PRINTSESSA [Editando]

S E I S

La cabeza me palpita horriblemente y el constante goteo de algo que no se que mierda era me tenía aturdida.

No tenia ni ganas de abrir los ojos porque sentía los párpados pesados, parecería exageración pero literal sentía como si me los hubiesen pegado para que no los abriese nunca más.

—¿Podrías despertarte de una maldita vez? Me quiero ir a mi casa.

¿Donde mierda me encontraba? Tenia demasiadas preguntas atascadas en la garganta pero sabia que ese puto no me respondería ninguna, para lo poco que lo conocía ya me había jodido bastante.

Preferí ignorarlo y seguir sin abrir los ojos, tenia mucho fastidio como para hacerlo y probablemente la luz me molestaría bastante.

De seguro estaba en un hospital porque la luz a pesar de tener los ojos cerrados era bastante intensa y ni hablar del estúpido pitido de las máquinas que tenía alrededor.

Tenia la boca seca y se me dificultaba pasar saliva, abrí los ojos poco a poco adaptándome al entorno en el cual me encontraba. Recordaba estar en el baño con Mijail y luego de eso todo estaba en blanco al igual que la habitación donde me encontraba.

Como había sospechado era el cuarto de un hospital, miré al hombre que estaba sentado a unos pocos metros de mí, si ese era un hospital ¿Por qué estaba él allí y no mis padres?

—¿Donde estoy?—la garganta me escoció causando que hiciera una mueca.

—En un hospital, tendrás que posponer tu participación en el Burdel — me dolía mucho la cabeza como para ponerme a pelear con él por estupideces.

—¿Y por qué estoy aquí?

—La pregunta debería ser al revés, ni se que hago aquí.

—Es muy raro.

—¿Sí? Dímelo cuando me importe lo que piensen las sukas — la personalidad del señor Dostoievski era muy rara, ¿Que padre se comportaba así?

—¿Y mis padres?

—Esa misma pregunta me la estoy haciendo yo, los mandé a traer hace tres malditas horas.

—No maldiga, señor.

—Yo maldigo todo lo que me de la maldita gana, para que sepas.

—Me gusta ir a la iglesia y me incomoda que maldigan—si claro, el solo rió y oh por Dios jamás había escuchado una risa tan sensual.

—Ah, ¿Eres de las sukas que pecan de lunes a sábado y los domingos van a arrepentirse?— lo miré confundida.

—¿Que es una suka?

—No creo que quieras saberlo, así que vamos a dejarlo hasta ahí.

—No me ha dicho que hago aquí.

—Te encontré tirada en el pasillo de los baños. Te iba a dejar tirada ahí pero recordé que no te apetecía ser violada así que te traje. Quien sabe lo que te hubieran hecho si yo no me compadecía de ti, los rusos pueden llegar a ser muy retorcidos.

—¿Se incluye ahí?

—Yo encabezo la lista, te lo dije principalmente por mi—un chico joven con bata apareció, tenia una placa que lo identificaba como un doctor.

—Hola, hermosa —jamás un doctor me había dicho así— Todo está en perfecto estado aunque el golpe fue algo fuerte, un poco más a la izquierda y no estuviese con vida. Aunque le parezca impresionante los golpes cerca de esa zona pueden ser letales. Aún así necesito examinar el resto de su cuerpo por si sufrió algún otro golpe que pueda ser perjudicial— nada me dolía aparte de la cabeza pero aun así me levanté de la camilla para quitarme la bata de hospital pero el agarre de Nikolái me detuvo.