Capitulo 12

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El palacio estaba en pleno caos la boda era en unas horas y trataban de dejar todo listo para aquel importante evento, se podía observar a los sirviente ir y venir con muchas cosas. Mientras que en la habitación de la reina preparaban todo para preparar a su reina que ya reposaba en aquella bañera de latón con rosas impregnando su cuerpo

—Estará espectacular mi reina —dijo una criada —, con el aroma de las rosas impregnadas en su cuerpo el rey Sandro estará encantado. A lo mejor pronto llegue a palacio un pequeño príncipe o princesa

—Seria maravilloso, escuchar las risas de un bebé —exclamó otra criada con alegría

En eso se vio la figura de Meredith entrando. Anastasia observo como se notaba nerviosa pero no hizo comentario alguno, solo se limitó a salir de aquella bañera mientras que envolvieron su cuerpo con aquella toalla

—Meredith

Con esas simples palabras vio como daba un leve salto

—Si... su majestad —dijo con voz temblorosa y con duda

—¿Que estás haciendo?

—¿Q-que? —se le escucho la voz entrecortada

—¿Que estás haciendo? —volvió a preguntar —, tienes que ayudarme a vestir. Pronto será la boda

—A-ah, si —sonrió para tomar el ajuar —, una disculpa su majestad

Meredith empezó a vestirla pero era notorio el temblor en sus manos, Anastasia no apartó su mirada de ella al mismo tiempo que se mantenía quieta dejándo que la vistiera. Una ves que termino de colocarle la ropa la ayudo a sentarse en poder peinarlo y aplicarme un como de color a su rostro. Para terminar colocó un collar haciendo reflejara su escote recto junto con unos pendientes. Cuando llegó el momento de colocarle el velo ella negó

—No quiero ese —le hizo saber

El velo que íbamos a colocarle era similar al que había puesto en su boda con Kaios. Y no quería recordar a su difunto marido

—Pero su majestad, no hay ningún otro

Anastasia empezó a dar vuelta en la habitación no podía ir a su boda sin un velo pero tampoco aceptaba llevar algo que el recordara su trágica historia de amor. En eso se le ocurrió una idea levanto levemente su vestido para salir de la habitación

—¡Majestad, ¿A donde os dirige?! —gritaron sus sirvientas

Anastasia fue hasta la habitación que le pertenecía a su hermana y empezó a rebusca en aquel armario hasta dar con lo que buscaba. Con sumo cuidado lo tomo entre sus manos

"Perdón hermana, se que tu guardaba este traje de novia para casarte con él, espero que por un momento bajes del cielo y tomes mi cuerpo para que culpas tu sueño" Dijo en su mente mientras soltaba un suspiro

—Este... este usaré

Les entrego el velo y ellas con cuidado se lo colocaron, una vez lista se  observó en aquel espejo pero la alegría que había sentido con su primera boda pero no estaba. Camino hasta la entrada de aquella capilla pero al estar parada hay recuerdo como había sido su boda anterior y la diferencia era inmensa, como deseaba poder volver atrás para volver a vivir esa alegría. Pero no podía y no le quedaba más que aceptar su realidad por más cruel que fuera

Las trompetas anunciando la marcha nupcial le hizo salir de sus recuerdos para dar marcha hacia su nueva vida y a su nuevo esposo. Lo vio hay parado imponente, atractivo pero no sintió aquellas mariposas y los nervios que sintió con su hermano. Camino hasta el desnudo el ramo que llevaba en sus manos a una doncella par sostener la mano que él le extendía paa quedar enfrente del sacerdote que oficiará la boda

—Estamos aquí —empezó el sacerdote —, para ser testigo la unión no solo de dos personas si no también la unión de dos reinos. Que prometen ser uno hasta que la muerte los separe, jugándose amor, lealtad y apoyo el uno con el otro

El sacerdote los señalo

—Ahora enfrente de mi están dos hijos de dios, los cuales han decidido unir sus vidas para volverse uno. Ahora reina Anastasia y rey Sandro, están aquí parados frente de la casa de dios y ahora la pregunta ¿Hay alguien que conozca un impedimento para que esta boda no se lleve a cabo? —miró a todos los presentes —, que hablé ahora o que calle para siempre. Al no haber motivo alguno pro sigamos con la boda

El sacerdote empezó a leer la Biblia para continuar la ceremonia hasta que ellos tuvieron que decir los votos

—Yo, Sandro Allen Pierce rey de Apolonia te tomo a ti Anastasia Belmonte como mi reina, al mismo tiempo que dedo mi reino para volverlo uno con tu reino

—Yo, Anastasia Belmonte Villegas reina de Lingrich te acepto ser tu reina al mismo tiempo que acepto a tu reino para cuidarlo junto con Lingrich contigo a mi lado

Después de esa palabras se acercó una sirvienta con los anillos que el sacerdote bendijo ante de ponerlos frente de ellos. Sandro tomó primero el anillo para ponerlo en su dedo anular acción que segundo después repito Anastasia

—¡Les presento a sus reyes!, lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre —hizo saber el sacerdote —, ahora puede besar a la novia

Los dos se miraron y lentamente se acercaron a darse un beso corto y casto antes de voltear a ver a su pueblo. En la celebración parecía que todo el mundo se estaba divirtiendo excepto la novia que estaba cerca de una mesa con una copa de vino, en eso volteó a ver hacia un lado cuando deslumbró una figura bastante familiar que estaba oculto entre las sobras, sorpresa,  alegría y enojo al reconocer de quien se trataba

"Acaso están loco, ¿Como se atrevía a venir? Y más aún cuando había mucha gente que podía verlo. ¿Es que acaso no pensaba? Se preguntó Anastasia mientras observa a todos lados para volver a verlo a él

La ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora