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Autora:M-neko-chan [E.N].

Los personajes de Princesa Encantadora no me pertenecen, pero la historia es completamente mía y 100% original.

Todos los derechos están reservados a su autor, quién no permite que su obra sea utilizado o adaptada, sin su consentimiento.

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[No más por favor]
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Athanasia abrió los ojos lentamente, todo a su alrededor estaba borroso y con poca luz, su cuerpo estaba entumecido y tenía frío.

-Athy -Zenith la llamó amablemente, su mano acarició su mejilla con amabilidad.

-¿Estoy muerta? -susurró con sequedad.

Athanasia se sentó correctamente con ayuda de Zenith. Su memoria era confusa, no sabía donde estaba o que había pasado.

-Hermana, por favor dime que es así -Zenith que estaba sentada frente a ella negó con la cabeza. La sangre en su piel hizo que las manos de Athanasia se cerraran en puño.

Entonces todo comenzó a tener sentido. Tenía el mismo vestido andrajoso de la fiesta, y la sangre seguía regada en el piso.

-Te desmayaste después de eso.

Athanasia acarició con la palma de su mano el maltratado rostro de Zenith que estaba un poco inflamado y con tonalidades lilas. Se sentía muy triste al ver la sangre seca de la comisura de sus labios y esas marcas de dientes en todo su cuello y brazos.

-Jannette es bonita -fue lo único que pudo decirle para intentar darle consuelo-. Es muy bonita.

-Athy también es muy bonita -Zenith le dio palmaditas suaves a su cabeza.

El cabello de Athanasia era un total desastre pero Zenith ignoró lo obvio y se concentró en mimar un poco a su hermana.

-Hik, lo soy.

Ambas se sentían mal la una con la otra, Athanasia hubiera querido que ese sueño hubiera sido realidad.

Quería morir

Los días después de la fiesta y ese incidente pasaron como si nada hubiera ocurrido.

Athanasia y Zenith dejaron de asistir a las clases aristócraticas a las que se les permitió asistir.

Ya no querían que sus maestros las golpearan con una vara para corregir los inexistentes errores. Ya no querían que las dejaran con muchos libros en la cabeza y paradas por horas con tacones altísimos.

Athanasia estaba en su habitación, nadie más que Lili iba siempre a verla y a ordenar para que ella estuviera bien.

-Mi Lily.

El último frasco de píldoras se había agotado, ya no quedaba más de su felicidad y su depresión regresaba a ella.

-Félix -susurró el nombre de su querido caballero.

Cerró los ojos, el viento que se colaba de la ventana abierta movió sus cabellos y con ellos un hermoso recuerdo.

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