Capítulo 2

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Apago el teléfono cansada del largo día de trabajo que mantuve hoy. Papá se comunica conmigo tiempo después para saber si tomaré las vacaciones que me he ganado.

La verdad es que no lo sé. La idea se volver no me parece tan atractiva, pero debo admitir que extraño mucho a mis hermanas y mi mejor amiga. También a mis padres, pero luego de todo el desastre que dejé en casa, la verdad, no quiero volver.

Mi denuncia causó revuelo. Fueron meses duros porque fui tachada por todos como una mentirosa oportunista. Fui tachada como la mujer que sedujo a un hombre comprometido y de familia. Fui la que tacharon y tildaron con muchas palabras ofensivas por todas las redes y en persona, como Puta, Zorra.

El proceso fue horrible.

Y lo que más más molesta es que aun cuando encontramos las pruebas suficientes, cuando más chicas salieron a la luz con historias mucho más fuerte que las mías, cuando las pruebas apuntaban a que ese señor era un viejo asqueroso, aun cuando él terminó en prisión, la mayoría de los comentarios negativos fueron a mi contra.

No resistí la presión ejercida en ese momento. Hice lo mejor por mi salud mental y me fui lejos. Es por eso que vine a Londres a estudiar y desde entonces he vivido aquí. Vuelvo a casa muy pocas veces, pero las necesarias para sentirme amada por los míos.

Me siento en la cama de mi departamento suspirando. Quiero volver, pero lo último que quiero es que alguien recuerde todo y me tachen otra vez con palabras ofensivas. Porque cuando me fui tuve que buscar ayuda. Mi autoestima se volvió una mierda y caí en depresión. A veces no sabemos el daño que causan los comentarios que hacemos a través de una pantalla. Pero yo los leía, no sé si por masoquista o qué, pero yo los leía y dolía mucho.

Aunque debo decir que siempre tuve un aliado dentro de todo; Naraku.

Puedo odiarlo, detestarlo y aun así siempre estaré agradecida porque él ese día me haya esperado. No como el baboso que tenía por novio, que me fue infiel y tuvo el descaro de reclamar un: a otros les abres las piernas, ese Naraku, por ejemplo.

Cerdo.

Mi relación con Onigumo siempre fue muy bonita y me gustaba, lo quería, pero sus comentarios solo causaron que inmediatamente lo sacara de mi vida, no quería una persona tan jodida como él en ella. Lo último que quería era más basura en mi vida.

Dejo los recuerdos atrás cuando Rin me llama y dice que volverá a casa. Sonrío mientras hablo mucho con ella. Kagome no está disponible para hablar, ya lo hará más tarde.

***

Cierro el ordenador para darle toda mi atención a Renkotsu, uno de nuestros mejores empleados. Él me sonríe con sensualidad y solo puedo mirarlo fijamente.

—¿Necesitas algo?—pregunto cuando lo veo estar completamente en silencio. Él asiente.

—Quiero saber si puedo tener una cita contigo—murmura y suspiro cansada. Me levanto quedando frente a él en mis altos tacones.

Una de mis grandes debilidades son los tacones.

—¿Qué te gusta de mí?—pregunto con interés. Él sonríe.

—Eres muy hermosa, tienes un cuerpo espectacular... Muy atractiva—la respuesta vana y superficial que da la mayoría.

No me gusta que me observen simplemente por mi cuerpo.

—Lo siento, estoy saliendo con alguien más—le sonrío y él me mira fijamente.

—¿Por qué no te creo?—hago una mueca.

Siempre ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora