🥀🌙 | 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐒𝐞𝐢𝐬

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–Me temo que la condición de su hija no mejorará, si no todo lo contrario.

Aquellas palabras por parte del doctor destrozaron el corazón de sus padres, no solo no podrían hacer nada por su hija, si no que tendrían que ver como empeoraba día con día sin hacer nada.

(____) solo tenía 6 años cuando descubrieron que sus constantes mareos, jaquecas, dolores y quemaduras eran a causa de una extraña enfermedad con la que había nacido. Al principio varios doctores la diagnosticaron erróneamente, alargando la interrogante del por que la pequeña de orbes azules poco a poco se volvía mas débil, reflejándose su deterioro en el tono cada vez mas claro en sus ojos.

Sin embargo, su enfermedad no destruyó solamente poco a poco su cuerpo, si no toda su vida.

La ahora dueña de ojos plata observaba su reflejo en el espejo de su tocador, siendo iluminada únicamente con el tenue danzar del fuego en la vela de su habitación, brillar que aún siendo suave lograba lastimar su vista, teniendo que cubrirla con una lampara de papel para atenuarle aún mas.

Miró sus ojos con tristeza, aquel azul cristalino tan bello que había heredado de su madre había desaparecido hace algunos años, dejando en su lugar un plateado que a su parecer era repugnante, pues este representaba todos sus males, volviéndose mas blanco con forme su vida se desvanecía.

El golpeteo suave de la ventana interrumpió sus pensamientos, obligándose a si misma a olvidar sus penas para sonreír a su gatuno amigo, a quien le había tomado mucho aprecio.

–Buenas noches mi Lady ¿Como se encuentra esta noche?– Tomó con delicadeza la mano de su amiga y beso el dorso como de costumbre, sonrojando la delicada piel de la contraria.

Desde que el rubio había visitado brevemente su habitación, este se había comportado un poco mas curioso en cuanto a su vida, descubriendo que aunque su amiga no fuera una heroína enmascarada, ocultaba tras de si incluso mas misterios que los propios miraculous.

–No me quejo gatito ¿Hoy volviste a salvar a París?– Preguntó mientras lo invitaba a sentarse en las sillas de su balcón.

Otro dato al cual le había dado importancia: Ella no tenía idea de lo que sucedía durante el día, de hecho parecía totalmente ignorante a cualquier cosa o noticia que no fuera difundida en los periódicos. Además, a su alrededor nunca había ningún aparato electrónico que emitiera luz.

–Así es, hoy un bebe gigante quizo utilizarme de juguete.

Las horas pasaron entre los dos, disfrutando de la voz del otro y siendo abrigados por la calidez del clima veraniego, olvidando por momentos cualquier otra responsabilidad o preocupación que pudiera atormentarles después.

El poco tiempo que pasaba con el héroe aliviaba su corazón, ignorando su enfermedad y sintiéndose como una persona normal. Esto sería algo hermoso, si tan solo no hubiera olvidado el amanecer.

–Oh vaya, el sol esta por sali- ¿¡Mi Lady!?– La amena conversación se vio interrumpida cuando la mirada calma de la contraria se convirtió en un gesto de puro terror, dirigiéndose de inmediato al interior de su hogar.

Cerró con fuerza las puertas y cubrió por completo el cristal con sus cortinas, sin embargo su piel fue alcanzada por un pequeño rayo solar, obligándola a soltar la tela y ocultarse en la esquina junto al ventanal, dejando un pequeño espacio por el cual la cálida iluminación alumbraba dolorosamente el cuarto.

–¿Que sucede? ¿Estas bien?– El quejido de dolor de su amiga lo había alertado, empezando a avanzar hacia el interior con paso decidido, sin embargo cuando su mano estaba a punto de abrirse paso al interior, una voz lo interrumpió.

–¡No entres! Por favor... No dejes que entre la luz...– Sus ojos empezaron a arder, viéndose obligada a cerrar los ojos ante el cegador brillo del sol que iluminaba su habitación, sintiendo el ligero  quemar en su delicada piel.

Aquella persona que nunca la había visto como alguien extraña, como un ser frágil al cual debía tratar con sumo cuidado y precaución, había descubierto su delicado estado. Ella pensaba que podría dejar de lado su enfermedad con el, incluso pensó que podría vivir por una vez en su vida como alguien normal, sin embargo ese desliz de tiempo había sido un duro recordatorio de que nunca podría ser normal.

El rubio miró con pena el obscuro interior, empezando a deducir un poco de lo que ocurría. Abrió con delicadeza el ventanal y cerró por completo el paso de luz con la tela gruesa de sus cortinas, terminando así con el dolor de su amiga, quien soltó aire aliviada cuando el ardor se detuvo. Se levantó y posicionó frente a la ventana, dirigiendo su mirada al héroe tras la cortina, aunque no podía ver su silueta debido al grosor de esta.

Ambos encontraron sus miradas sin darse cuenta, siendo separados únicamente por el marrón de la tela.

–Lo sien- Su disculpa fue interrumpida por la dulce voz del héroe.

–No te preocupes mi Lady ¿Estas bien?

𝙄𝙣 𝙏𝙝𝙚 𝙍𝙖𝙞𝙣 | Chat Noir x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora