ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 5; ᴄᴀɪᴅᴏ ᴄᴏɴ ʟᴀ ɴᴏᴄʜᴇ

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Annabel se recargó contra Matthew mientras sus cuerpos se sacudían por las calles en el carruaje del Instituto, solo cerraba sus ojos, bostezando de vez en cuando rogando que el sueño no le ganara.

Matthew estiro su cabeza hacia atrás, moviéndose hacia un lado, Annabel volvió a acomodase en su pecho, él sonrió mientras tomaba con más fuerza su cintura, Cordelia los miro, pensó que podrían ser una buena pareja pero al ver a Lucie un poco incomoda no pudo evitar pensar si ella sentía algo por el rubio.

Annabel pensaba que todo era un desastre después de lo que paso en el parque, en el momento en el que los demonios se fueron, habían dejado un gran desastre, heridos, destrozos pero ninguna muerte.

-Aun no entiendo cómo es posible. -dijo Lucie- Los demonios no salen durante el día. Simplemente no lo hacen.

-Escuché que aparecieron antes, cuando el cielo estaba cubierto por nubes espesas. -Dijo Cordelia- Si la luz del sol no las puede atravesar... - Matthew soltó una risa ronca, Annabel trago duramente al escucharlo.

-Esa tormenta no fue natural. Aun así, tampoco había escuchado jamás de demonios que puedan controlar el clima. -Sacó una licorera plateada del bolsillo de su chaqueta. Lucie le lanzó una mirada afilada antes de voltear hacia otro lado mientras Annabel le daba un codazo.

- ¿Vieron sus heridas? -preguntó Lucie- Nunca había visto nada como eso. La piel de Barbara se estaba volviendo negra en los bordes de donde fue mordida...

-Nunca habías visto nada como eso porque nunca ha existido igual-dijo Matthew- ¿Demonios proveen su propia noche? ¿Qué nos atacan cuando somos vulnerables porque creemos que no podemos ser atacados?

-Matthew basta. -murmuro Annabel.

-Matthew -dijo Cordelia bruscamente- Deja de asustar a Lucie, ni siquiera sabemos a qué nos enfrentamos todavía. Él tomó un trago de la licorera mientras el carruaje se movía a través de Ludgate Circus y hacia Fleet Street.

-Lucie no se asusta, ¿o sí, Lucie? - Lucie cruzó sus brazos sobre su pecho.

-Temo por Barbara y Ariadne, y por Piers -le dijo- ¿A ti no te preocupan? Barbara es nuestra familia, y Ariadne es una de las personas más amables que conozco.

-En este mundo no hay protección especial para las personas amables -comenzó a decir Matthew, y se interrumpió cuando Cordelia le lanzó una mirada fulminante. Tomó otro trago de su licorera y enseñó sus dientes- Sí, me estoy comportando como una bestia. Lo sé perfectamente bien.

-Entonces para -dijo Cordelia- Mi padre siempre decía que entrar en pánico antes de conocer todos los hechos era como pelear la batalla del enemigo por él.

-Pero, ¿quién es el enemigo? -dijo Lucie.

- Demonios, supongo, aunque los ataques demoníacos usualmente carecen de estrategia o método alguno. Estos demonios evitaron a cada mundano en el parque y fueron directamente hacia nosotros. -dijo Annabel. - Mal momento para tener sangre demoniaca. -dijo mirando al piso del carruaje, Matthew bufó.

① 𝑪𝒊𝒖𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆 𝑫𝒆𝒎𝒐𝒏𝒊𝒐𝒔 ┃CDS: 𝑳𝒂𝒔 𝑼𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂𝒔 𝑯𝒐𝒓𝒂𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora