Capítulo 9

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Naraku


¿Cómo se siente un corazón roto?

Se siente como la mierda.

La verdad es que nunca me pasó por la mente que Kikyo me fuese a rechazar. Vamos, una buena química, una buena relación. Por fin me sentía bien dentro de una relación con una persona y Kikyo acaba de darme el golpe definitivo.

Tal vez es que no sirvo para las relaciones.

Ese pensamiento me hace hacer una mueca de asco porque yo estaba dando lo mejor de mí para que ella vea que no era solo un rato. Por Dios, le dije que la amaba. Ella es la primera mujer aparte de mi madre que le confieso esas palabras. La única mujer que ha llamado mi atención de esa manera desde joven. No hablo de antes había amor, porque no, pero si estaba esa necesidad de saber que ella estaba bien, que había dormido tranquila, comido bien. Incluso que respiraba bien y todo eso solo se multiplicó cuando pasó lo del bastardo asqueroso de su maestro.

Al menos pensé que ella me conocía realmente.

Doy otro largo trago a mi botella mientras veo la pista llena. Me siento herido, maldición. ¿Cómo se supone que uno se quita este dolor del pecho? Porque llevo unas semanas intentando alejarlo, pero continúa jodiéndome la vida.

Amaba estar en mi departamento, pero desde que lo hice el lugar de nosotros dos no se siente bien estar en él. Todo es muy callado, no hay conversaciones de lo que pasa en el mundo. Ya no encuentro la sonrisa de Kikyo luego de estar juntos, no la veo sentada mientras trabaja en contra de lo que su padre quiere. Me gusta esa mujer y no puedo tapar el sol con un dedo. Sé que no tengo la mejor reputación, bueno, yo mismo la he creado, pero al menos pensé que ella iba a darme el beneficio de la duda.

Tantas mujeres que tenía para que mi corazón se fijara en la que me lo rompería. Es tan irónica la vida.

Bebo una vez mas de mi botella pidiendo otra. Sé que ya estoy ebrio porque solo tengo ganas de ir donde Kikyo y exigirle que me ame. Como si fuese un cachorro en busca de amor. Hasta donde he llegado.

Me rio como idiota por lo estúpido que me siento ahora. Sé que Kikyo es una gran mujer, pero ahora tengo una espinita en el pecho que me grita que busque todos los defectos, pero es que aun cuando los busco no los encuentro. Ante mis ojos ella sigue siendo una mujer perfecta, tal vez no para el mundo, pero para mi simplemente Kikyo es perfecta. Siento que es la mujer que revoluciona mi vida con su sola sonrisa.

Unos brazos me rodean desde atrás y yo sonrío. Cuando giro me encuentro con unos bonitos ojos mirándome. Enfoco porque no se de quien se trata para luego sonreír.

—¡Kagura!—grito sonriendo, ella se separa y me observa fijamente.

—¿Estas ebrio?—pregunta y yo simplemente sonrío sin negarlo.

—¿Yo?—pregunto sin perder mi sonrisa—para nada—ella asiente sin parecer muy confiada.

—Vamos guapo, te llevaré a casa, parece que llevas muchos tragos de más—niego rápidamente.

—Estoy ahogando... mis penas—comento alargando la S—hay una mujer que simplemente me rompió el corazón. La odio—murmuro.

—¿La odias?—pregunta ella y la miro mal.

—No la odio, no preguntes idioteces—ella se ríe sentándose a mi lado.

—No puedo creerlo, ¿te rompieron el corazón?—hago una mueca de asco tomándome otra cerveza como si fuese agua. La verdad es que no me importa donde amanezca hoy porque eso no hará diferencia alguna. La mujer que amo me pateó fuera de su vida.

Siempre ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora