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Me inspiré en esa imagen para escribir este one-shot.
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(T/N)

Desde que dieron de alta a Tadashi en el hospital me dispuse a ayudarlo en lo que pudiera. Sus quemaduras abarcan gran parte de su cuerpo y sus piernas quedaron inválidas de modo que tiene que usar silla de ruedas por un tiempo.

A veces lo ayudo a trasladarse, lo acompaño a sus terapias o simplemente paso el tiempo con él, además tomé su lugar en el Lucky Cat café.

Casi no había gente hoy así que tía Cass me dió el día así que fui a ver a Tadashi. Al estar a la mitad de las escaleras que llevan a la habitación de los chicos, escuché un quejido. Apresuré el paso y al llegar vi a Tadashi cerca de un estante mientras se encorbaba por el dolor.

–Tadashi, ¿qué ocurre?–pregunté preocupada.

–Solo quería alcanzar un libro. No es nada.

–Tienes que decirnos cuando vayas a hacer este tipo de cosas. ¡Incluso puedes decirle a Baymax!

–(T/N), no te preocupes.

–Tienes que escuchar cuando te decimos ese tipo de cosas.

Me paré sobre las puntas de mis pies, estiré mi mano y alcancé uno de los libros del estante para dárselo. Al ver el título y después de quedarse callado por un momento, se río levemente.

–¿Qué?

–Este no era el libro que quería.

Suspiré agachando mi cabeza y ambos terminamos riendo. Me dijo qué libro quería, se lo dí y puse el otro en su lugar. Antes de dárselo, le dije...

–Prómete que me escucharás la próxima vez.

–Sí, señora.

Le dí el libro y me incliné lo suficiente para estar a su altura y darle un beso.

–Lamento causar problemas. –dijo él.

–Solo eres un poco necio.

–Pero eso ha ocasionado que me llegue a lastimar, incluso estuve a punto de morir.

Había pasado un mes desde que ocurrió el incendio y las causas aún son desconocidas. El tiempo que Tadashi estuvo en el hospital recibíamos pocas noticias sobre su estado;vivíamos un sube y baja de emociones que se mantuvo estático hasta que llegó a casa. Ver su condición dolía, así como el sentimiento de luto que embargaba a los estudiantes y personal de SFIT por el profesor Callaghan.

Me acerqué a él y me puse de rodilla, de tal manera que tenía que inclinar mi cabeza un poco hacia atrás.

–Lo que pasó no fue tu culpa–dije–. Tú fuiste para ayudar a una persona que lamentablemente ya no está, pero nadie más se atrevió a hacerlo. A veces hay que ser necios para hacer algunas cosas.

–Creo que yo soy otro nivel de necio.–dijo un poco apenado, mirándome.

–Tal vez sea cierto–sonrió de lado al escuchar mi comentario–. Solo debes tener cuidado y no dejar de ser quien eres.

Besé su mejilla y lo ayudé a sentarse en su cama para luego sentarme al lado de él. Empezó a leer desde donde se quedó la otra vez y recargué mi cabeza en su hombro.

One-shots Tadashi Hamada × ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora