comento en voz alta, a mi derecha se encuentra mi mejor amigo Tristan, este me mira con una sonrisa y asiente con la cabeza.

- Te dije que tantas horas de caminata valdrían la pena. – me responde a la vez que apoya su brazo en mi hombro. Desde atrás escucho la voz de mi amiga Lexi, quien viene maldiciendo a viva voz por lo resbaladizo del camino.

- Juro que si me quiebro una pierna te partiré el brazo Tris, lo juro. – dejo escapar una risita pequeña para luego retomar el camino.

Bajamos con cuidado las pendientes hasta estar junto a la imponente construcción, los muros se encuentran un poco destruidos al igual que el techo, hay musgo en las paredes y huecos por doquier una verdadera lástima que hayan permitido que se decayera tanto semejante construcción, pero aun así no pierde su magia.

Me adentro por los pasillos del lugar imaginando como era la vida en su época de esplendor, como era la gente que lo habitaba? De cuantos romances y asesinatos habrían sido testigos estas paredes? Cierro los ojos y trato de imaginarme viviendo aquí en otra época.

Me adentro en una parte del castillo que se encuentra a oscuras asique revuelvo en el bolsillo de mi mochila hasta dar con mi celular y así activar la linterna para poder ver por donde camino; el ruido de pasos a mis espaldas llaman mi atención pero cuando volteo para ver de quien se trata no hay nadie-ok, extraño- Sigo con mi camino observando todo a mi alrededor, creo que me encuentro cerca de lo que eran los calabozos, doy dos pasos y luego me detengo al sentirme observada, creo que me estoy volviendo un poco paranoica; camino un par de pasos más cuando algo llama mi atención o más bien el reflejo de algo asique alumbro con mi teléfono y veo que viene de un hueco en la pared, me acerco a paso lento y medito si es buena idea meter mi mano en un hueco en la pared-no pasará nada, no seas gallina- dice mi mente pero no puedo evitar recordar las escenas donde alguien mete la mano en la pared y un monstro se la arranca. Respiro hondo e introduzco mi mano, tanteo con cuidado pero a la vez con miedo de encontrarme con alguna araña, mi mano se topa con algo pequeño pero duro asique lo tomo y quito mi mano, abro mi puño y me llevo la sorpresa de que lo que llamo mi atención es un precioso anillo pequeño en perfecto estado. Miro para todos lados a ver si alguien me vio, como pudo haber un anillo en la pared? Como nadie lo descubrió nunca? Vuelvo a observar el objeto totalmente impactada, parece de oro y lleva incrustado una preciosa piedra color esmeralda, enseguida lo coloco en mi dedo índice y calza perfecto como si alguien lo hubiera dejado para mí; Sintiéndome extraña doy media vuelta y me encamino a la salida del castillo en busca de mis amigos.

- Lena ¿Dónde te habías metido? – dice nerviosa Lexi para luego abrazarme, la miro confundida por su repentino ataque de cariño, a la vez mi mejor amigo se acerca a abrazarme preocupado.

- Mierda Lena creímos que te había pasado algo malo, no vuelvas a desaparecer así. – me reta, los miro aún más confundida.

- ¿De qué hablan? Apenas me aleje por un par de minutos. – les contesto, ambos se miran confundidos.

- No Lena, estuviste alrededor de una hora deambulando sola. – me regaña Lexi yo los miro conteniendo una carcajada, seguro me están jugando una broma.

DescensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora