Delancy Lodge
Mi pecho subía y bajaba con fuerza mientras corría a todo lo que mi débil cuerpo me permitía, sentía como mi estómago se contraia y mi espalda escocia cada que la piel se estiraba.
Los latigazos ardían demasiado y ya no podía contener las lágrimas ni las vibraciones que surgieron en mi pecho acompañando el llanto que me tomó a medida que corría por mi vida.
Los disparos tronaban cerca de mi cabeza y los ladridos de los perros me tenían aturdida.
¿A caso hice algo malo?
¿Querer ser feliz era una pecado?
¿No merecía personas buenas que me quisieran?
Me pasé las manos por lo ojos varias veces hasta que estuve por completo despierta y me incorporé en la cama, por un rato me quedé observando la pared que tenía al frente como si eso fuera a darme la solución a mis problemas.
Los tres días siguientes a la fiesta me la pasé llorando y suplicando para que me dejaran quedarme en Estados Unidos, me negaba rotundamente a irme a vivir a Rusia y cambiar mi vida por completo.
Tanta rogadera no me sirvió de nada porque igualmente los planes de mis padres continuaron en pie y a primera hora emprendimos un viaje al aeropuerto en el cual nos tocaría esperar cuando llegáramos a nuestro destino que el jefe de mi padre fuese a buscarnos.
Nos acompañaron cinco guardaespaldas cosa que me pareció excesivo pues no acostumbraba ir con más de dos cada vez que salía, Adam iría luego en otro vuelo ya que se supone que tenia un montón de tratos que cerrar. Dejé tantas cosas en Estados Unidos que me sentía frustrada porque solo me dejaron llevar siete maletas y el otro montón de porquerías que me gustaba usar.
—No sé que demonios hice para que me castiguen así — Tenia un nudo enorme en la garganta, no quería seguir otro montón de años con ellos.
—Cariño no digas malas palabras y entiende que es por el bien de la familia.
El bien de la familia tenia ganas de pasármelo por el trasero.
—Sí, seguramente por el bien de la familia. Ni que hubiéramos estado mal podrías haber seguido manejando todo desde nuestro hogar no era necesario tener que venirnos a vivir aquí — me vi tentada a retroceder cuando se acercó a mi y levantó su mano, miré a ambos lados y volví a posar mi vista en él quien sólo se limitó a pasar su mano por mi cabello en un gesto afectuoso.
—No es así de fácil, no seas egoísta y quita esa cara de trauma que asustaras a las personas, no queremos quedar mal— giré los ojos, supongo que tendría que resignarme de una vez por todas.
—Delancy, no debiste venir vestida de esa forma— me reprochó mi genial padre, bajé la vista a mi camisa que me llegaba hasta arriba del ombligo y marcaba mucho mis grandes pechos para luego pasar a mi mirar mi falda corta y por último las botas de cuero que llegaban a mi pantorrilla. Ellos hacían lo que les daba la gana pues yo también podía hacerlo, necesitaba volver a los tiempos en que no me importaba en lo absoluto hacer cualquier cosa para joderles la paciencia y la felicidad.
—¿Que tiene de malo? — dije siendo consiente de que parecía una prostituta.
—Además, ¿Quien te dio permiso de ponerte un zarcillo en el ombligo?
—Mamá me dio permiso para que dejara de molestarla y se me ve genial, ¿Cierto Trev?— le pregunté al jefe de guardaespaldas.
—Cierto, Lancy. Se te ve de lujo— Trevor se ganó una mirada de molestia por parte de su jefe pero el no le prestó atención. Alguien se aclaró la garganta detrás de nosotros por lo que dimos la vuelta para ver de quien se trataba.
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PRINTSESSA [Editando]
ActionPara Nikolái Dostoievski un hombre despiadado, cruel y audaz no hay nada imposible. Su palabra es ley a donde vaya, desde que su padre murió él es el encargado de continuar con el legado de los Dostoievski llevando sobre sus hombros el peso de lider...