Bienvenidos.

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No sé cuánto tiempo llevamos besándonos. Su lengua danzaba con la mia. Rompí el beso lentamente, apoyé mi frente con la suya, lo miré a sus ojos. No sabía describir lo que me querían decir. Estuvimos un largo tiempo así pero retrocedí un paso, lo miré divertida. Este dió un paso hacía a mí y me envolvió en sus fuertes brazos. No sentia mis pies en el suelo. Inconscientemente habia enrrollado mis piernas a sus caderas y le hacia relinchar y cabalgar como los caballos mientras yo imaginaba que tenia un lazo en mi mano. Después empezamos a reirnos. Me giró de tal forma que quedamos cara a cara. Esta vez fuí yo la que se sorprendió cuando me dí cuenta que sus labios estaban sobre los mios. Sus labios eran suaves, carnosos y tenia un dulce sabor. En cambio los míos son finos y estaban rotos del frio.

-Quiero besarte hasta degastarte los labios.-

Mi sangre se acumulaba en mis mejillas, una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo y mis piernas eran como gelatina..No sabía que debía responderle, un ruido me sacó de mis pensamientos. Era la puerta. La cara de mi madre fue épica. No me había dado cuenta de que seguia subida en Christian y estabamos cerca, muy cerca.

-Perdonar, no quería interrumpir.- se disculpó mi madre-

-No interrumpes nada mamá.- dije con mis mejillas notoriamente rojas-

Corriendo María me abrazó por las piernas mientras miraba mal a Christian y le sacaba la lengua.

-Es mi hermana y no me la vas a robar chico feo.- le dijo Maria a Christian, este me miraba pidiendome ayuda con la mirada-

-Tranquila, no voy a robar a nadie. Me tengo que ir, luego te envio un mensaje por la noche, gracias por venir esta mañana.- dijo dirigiendose a mi, mi hermana le seguia mirando igual-

-Te acompaño a la puerta, quedate aquí Maria.- nos dirijimos a la puerta y alli abrí la puerta y me dí cuenta de que estaba lloviendo a mares- Oye, deberias quedarte aqui hasta que pare de llover es muy peligroso que conduzcas con esta lluvia.-

-Vale.- dijo mientras se encogia de hombros restándole importancia-

Mi madre nos preparó chocolate caliente y para dejar la incómoda situación de que mi madre mate a Christian a preguntas le sugerí subir a mi habitación. Aceptó. Cuando estabamos subiendo las escaleras notaba como me miraba el trasero pero decidí no decir nada. Al pasar se acercó a la estanteria enorme que tenia de libros leídos desde que tenia 8 años. Mi padre construyó esa estanteria para que de alguna forma viera como crezco. Pasó su dedo índice por cada libro deleitandose de su textura.

-¿Has leído todos?-

-Mmm, sí.- dije bajando mi cabeza, Christian me agarró del mentón obligandome a mirarlo a los ojos-

-Me gustas.- y plantó un tierno beso en mi mejilla- Se te ve cansada, vamos a echarnos una siesta.-

¿SIESTA? ¿HA DICHO SIESTA? Dios, me encanta. Me tumbé y él imitó mi acción. Pasó su brazo por mi cintura, acercándome a él. Caí en un sueño profundo disfrutando de como su respiración chocaba en mi cuello. Me gustaba. Pero,¿cuánto?

Al despertarme nadie estaba en mi cama, por un momento pensé que todo podia haber sido un sueño. Pero una nota en mi mesita de noche me confirmó que no lo fue.

"Me he tenido que ir porque tu tío me ha llamado, siento irme. Me ha encantado dormir contigo, espero hacerlo muchas más veces. Mañana hablamos."

Tiene una letra preciosa es cursiva y pequeña. Me ha dicho que le ha gustado dormir conmigo. Mi corazón va a mil por hora, tengo miedo de qué se me salga. No sabia que hacer, estaba feliz. Eran las 3 de la mañana, debia dormir pero no tenia sueño.

Triste y cruda realidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora