Capítulo 10

213 39 26
                                    

¿Quién demonios dijo alguna vez que los malestares de embarazo eran divertidos? Nadie.

Acaricio mi vientre aun plano y no puedo evitar que una sonrisa se forme en mis labios. Tengo dos meses de embarazo, dos meses con alguien formándose dentro de mí.

Me miro en el espejo del coche, pero justo cuando entro a la casa tengo que correr escaleras arriba para vomitar todo. Rin y Kagome se dan cuenta por lo que rápidamente les explico lo que sucede. Confío en mis hermanas.

Cuando bajo soy abrazada por Sesshomaru y otra vez quiero vomitar por su feo perfume. Lo odio. Cuando Naraku entra y presenta como su novia a Kagura siento que nunca en mi vida he estado tan pálida como ahora. Trato de disimular el golpe en mi corazón y las ganas de llorar que me entran.

Maldición, pudo ser cualquier mujer, ¿Por qué ella?

No puedo evitar mirar a Naraku de vez en cuando, él también lo hace porque me doy cuenta. En la mesa trato de controlar los malestares.

—Kikyo, ¿te pasa algo?—pregunta Kagura. La miro con tranquilidad, al final de cuentas ella ni siquiera sabe que me revolcaba con Naraku.

—Nada, solo preocupaciones laborales—respondo con la seguridad que poseo.

—Deberías probar a relajarte—comenta Naraku mirándome mientras tamborea los dedos en la mesa

—Sí, estaba pensando pasar una temporada de Londres, aun no decido anda—respondo y mamá jadea.

—Pero si tenías años fuera Kikyo, no puedes irte tan pronto, apenas llevas unos meses—me encojo de hombros.

La verdad de que la opción de volver a Londres la había tenido desde que descubrí lo del bebé, sé que Naraku debe saber la verdad, porque quiera o no es el padre. No seré una mujer egoísta quitándole el derecho que tiene.

—Es cierto, no debes irte tan pronto—Naraku habla mirándome. ¿Por qué su mirada quema tanto en mí?

—¿Por qué?—pregunto—he pasado gran parte de mi vida fuera—comento con un poco de fuerza en mi tono de voz

—Supongo, no importa que me niegue ¿cierto?—siento la furiosa crecer dentro de mí. Porque Naraku no tiene nada que opinar ya, no cuando tiene a Kagura a su lado, no debería verme así, como si sintiera algo real por mí.

—¿Por qué debería de importarme? No es como si fuésemos los mejores amigos, solo eres novio de Kagura—respondo aguantando las ganas de llorar, últimamente estoy muy sensible.

—Kikyo, no tienes que ser tan bordes con él—dice Kagura en defensa.

—Cierto, lo siento Naraku, no he tenido la mejor semana—le sonrío tensa—Creo que luego de que se resuelva el problema en la empresa volveré a trabajar en la sucursal de Londres—murmuro—veo que están saliendo, aunque no me lo habías mencionado Kagura—comento casual.

—Siento eso, pero quería ver si llegábamos a algo—es todo lo que dice.

—Nunca me dijiste que te gustaba Naraku. De hecho, me comentaste que solo saldrías con él si fuese el último hombre en el mundo—lo digo en broma, pero realmente pensé que el gusto por Naraku solo era por molestarme.

—¿No lo has visto? ¡Este hombre tiene su encanto!—miro a Naraku quien parece avergonzado cuando baja la cabeza—además, para que salga conmigo tuve que atacarlo un poco, le interesaba alguien que lo mandó a tomar por culo—se ríe ella divertida.

—Vaya, ¿Quién fue capaz de rechazarte aparte de Kikyo, Naraku?—pregunta Koga sorprendido.

—Una persona que no sabía el valor que me cargo—responde él tranquilo. Un golpe en una teta habría dolido menos.

Siempre ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora