Capítulo 12

2.7K 235 34
                                    

Necesitaba ir al baño, había bebido mucho vino y Champagne en casi toda la noche.  Jerome me había dejado sola, y Selina tampoco estaba cerca, ella también estaba apostando. Estaba paseando por el segundo piso en busca de un baño, cuando escucho una voz en una habitación, no le di importancia, hasta que mencionaron el nombre de Bruce Wayne. Paré para asomarme un poco.

—Bruce Wayne es una amenaza para todos nosotros —dice alguien—. La Corte no es simplemente un juego que puedes negar.

—Matemos a Bruce Wayne —dice otro sujeto.

—No por ahora, pero el día llegará, tarde o temprano.

Necesito decirle esto a Selina, me separé para seguir buscando un baño, cuando lo encontré entré rápidamente a hacer mis necesidades. Cuando salí me topé justamente con Selina y atrás de ella venía Bruce Wayne, me acerco a ella.

—Necesito hablar contigo —le digo.

—Adelántate, te alcanzo ahora —le dice a Bruce, él asiente—. ¿Qué pasa? —pregunta cuándo se ha alejado.

—Planean matarlo —le susurro—. La Corte, planea matar a Bruce Wayne —ella abre los ojos de la impresión.

—Tengo su dinero, treinta y cinco para ti y cincuenta para mí —asiento, algo era algo, aunque creía que Jerome estaba buscando el dinero. Si Selina lo tiene, ¿en dónde estaba él?

—Ten cuidado —le digo, ella sonríe.

—Creo que eso deberías decírtelo a ti —dice para luego encaminar hacia donde Bruce Wayne había ido.

Bajo al primer piso, Edward me espera al final de la escalera, traté de evitarlo por mucho tiempo y ahora aparece en casi todo. Me apoyo en la pared y él se me acerca.

—Así que... Valeska —yo asentí—. Y pensar que Crane era bajo.

—Cállate, ni siquiera sabes en lo que estoy trabajando —digo tomando una copa que un mesero estaba tendiendo, pero Edward me la quita.

—Creo que ya bebiste mucho, y para ser tu compañero de trabajo no lo he visto contigo últimamente —sonríe—. Lo vi metiéndose con una chica en una de las oficinas del primer piso, la oficina 3-B si mal no recuerdo —puse los ojos en blanco.

—¿Y eso debe dolerme?

—Pienso que sí porque tu estás haciendo todo el trabajo, cariño —sonríe. Me mordí el labio, tenía algo de razón.

—Acompañame a dar un paseo —sugerí—. Hay mucho ruido aquí.

—Veo que no has cambiado mucho desde la ultima vez que nos vimos —dice tomando mi brazo para caminar lejos de la multitud.

—Solo ha pasado un año desde eso —admití.

—Sé que te hice daño —añade. Mientras se quita el antifaz y se coloca sus anteojos, yo también me quité la mía.

—Ya basta, te dije que no me enamoré de ti —aclaré mientras paseábamos por un largo pasillo lleno de retratos—. Sin embargo no entiendo como tú pudiste. Sé que ahora eres Edward conmigo, pero cuando cambias al Acertijo era muy...

—¿Difícil? —asentí—. Ni yo lo entiendo tampoco —en eso toma mi mejilla—. Simplemente fue difícil olvidarte y cuando te fuiste yo... tampoco hice nada para que regresaras. Sé que te ilusioné y sé que te prometí cosas que no llegué a cumplir, y lo siento.

Nunca me encariñé con Edward, tuvimos nuestro tiempo juntos, lo admito, era feliz, pero cuando descubrí todo lo que Cobblepot le mandó a hacer terminé decepcionada. Al menos, me agradaba que al menos sé estuviera disculpando. Y de pronto sentí sus labios contra los míos, me tomó de la cintura para tenerme más cerca de él y yo rodeé mis brazos en su cuello. Nygma nunca fue mi novio o algo parecido, le tuve afecto pero jamás amor, y creo que a eso le dolía.

Nuestro beso fue interrumpido por unos gemidos que escuchamos cerca de nosotros, al separarnos vimos que estábamos al lado de la oficina 3-B. Negué con la cabeza.

—Será mejor que lo saque de ahí antes que la embarace —reí, él negó con la cabeza.

—Nos vemos luego, entonces —yo asiento.

Cuando Nygma se va, abro la puerta de la oficina para ver a Jerome con los pantalones abajo mientras una chica le estaba haciendo un oral. Esto es lo más asqueroso que he podido ver.

—Jerome, nos vamos —exclamé, él abre los ojos y sonríe.

—¿No te unes? —pregunta. Pongo los ojos en blanco y tomo el pelo de la chica para separarla de ahí. Ella se queja, tocándose el cabello.

—Disculpa, tengo que llevármelo a casa —dije arrastrándola hacia la salida, para luego cerrar la puerta. Me vuelvo para ver a Jerome acomodándose la ropa—. Dijiste que estábamos aquí para trabajar —reclamé.

—Ven, déjame tocarte —dice acercándose a mí pero lo aparté.

—Aléjate, no quiero que me contagies algo —y él ríe, me acerco un poco más cuando noto que sus ojos están dilatados—. ¿Estás drogado?

—No lo sé —sonríe—. ¿Hay algún problema si lo estoy? La señorita me ofreció un martini y no podía negárselo.

—Tenemos suerte de que el dinero ya esté en el auto, ponte bien el antifaz —dije, poniéndome el mío también.

¿Cómo diablos lo han podido drogar? ¿Acaso se dieron cuenta de que él estaba aquí? Lo dudo un poco, su disfraz no era el mejor, eso de seguro, pero las luces tampoco eran nítidas en el casino.

—Hay que irnos.

MANIAC  ☢︎Jerome Valeska☢︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora