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15 horas antes... 

Las tardes en los viernes son las más atareadas para una cafetería cerca de una universidad. Y eso lo sabía Park Jimin mejor que nadie.

Aún siendo estudiante en la universidad que quedaba cerca podía arreglárselas para trabajar, y pagar su casa, matrícula escolar y darse sus gustos.

Pero aún así era difícil cuando tenías  que hacer horas extras, además del trabajo de tu compañero que se resfrió justamente un viernes.

El rubio sabía que terminaría agotado después de hoy, por suerte podría descansar todo el fin de semana, además de obtener una buena paga por el esfuerzo. Por lo que con eso en mente le regalaba una sonrisa cálida a cada uno de sus clientes sin importar cuán cansado esté.

Porque así era Park Jimin, alguien alegre, divertido, tierno y buen amigo. Aunque esto último nadie lo sabía, porque no tenía amigos desde que ingresó a la Universidad.

Salir de Busan y llegar a Seúl para estar en la mejor Universidad del país le arrebató a sus pocas amistades. Los extrañaba, pero debido a que cada uno tomó su camino, perdieron todo tipo de contacto.

La soledad no era un problema para Jimin, el apreciaba el silencio y la tranquilidad, y más aún cuando tienes un día pesado.

Por otro lado, ese silencio se vuelve tan insoportable que quieres llorar. Porque ¿a quien no le gusta llegar de trabajar y que te espere una rica cena? ¿a quien no le gusta que lo abracen cuando estás en un momento difícil? y sabes que estás bien solo cuando no tienes a nadie que te abrace.

Pero está bien, para Jimin está bien estar solo, no tenía que preocuparse por nadie más que por él mismo.

No tenía hermanos.

No tenia padres.

No tenia pareja.

No tenia amigos.

Ni tampoco una mascota.

El sonido de la campana de la entrada alertó de sobremanera al rubio, pues estaban muy llenos y si seguían viniendo clientes se volvería loco.

Le dió el cambio a la señora que atendía en la caja junto a una cálida sonrisa. Buscando con la mirada a su nuevo cliente.

Encontrándolo en menos de un segundo, gracias a que resaltaba entre todos sus clientes. Vestía completamente de negro hasta su cabello era negro, traía pantalones y una sudadera, dejando ver sus tatuajes en los nudillos.

Le hecho una rápida mirada al reloj en la pared dándose cuenta de la hora.

5:45pm 

Este era su cliente más frecuente, venía todos los viernes a esta misma hora, pidiendo casi siempre lo mismo, se quedaba por horas hasta que era hora del cierre.

— Hola — Dijo secamente mientras miraba el menú.

— Buenas Tardes, ¿desea lo mismo de siempre? — Le regaló una sonrisa amable aunque cansada y el chico simplemente asintió — Esta bien, espere unos minutos ahora le busco una mesa.

Salió corriendo detrás del mostrador y con una bandeja retiro las tazas y platos que habían en una mesa cerca del fondo del lugar, mientras que con otra mano limpiaba la mesa con un trapo húmedo.

Pasó casi corriendo por la caja dónde había dejado a su cliente.

— Puede sentarse en aquella mesa— señaló con un dedo y el chico volvió a asentir— Enseguida le llevo su orden.

⛓️Twisted ⛓️ Kookmin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora