Flor de Tigre

(46) Resaca

El insistente sonido del teléfono lo hizo despertar e intentar levantarse asustado, fallando olímpicamente, había dado tantas vueltas en la cama que sus piernas se enredaron en las sabanas y cayó al suelo.

—Carajo, me duele la espalda y el trasero—un fuerte dolor hizo que lo añadiera obligadamente en la lista—también me duele la cabeza. Dios, odio la resaca.

Se apresura a levantarse del suelo y toma el teléfono que aún sonaba con un volumen del infierno.

—¿Hola?

—¿Jimin?¿Por qué demonios no contestas el teléfono? Mierda, estaba tan asustado.

—Taehyung, estoy en mi casa.

—¿Cómo es que llegaste ahí solo? Espera, ¿Puedes ver si Jungkook no está al costado de tu cama?

—No seas idiota, yo volví solo. La verdad no lo recuerdo bien, pero estoy seguro de que volví a casa sin acompañante y luego caí dormido. ¿Hoseok está contigo?

—¿Ah? Está durmiendo de cucharita con JiYoung, la chica se embriagó y nadie conocía su dirección. Como a las 4 a.m. Hoseok intentó despertarla para que vaya a casa, pero lo abrazo y se quedaron a dormir los dos en el mueble.

—Eso es raro.

—Lo sé, Nam y Jin se fueron a dormir al cuarto de los padres de Nam.

—Supongo que estás en la habitación de Namjoon.

—Si, con Yoongi que me golpeó hasta que desperté para llamarte.

—Yo acabo de despertar también, son las—revisa la pantalla del teléfono—11 a.m. Dios mío, es demasiado tarde.

—Si mi madre te llama, dile que estoy en tu casa. Por cierto, Hoseok también está en tu casa.

—Todos están en mi casa.

—¿Jungkook también?

Esa voz era de Yoongi.

—Ante todo buenos días y no, él no estuvo aquí.

—Que extraño, cuando saliste corriendo. Él salió detrás de ti.

—¿Qué?

—¿No te acuerdas de nada?

—No. ¿Yo salí corriendo?

—Jimin, estaba más ebrio que tú y puedo recordar todo—aclara su garganta y continua—Fuimos al baño y vimos como una tipa se lanzaba en brazos de un chico y lo besaba, yo no reconocí a nadie, al verlos saliste corriendo y el tras de ti. Luego vino Hoseok a preguntarme, porqué te habías ido y Jungkook también. Ahí entendí todo.

Una pequeña risa se escucha a través del teléfono.

—Aún recuerdo cuando la empujó y ella cayó de trasero al piso. Por resbalosa.

—Les hablo luego.

—Ji—el castaño cortó la llamada dejando a los otros dos chicos estáticos, preguntándose si hicieron bien al contarle eso.