Miradas.

108 6 2
                                    

El chico de la foto es Ismael.

Leyre POV:

Mi sangre se heló, sentí su mano rodeando mi muñeca y para colmo me miraba con su mirada de superioridad, que por cierto me daban ganas de partirsela a puñetazos, cuando abre la boca para soltar tal gilipollez que he podido escuchar en mi vida.

-Ey, ¿no te vas a despedir?

Me armé de valor y le pegué un pisotón en el pie, se que fue infantil pero ver su cara retorciendose de dolor me encanta.

-Uy, perdón. Ha sido sin querer queriendo. Adiós.

Y salí del aula con una sonrisa victoriosa. Mientras iba pensando -¿A qué esa no te la esperabas, eh, pedazo imbécil?- se me escapó una mini risita diabólica que fue interrumpida por Fran.

-¿Qué has echo y por qué vas riendo por lo bajo como una loca?

-La vida me presenta la oportunidad de tomar un trozito pequeñísimo de venganza. Pero falta todo el año para completarla entera. Muajajaja.

-Vale, no te entiendo pero me voy a clase que me toca Literatura con la ciervo (llamamos ciervo a una de las profesoras porque su marido le puso los cuernos por amargada, y no me extraña)

-A mi Matemáticas, ¡yuju! *nótese el sarcasmo*

En mi instituto las clases se asignan por un grupo de alumnos y se forma una clase, no como en otros institutos que cada vez tienes distintos compañeros, aunque ya me gustaría.. Por tanto me tocaba pasar 30 horas a la semana con mi gran amigo Ismael. ¡¿Por qué tuvo que elegir lo mismo, eh?! Dios, como lo detesto.. Pero se me pasaban por la cabeza travesuras jejejejeje. Vale, ¡parecía loca!

En el descanso, me reuní con mis amigos, pasó tan rápido los 30 minutos.. Y típico Fran y yo hicimos una escena dramática, fue gracioso ver como se tiraba al suelo diciendo que no podía y yo fingiendo llorar. Bueno y la vuelta a clase, y ahí estaba él, yo evitaba el contacto visual a toda costa pero sentia su mirada, iug.

Las horas pasaron lentas y aburridas y llegó la hora de irnos a casa.. por fin. Decidí ir sola a casa y mientras en el camino pensar en mis cosas. No habían pasado tres minutos y sentía alguien detrás y observándome pero giraba y no veía a nadie. Me resultaba extraño todo. De repente, noto como alguien pone un pañuelo en mi boca y nariz para que inspire cloroformo, espera, ¡¿cloroformo?! ¡ME ESTABAN SECUESTRANDO!

Cuando comencé a despertar sentía una jaqueca impresionante, todo me daba vueltas y estaba atada de pies y manos. Las cuerdas estaban fuertemente apretadas, tanto que me estaba haciendo herida. Pasaron una media hora o así y fuí recobrando conocimiento, salí del instituto, me despedí de mis amigoa y volvía a casa y ya no me acuerdo de nada más. Estaba en una habitación que parecía que era de un niño pequeño.

La puerta se abrió y pasó una mujer, llevaba una máscara y no la pude reconocer.

-Bueno niñita, es hora que pagues lo que hiciste.- me dijo la mujer, cosa que no comprendia.

-¿Quién es usted? ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí? ¡Y soltadme, estas cuerdas me hacen daño!- me comencé a poner nerviosa, no sabía nada y me iba a dar un ataque de ansiedad..

-¡CÁLLATE Y DEJA DE HACER TANTAS PREGUNTAS! Todo esto es tu culpa y pagarás las consecuencias- y sin más se fue.

Tengo miedo, muchísimo. No sé de qué me habla y temo que me mate o algo por el estilo..Tras unas horas, más bien parecían siglos, entra otra persona, es la mujer de antes y trae comida.

-Te he traído comida seguro que estás hambrienta.

-¡No pienso comer nada, a saber si lleva veneno! Responde a mis preguntas inmediatamente.

-Bien, estás en mi casa porque hiciste algo que no debías hace tiempo y ahora pagas los platos rotos.

Se fué pero antes me desató y me dijo que no intentara nada de lo que luego pudiera arrepentirme. Pero ví mi escapatoria, la ventana. Iba a saltar cuando la puerta se abrió de golpe.

Nota del autor:
¡Hola! Gracias por leer♥

Triste y cruda realidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora