Capítulo 26

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Al día siguiente me desperté por un sonido doloroso, era como un chillido horrible, de esos que hacen las personas cuando cortan madera o algo. Me tapé los oídos con la almohada y luego se escucharon golpes en la puerta, Jeremiah me dio una gran sonrisa al verme, llevaba puesto un traje elegante, de abuelo, diría yo.

—¡A levantarse! —exclama, yo me tapé con las sábanas—. ¡Hoy es un nuevo día!

—Vete de aquí, tengo sueño —murmuré contra la almohada. Hasta que escuché recargar un arma y sentir el cañón en mi cabeza—. ¡AHHH! —grité contra la almohada de frustración.

Jeremiah quitó el arma para yo levantarme, tomé la almohada y se la lancé, él frunció el ceño para luego poner los ojos en blanco.

—Sígueme —dice.

Lo sigo por todo el laberinto hasta llegar a otra habitación, ¿Qué tan grande esta este puto lugar? Llegamos a un cuarto que parecía una pequeña cocina, pero a la vez era un comedor. La mesa estaba decorada con velas y tenía puesto los platos bien ordenados con los cubiertos al lado.

—Llámalo una cita —sonríe Jeremiah.

—Eso es raro —admito—, pero la aceptaré porque me muero de hambre y tu pagas la cuenta —sonreí.

Me senté y luego él se sentó al frente mío, habían huevos revueltos con tocino en nuestros platos y también un poco de pan y jugo de naranja en medio de la mesa. Empecé a comer los huevos primero, no me agradaba la idea de que tipo de carne era ese tocino, seguramente era carne humana que Jeremiah había cocinado y quería hacer que yo la comiera.

—Háblame de ti —me dice Jeremiah, yo arqueo una ceja—. Estaremos aquí por un tiempo así que me gustaría conocerte al menos.

—No hace falta que me conozcas —digo—, me iré de aquí rápido.

—Veo que no eres nada paciente —Jeremiah me mira a los ojos, tiene los ojos tan claros  que podría ver mi reflejo en ellos y me da escalofríos.

—Simplemente trato de aclarar las cosas, no te ilusiones —dije al terminar de comer—. Estaba rico, cocinas bien.

Entonces me imaginé lo peor, ver a Jeremiah Valeska con un delantal de cocina puesto y friendo huevos con tocino. Quería reír pero me aguanté, lo cual solo salió un ruido extraño de mis labios. Él me miró confundido pero carraspee para calmarme.

—Gracias —dice—. Cuéntame tu relación con Jerome —yo lo miré con una ceja arqueada—, vamos, eres mi cuñada, ¿no?

—Somos socios —dije—, solo eso.

—Oh no, amor, hay algo más —sonríe—. No es mentira que te has estado acostando con mi hermano.

—¿Y por qué quieres saber eso, pervertido?

—No por nada, simplemente quería saber, es que la verdad —sonríe—, mi hermano se ha cogido a muchas chicas.

—¿Al igual que tú? —pregunté, había que admitir algo, sin esas cejas ridículas, Jeremiah podría ser muy guapo.

—Solo soy hombre de una mujer —responde, yo tomo un poco de jugo de naranja.

—¿De Ecco? —pregunté, él puso los ojos en blanco—. No me malinterpretes, ambos eran una bonita y loca pareja, pienso que ella se merecía algo mejor. Digo, solo mírate. Huyendo de Jerome como un cobarde y luego transformarte en una copia barata de él, pero ya sabes lo que dicen, todos se pueden volver locos con solo tener un mal día.

Jeremiah se levanta de la mesa, yo lo observo hasta que se acerca a mi. En eso siento su palma estampar contra mi mejilla, sonreí, al parecer le había dado donde más le duele. Él me toma del cuello y me levanta.

—Vaya, yo creo que si eres rudo, tienes un raro fetiche con ahorcarme —dije, la mejilla aún me dolía pero me divertía al saber que Jeremiah era un poco débil.

—Sí que eres irritable —escupe, me mordí el labio.

—Me lo dice mucha gente —sonreí como pude, se me estaba acabando el aire, y él se dio cuenta, ya que hizo presión en mi cuello.

Él me soltó, tirándome al suelo, me quedé ahí tratando de tomar todo el aire que podía para luego toser. Me entraron unas terribles náuseas por eso. Al recuperarme me levanté, Jeremiah estaba recogiendo los platos, pero luego se detuvo.

—Mi plan no es matarte, Violyn —dice—. Al menos no ahora.

—Tampoco esperaré a que lo hagas —dije.

—Aunque tienes razón —dice acercándose a mí—, tal vez mi Ecco se merecía a alguien mejor. Sin embargo se quedó conmigo, porque creyó amarme, creyó que podía pertenecer a mi mundo, pero solo era un estorbo.

—Qué estúpida —mascullé.

—Lo fue —asiente Jeremiah—. Y es aquí donde me atrevo a preguntar, ¿qué pasará contigo cuando Jerome se de cuenta que eres un estorbo al igual que ella?

Mi sonrisa se desvanece. ¿Qué pasaría conmigo después? Nunca lo había pensado así. ¿Qué habría después? Jerome puede deshacerse de mi en cualquier momento, eso lo tenía claro, pero no sabía si viva o muerta. De tan solo pensarlo me daba una sensación de decepción, algo como tristeza. ¿Por qué? Había dejado mucha gente atrás y no me había importado para nada, pero siento que si Jerome lo hace una vez, me sentiría rara por un tiempo. tal vez lo superaría con el tiempo, si es que me deja viva.

—Espero que hayas entendido lo que te estoy tratando de decir, Violyn —lo fulmino con la mirada—. A Jerome no le importa nada más que no sea él, solo estoy tratando de que abras los ojos.

—¿Abrir los ojos? —pregunté—. ¿Por qué? ¿De qué sirve que yo abra los ojos?

—No quiero que salgas lastimada.

—Como si yo te preocupara mucho, Jeremiah —pongo los ojos en blanco.

—Solo trato de hacerte entender, que si sigues con esto saldrás muy lastimada.

El abre la puerta de la cocina y espera a un lado de esta. 

—Las damas primero —sonríe.

Lo miro por un momento y avanzo hacia adelante, cuando él está apunto de seguirme, tomo la manilla de la puerta de fierro y la cierro lo más rápido que puedo, poniéndole seguro.

Me alejo de ahí lo más rápido que puedo y empiezo a correr por el laberinto, siento que llevo haciendo esto por unos minutos, pero todo se vuelve igual, todo es lo mismo. Es como un laberinto de nunca acabar, cuando siento que estoy cerca, noto algo que cae del techo. Era una especie de gas. Mientras controlaba la respiración cada vez me sentía más cansada y más, y más, hasta el punto que tuve que cerrar los ojos.

MANIAC  ☢︎Jerome Valeska☢︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora