Capítulo 3

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Papá me abraza y en verdad me siento muy cómoda recibiendo este cariño que he negado durante un buen tiempo. Hay algo mágico en sentirte entre los brazos de tu padre, es como volver al tiempo donde corrías hacia él buscando alejar los malos sueños, malos momentos o los fantasmas creados por tu mente pequeña e inocente.

Mi padre es un excelente hombre que es muy amoroso con su familia. Un hombre que no duda en lanzarse contra el fuego y contra el mundo si de proteger a los que quiere se trata. Papá es un hombre que siempre nos ha enseñado a ir por lo que queremos. Un hombre que nos ha dicho desde pequeñas que no hay obstáculo que nos venza mientras tengamos en la mente que queremos llegar a la meta que nos imponemos, que los sueños se hacen realidad y que su felicidad siempre estará ligada a la nuestra.

Mi padre fue un hombro de apoyo incondicional, un amor tan puro y sincero. No le importó irse contra todos cuando me atacaban, pero también fue quien me abrazó, quien me susurró palabras de aliento y quien me dio la fuerza para continuar. Papá fue ese que aun cuando le dolía mi decisión de alejarme de ellos e irme a Londres, me regaló una sonrisa y me murmuró un: Si eso te hará feliz, tienes mi apoyo.

Por eso siempre lo he admirado, él es mi ejemplo a seguir, se puede decir que es el hombre en quien más confío, aunque este un poco loco de la mente, pero papá es un grandioso hombre que mamá supo atrapar con sus encantos.

—Es bueno que visites en el trabajo a tu viejo padre—habla besando mi cabeza y soltándome del abrazo—eso me hace recordar cuando eras pequeña y amabas estar todo el día en la empresa preguntando como funcionaba—sonrío ante el recuerdo tan bonito de mi niñez.

—Siempre fui una niña curiosa—comento sentándome, estoy tentada a mirar los documentos sobre su mesa y ponerme al tanto de la empresa. Papá lo intuye y niega rápidamente con la cabeza.

—No trabajaras cuando estas de vacaciones—hago un puchero—enserio tengo niñas lindas—dice mirándome fijamente.

—Eso es porque mamá y tú pusieron mucho entusiasmo—le respondo con picardía. Mi comentario causa que él se ría divertido.

—Eres una niña que está muy loca—señala—pero no te mentiré que Naomi sabe colocarse en unas posiciones que...

—¡Papá!—chillo haciendo una mueca de asco—demasiada información que mi cerebro tardará un tiempo en desechar—él rueda los ojos.

—Ahora se hacen las que no hacen sus cochinadas, hipócritas—dice rodando los ojos.

—No hablaré de mi vida sexual contigo, muchas gracias—papá suspira mirándome.

—Tampoco quería saberla, Kikyo. Porque entonces buscaré al hombre que profana mis niñas y les cortaré el pene—cruzo las manos a la altura de mis pechos.

—Entonces comienza con Inuyasha Taisho, porque es el esposo de tu hija menor y supongo que no juegan a tomar el té—papá abre los labios y niega.

—Quiero un nieto, puede que ellos me lo den. Rin y tú andan lentas en ese asunto—paso las manos por mi pelo.

—No quiero tener niños ahora, además, ni siquiera tengo pareja. A menos que quieras que tu nieto sea de un fulano cualquiera—papá niega y me mira antes de sonreír con diversión.

—Puede ser de Naraku—mis labios se abren con incredulidad ante sus palabras antes de reírme.

—No gracias, no quiero nada de ese imbécil—respondo rápidamente.

—No es mal chico—me recuerda papá.

—Eso lo sé—y es verdad, sé que no es un mal hombre.

Siempre ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora