Aquella noche bajo la lluvia la luna fue testigo del amor que apenas florecía entre ambos jóvenes, bendiciendo en silencio aquella unión cuyo final los destrozó
-𝘗𝘰𝘳 𝘧𝘢𝘷𝘰𝘳...𝘯𝘰 𝘮𝘦 𝘥𝘦𝘫𝘦𝘴...
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🐈 Chat Noir / Adrien...
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El ruido incesante de las gotas cayendo por las calles de París se escuchaban como un murmuro lejano cuyo cantar era escuchado desde hace algunas horas, acompañando el pesar del joven cuyo corazón había sido destrozado, llegando el dolor a su alma sin siquiera prepararlo para no derrumbarse ante la perdida.
Sus ojos buscaban los de su amada, pero estos no se encontraban mas a su lado, había partido sin preguntar a un lugar donde el jamas podría alcanzarla, un escondite donde la luna no podría encontrar su silueta por las noches.
El joven abrazaba su propio cuerpo en busca de un consuelo que lo aliviara de su penar, ignorando por completo que su transformación se había terminado en medio de las calles lluviosas de París, incluso si se hubiera dado cuenta el no le habría dado importancia, nada le importaba mas ahora mismo que el traer a la joven nuevamente a su lado, de cualquier modo posible. El pequeño kwami observó con tristeza a su portador, sintiéndose afligido por ver a su mejor amigo sufriendo de esa manera, quería poder decir algo que lo animara mágicamente, sin embargo nada vino a su cabeza, solo pudo abrazar al chico tratando de protegerlo del mundo, aunque sus brazos fueran muy pequeños para si quiera proteger su mejilla.
–Por favor... No me dejes...– Lamentó en un susurro, aferrándose mas al pequeño collar de plata que sostenía con esmero.– No así, por favor te lo ruego... Vuelve.
No recibió respuesta, solo escuchó el murmullo del clima aumentar de intensidad, incitándole a refugiarse de la tormenta que comenzaba a volverse mas salvaje.
Su acompañante trató de convencerlo de regresar a su hogar, el ignoró por completo al kwami a su lado y se mantuvo en las calles mojadas de la ciudad, soportando el clima tempestuoso con tal de seguir junto al pequeño rosal cuya promesa de amor había protegido entre sus espinas, manteniendo seguro aquel recuerdo de romance entre ambos jóvenes, memoria que ahora no era mas que un amargo duelo.
Cuando un pequeño grupo de nubes se movió ligeramente, una brecha en el cielo formó una ventana por la cual el hermoso astro azul observó nuevamente ambos corazones siendo unidos por un pequeño hilo carmesí, sin embargo, en esta ocasión sus almas habían sido separadas, dando fin al trágico romance que habían podido disfrutar con fervor en su momento, sin esperar que su conclusión fuese tan dolorosa para ambos.
Tal vez, si sus manos se hubieran entrelazado antes, el destino que los unía no habría tenido un funesto final, quizá sus corazones habrían podido regocijarse en el amor del otro un poco mas, tal vez la Luna habría podido bendecir por infinitas noches sus encuentros diurnos, iluminando el romance que mantenían con tanto aprecio.
Pero el tal vez no existe, y los momentos que habían pasado juntos eran ahora solo pequeñas gotas que se desvanecían al estrellarse contra el infausto presente.
De aquello solo quedaba la promesa de amor eterno que no habían podido cumplir como ellos querían.
