Capítulo 2

117 20 1
                                    

Nací en 1807, mi madre era una mujer muy joven, siempre me decían que era exactamente igual a ella, fui hija única así que siempre fui de alguna manera muy consentida por mi padre quien a diferencia de mi mamá era ya mayor, era un hombre hacendado, con mucho dinero, y a pesar de que siempre fue un hombre con mucho carácter; con mi mamá siempre fue una persona muy amable, vivía por y para ella, no sé precisamente si mi mamá estaba enamorada de él, pero siempre me pareció que más que enamorada, estaba muy agradecida con él, era una mujer que se dividía en mil partes, tenía tiempo para la casa, para mí, para mi papá, siempre todo estaba perfecto, papá falleció cuando yo tenía 13 años de edad, mamá se quedó a cargo de las tierras; conmigo siempre fue una mujer con temple, pero a la vez la más dulce que pude haber conocido jamás.

Abrecht siempre aparecía en mis sueños desde que recuerdo, pero para mí solo eran eso... sueños, más seguido de lo que yo quisiera, es por eso que cuando me encontré frente a él a pesar de que temblaba de miedo, me era tan familiar, me imagino siempre estuvo ahí, de una u otra manera, quizá cuidándome desde que era pequeña, me imagino que cuidaba a mamá de la misma manera, sabía que la amaba mucho, y entendía lo que él sentía por ella porque a mí me había pasado con Ian, en este caso él tuvo la oportunidad de cuidarla por muchos años más, quizá no como él hubiese querido; yo no corrí con la misma suerte.

Pero ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí platicándote todo esto?.... bueno pues... es algo difícil de explicar... seguramente has escuchado de nosotros, seres que viven en la oscuridad.. comen cenizas, toman sangre... condenados a vivir por la eternidad, existimos... somos esos seres que podemos despertar el mayor de tus miedos y podemos dominar tu razón, Abrecht... es mi creador, quién me convirtió en esto... al principio no entendía por qué, lo odié por mucho tiempo; pero poco a poco ese odio hacia la persona que me creó fue disminuyendo... yo tenía una vida llena de ilusiones, de sueños, estaba enamorada, comprometida, a punto de casarme con el hombre de mi vida, y él simplemente me arrebató todo de las manos, todo me parecía una cruel broma, porque sentía que ahora veía mi vida solo como espectadora.

a Ian lo conocí cuando tenía 19 años de edad, en una de las fiestas que mi mamá organizó en la hacienda, yo era una chica tímida, no había tenido hermanos, y estudiaba en casa, y aunque mi papá siempre decía que eso de estudiar no era para mujeres, mi mamá siempre insistió sobre todo cuando él murió y entre otras cosas, "como ser una buena esposa" una señorita de sociedad debía saber todo eso, siempre y cuando deseara tener un buen prospecto de marido, tuve que aprender a tocar ciertos instrumentos porque, ¿Cómo podría entretener a mi esposo? La vida ha cambiado mucho desde entonces, la gente ya no piensa como antes, y aunque si hay muchos avances extraordinarios a veces se extrañan esas épocas donde cosas tan simples como un atardecer eran todo un espectáculo; esa noche me encontraba sentada junto al piano, mi profesor lo estaba tocando para deleitar a nuestros invitados.

De pronto pareciera que el mundo se detuvo, él entró a la casa y con su simple presencia alumbró todo el lugar, una simple mirada a mi persona, y me hizo temblar, volteo de inmediato, mientras muerdo mi labio, yo estaba en edad casadera, pero ningún joven se acercaba a mí por mi timidez, sin embargo él fue muy distinto.

En cuanto tuvo la oportunidad se acercó a mí, no lo había visto antes, lo recordaría, soy buena con las caras, nunca olvidaría la suya por ejemplo.

Decido que el lugar donde nos encontramos es demasiado pequeño, que no lo era realmente pero esos lugares llegaban a sofocarme así que decido salir al jardín a tomar un poco de fresco, para ser sincera los lugares con mucha gente me hacían sentir fuera del lugar; como si flotara en mi propio cuerpo.

—Espero no interrumpir — Escucho decir detrás de mí, era algo que no esperaba que me hace saltar, llevo mi mano a mi pecho y trato de disimular
—Oh! No, para nada, solo me gusta estar lejos de la gente— respondo con voz baja y agachando la mirada, él realmente es lindo
—Me pasa lo mismo, los lugares con demasiada gente no son lo mío, por eso decidí salir, pero fue una suerte encontrarte aquí. — dice buscando mi mirada
— ¿Suerte? —trago — No creo que haya sido suerte, ¿Qué suerte debe de ser encontrar a la joven más aburrida de la fiesta?
—No creo eso, de hecho a mí me pareces la más interesante, sabes llevo poco en el pueblo y estoy tratando de conocer a la gente de estos rumbos, ¿Cuál es tu nombre?
—Juliette — respondo tímidamente
— ¿Tú eres la famosa Juliette?, Ian mucho gusto —sonríe y extiende su mano cordialmente
—¿Famosa? ¿Por qué lo dices? — pregunto ruborizada
— Desde que llegué muchos me han comentado acerca de ti, que eres una jovencita muy linda pero, lo que tienes de linda lo tienes de tímida, y pensé que podríamos ser amigos —trata de ser amigable, yo cada vez me pongo más nerviosa
—Pues el hecho de que la gente diga que soy tímida creo que no es un buen inicio para una amistad. —levanto mi mirada y observo sus hermosos ojos café

Puede parecer absurdo pero desde el momento en que se acercó a mí, me sentía en confianza con él, su presencia me gustaba.

— Me gustaría conocerte un poco más. —se acerca un poco más a mi.

No sabía que responder, mi mamá se acercó a nosotros.

— Oh, justo era a los dos que estaba buscando, ¿Ya se conocen? — volteamos de inmediato hacia donde viene la voz y él se hace un par de pasos hacia atrás
—Si— respondemos al unísono como si nos hubieran encontrado haciendo algo indebido.
—Me da mucho gusto— responde mi mamá con una sonrisa traviesa— Ian lleva poco tiempo por aquí, y me parecía que tu podías ser una buena compañía para él.
— Claro mamá.

No es que mamá quisiera emparentarnos inmediatamente —quiero creer— pero sabía que con mi timidez no llegaría muy lejos con alguna otra persona, quizás fue su sexto sentido que tienen todas las madres; Toda la fiesta él la pasó junto a mí, y podía observar que todos cuchicheaban entre sí por ese suceso, pero él me hacía sentir muy bien.

Eso fue el principio de todo, comenzamos a vernos todas las semanas, y así pasaron los meses, y los años, él era todo un caballero, siempre dió lo mejor de sí, y podía sacar la mejor versión de mí, de ser una chica introvertida, él me hizo volverme un poco más sociable, siempre que estaba con él sonreía, era esa parte que me hizo falta durante tanto tiempo, así que cuando él me pidió que fuera su esposa inmediatamente respondí que sí, mi mamá lo adoraba, era increíble, definitivamente era la persona con la que quería compartir el resto de mi vida, me visualizaba vestida de blanco llegando al altar, ser mamá de unos hermosos niños que sacaran sus ojos café, corriendo por todo el jardín y yo detrás de ellos, soñaba con ser madre, cuidarles, verlos crecer, envejecer junto a él, y en algún momento de nuestra vida sentarnos en nuestra terraza en la casa del lago que él había comprado para nosotros; y contemplar todo lo que habíamos pasado juntos durante nuestra vida, ver a nuestros hijos llegar con nuestros nietos, esa vida que toda mujer deseaba tener.

Pero la vida... la vida siempre te tiene sorpresas...

Faltaban algunas semanas para nuestro enlace matrimonial cuando una noche decidí salir un rato por la noche, con papá siempre iba hacia el camino real, y nos quedábamos sentados a observar las estrellas, desde entonces cada noche que veía esa infinidad de estrellas, me hacían sentir tan pequeña ante este gran mundo, y todo lo que nos rodeaba, aún sabiendo la infinidad del universo y aún nos sorprendemos por lo que pasa en él. Creo que incluso hasta en estos tiempos no sabemos todo lo que existe en este mundo, o quizá simplemente fingimos no saberlo, cerramos los ojos y le buscamos una explicación "lógica". Estaba tan atónita con el cielo, que nunca noté que estaba acompañada, hasta que escuché esos pasos cerca de mí; esa fue la noche noche cuando Abrecht me convirtió en lo que soy actualmente.

Los días posteriores seguía sin entender que sucedía simplemente quería beber sangre, con una sed desenfrenada, no se me permitía acercarme a nadie a quien conociera, lo odiaba, por más que le preguntaba por qué me había hecho esto, él solo me decía que era por mi bien y para mantenerme viva, meses más tarde entendí la razón, cuando mamá tuvo que huir.

En algunas ocasiones me acercaba a la casa de Ian para ver cómo se encontraba, y ahí fue cuando vi, que él se desmejoraba día con día, la depresión por no saber dónde estaba, si me había pasado algo, si seguía viva o no, lo volvieron loco, y simplemente su cuerpo colapsó frente a mis ojos, y yo no podía hacer nada, lo veía desde la ventana, veía como se iba su alma, como sus ojos se quedaban sin brillo y yo seguía ahí, con el dolor en mi corazón viéndolo partir, ese hombre que me había hecho sonreír, convertirme en otra mujer, con quien veía mi futuro, se acababa de ir.

Esa noche iba con toda la intención de asesinar a Abrecht, si él había asesinado al amor de mi vida por lo que me hizo, él iba a pagar con creces, era tan fuerte mi dolor, que corrí directo a él a atacarle, y simplemente mi cuerpo se quedó sin fuerzas, Abrecht me tomó entre sus brazos y yo simplemente me puse a llorar desgarradoramente.

—Perdón Juliette, sé que lo amabas, pero era por tu bien —susurra en mi oído mientras yo me deshago en llanto
—No te creo— Lo abrazo con las pocas fuerzas que tenía.
— Pronto lo entenderás, nunca te haría daño, aunque no lo creas, desde que eres pequeña he protegido de ti, y lo haría siempre, pero esto era superior a mí y necesitaba hacerlo, no te quería ver sufrir por lo que está sucediendo por estos rumbos, simplemente no te podía ver morir tan joven.

El amor para un vampiro en ocasiones se encuentra restringido sobre todo como me sucedió, nuestra sociedad nos tiene prohibido enamorarnos de los mortales sobre lo que realmente somos para muchos humanos somos unos monstruos sacados de historias de terror, si supieran que existimos y que esta condena es algo más terrible de lo que parece ser, no muchos saben que es matar a alguien solo para alimentarte por ello nuestra reina creó una ley para que solo seduzcamos a los mortales y tomemos de su cuello la sangre por algo llamado beso, eso es lo que ellos sienten. no se enteran de lo que realmente sucedió. Aunque eso no siempre es posible, sobre todo si apenas estas comenzando a cazar.

Abrecht me convirtió en vástago para recordar a mi madre quien fue el amor de su vida, por eso se me hacía tan familiar su rostro cuando lo encontré aquella noche...

Y existía otra razón por la cual había una conexión tan grande entre los dos, lo descubriríamos más tarde... pero esta historia... apenas comienza. 

___________________________________________________________________________

___________________________________________________________________________

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi Amor Inmortal [Trilogía Amores Inmortales]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora