Perdida

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Luego de preparar la comida con mis amigos decidimos salir al pequeño patio de la cabaña a hacer un fogón y tomar unas cervezas, pusimos música en el celular de Lexi y comenzamos a bailar y cantar.

- Pido un brindis! – dije en voz alta levantando mi botella de cerveza.

- Por nosotros! – pidió Lexi.

- Por haber sobrevivido a la universidad! – prosiguió Tristan.

- Por los nuevos Licenciados en Turismo y por las amistades! – grite, ya podía sentir los efectos del alcohol en mi sistema. Los tres nos abrazamos y comenzamos a bailar y cantar como locos.

Cuando nos cansamos de tontear nos sentamos alrededor del fuego a contar nuestros sueños y expectativas, las aventuras que nos gustaría vivir o a que le teníamos miedo, observo a mis amigos y siento que tengo todo lo que puedo pedir, los observo charlar animadamente y hace caras raras y suelto una pequeña risa.

- Mi sueño es poder trabajar y juntar plata para poder mudarme a Canadá, recorrer lugares increíbles y cuando me aburra comprar una casa en el medio de la nada y tener una granja, tener muchos hijos y muchos perros. – dije con orgullo a la vez que le daba un trago a la que creo es la quinta botella de cerveza.

- Oh por dios no puedo imaginarte rodeada de gallinas y vacas, qué horror! – me responde Lexi mientras ríe a carcajadas, yo me limito a encogerme de hombros.

- Y tú? Algo más que solo salir de fiesta hasta morir? – ella me mira desafiante, aprecio mucho a Lexi, es una buena amiga pero de vez en cuando tiene la manía de juzgar las ideas y pensamientos de otras personas, haciéndolas sentir tontas.

- Pues... yo planeo viajar por el mundo y conocer a algún lindo hombre que tenga mucha plata y me haga vivir como reina. – responde soñadora. Tristan nos mira y aclara su garganta antes de que yo responda algo que nos haga pelear.

- Y yo.... No tengo idea, solo sé que quiero mi propia agencia de turismo, y también quiero mi propia casa y consentir a mis seres amados, también quiero casarme y tener hijos. – nos cuenta y me mira de reojo; tal vez sea el alcohol el que me hace pensar así, pero sentí que me daba una indirecta. Aclaro mi garganta un poco incomoda.

- Creo que iré por otra cerveza. – comento, pero Tris me gana y se levanta antes que yo.

- Yo voy, de paso iré al baño. – asiento con la cabeza sin responder nada.

En el momento en el que Tris entra a la casa me levanto de mi asiento con la intención de estirar las piernas y de despejar un poco mi mente, el alcohol me está haciendo pensar cosas que no son. Miro de reojo a Lexi para avisarle que caminare un poco pero me doy cuenta que está absorta en su mundo asique simplemente doy media vuelta y me alejo un poco. Cierro los ojos y pienso en el hombre de mis sueños, una mezcla de sentimientos se apodera de mí, anhelo, confusión y deseo, ¿Quién es ese hombre? Será alguien que vi alguna vez en la calle y mi mente lo recordó de manera aleatoria? O será alguien que espera por mí? Siempre fui de las que creen en el destino y la magia, que si alguien está destinado a ti llegará a tu vida como sea.

El sonido de un tambor me saca de mis pensamientos, abro los ojos de golpe y observo de redor, a simple vista no parece haber nadie cerca de mí asique miro el bosque que limita con la propiedad sintiendo curiosidad ya que el sonido parece provenir de ahí –vamos Lena adéntrate al tenebroso bosque para ser comida de algún monstro- dudosa doy un par de pasos entonces comienzo a ver una pequeña luz adentrarse a la oscuridad y como digna curiosa con instintos suicidas la sigo. A medida que me adentro la oscuridad aumenta, trato de esquivar las raíces de los pinos para no caer pero no me percato a tiempo que la luz se ha ido por completo y el frío y humedad calan en mis huesos a pesar de traer ropa especial para el frío. La oscuridad es tanta que ni siquiera puedo ver la palma de mi mano frente a mi rostro, comienzo a sentirme asustada y cuando intento retroceder comienzo a escuchar tambores Tal vez unos cuatro o cinco, están muy cerca podría jurar que están rodeándome, vuelvo a retroceder pero esta vez tropiezo y caigo al suelo entonces comienzo a sentirme rodeada por personas que siguen tocando sin parar a mi alrededor, siento sus miradas y el calor de sus cuerpos, asustada llevo mis manos a mis oídos y me pongo en posición fetal tratando de proteger mis órganos vitales, trato de no moverme por si no me han visto o lo que sea, espero y espero hasta que caigo en un sueño profundo.

DescensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora