El espectro

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Sería menos complicado empujar esa carreta si no tuviera esas enormes ampollas en sus manos producido por el esfuerzo de trabajar todos los días.
Era muy grande la distancia que le quedaba para llegar a su aldea y no quería arriesgarse a pasar tanto tiempo en ese camino oscuro.

El atajo que decidió tomar no era para nada habitado y mucho menos a esas horas.
Se encontraba preocupado pero llegar rapido a su casa era su prioridad, para sus dos hijos era como una aventura jamás vivida caminar y jugar por ese ese bosque.

Era un bosque frondoso con árboles muy gigantes y con raíces enormes. El sol poco a poco empezó a ponerse y la oscuridad fue total en ese camino, no había luna que les alumbrará por dónde pasar la carreta, aún así siguieron su instinto y se sumergieron aún más.

Le pidió a los niños que estuvieran adelante de la carreta para quitar las ramas y algunos arbustos que estorbaban en el abandonado camino.
Pensó que podrían acampar en ese bosque mientras amanecía pero ahí habitaban muchos criaturas aterradoras, diversos animales y hasta se escuchaban los aullidos de algunos lobos a la distancia.

Los niños seguían su aventura sin saber de los peligros que podían pasar. La niña pequeña se detuvo un instante y su hermano le preguntó que le sucedía y por qué tenía esa cara de susto.

El padre les gritó algo desde atrás pero ellos no le prestaron atención. La niña señaló hacia adelante y los dos buscaron con la mirada sin ver nada , solo oscuridad y arbustos.

El quería seguir empujando la pesada carreta para salir de ese lugar y llegar a casa pero sus hijos estaban atravesados y concentrados en la voz escalofriante que salía del lugar donde señaló la niña.

Era una voz que te hacía helar la sangre, era como un siseo pero se le podía entender claramente a pesar de sonar tan tenebroso.

-Me encanta llevarme niños y tus hijos se ven tan deliciosos que no serán la excepción - dirigiéndose al padre luego de un silencio sepulcral.

El padre no sabe muy bien que pasó a continuación porque su hija pequeña desapareció de frente en sus ojos. Empezó a correr por todos lados y la voz sonaba en su cabeza una y otra vez preguntándose ¿Dónde estaría su hija? ¿A qué se refería con que se ven deliciosos? Se le vinieron miles de preguntas y miles de pensamientos, muy angustiado se montó en la carreta para ver sobre la maleza pero solo lograba ver árboles enormes y oscuridad.

Un grito de angustia y de desesperación sonó y supieron inmediato que era de la niña y provenía de los arbustos a su izquierda. Empezaron a correr a esa dirección. Corrieron desenfrenados a través de ese bosque lleno de ramas que los cortaban, después de unos cien metros se encontraron con un río. La niña sobre una roca se tambaleaba a punto de caer, los dos fueron hacia ella pero en el último segundo la niña emitió una sonrisa diabólica y se lanzó al torrente rio colisionando con una roca y su cuerpo se perdió a lo lejos por la fuerte corriente.

Se sentía tan inútil después de ver eso, no pudo salvar a su hija y solo le quedó llorar sin poder hacer nada. El grito del padre cesó cuando volvió a escuchar la macabra voz que lo alertó de inmediato. Decía que no estaba satisfecho y que quería también a su otro hijo. Buscó rápidamente al niño para protegerlo, esta vez el quería salvarlo y no permitiría que se ahogara o que se lanzara al río pero su hijo petrificado lo miraba con miedo y detrás de este se encontraba el espectro.

Una sombra negra con ojos rojos lo miraban directamente que se paró en seco. Era una espada o era el brazo de ese espectro que atravesaba el cuerpo de su hijo terminando con su joven vida y arrojando su cadáver al río.

El dolor de su pecho se incrementó, no había perdido a uno si no a sus dos hijos en una noche y el culpable era un espectro que no sabía que era o quién era o que hacia con sus hijos si solo quería matarlos o para que los necesitaba.

Empezó a sentirse cansado y débil,  solamente veía borroso pero alcanzó a ver sus propias manos y su propio cuerpo pero el no sentía que se estaba moviendo, otra persona o era una cosa que movía su cuerpo a voluntad propia. Se dió cuenta que el malévolo espectro estaba en su mente manejando su cuerpo, lo sentía. El no podía hacer nada y solo recordaba a sus hijos con tristeza cuando sintió una estaca atravesando su estómago y luego no podía respirar porque sus pulmones se llenaban de agua. Al último segundo de perecer el espectro hizo su manifestación y le explicó que ese río le pertenecía, ahogaba a las personas para enriquecer su torrencial. Dió un último suspiro para buscar aire pero solo entraba agua, cerró los ojos pensando en sus hijos y murió.

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