"El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos"
- William Shakespeare.
Era una mañana de viernes de 1970, Joe Castle se encontraba caminando de un lado para otro, sus padres se encontraban sentados observando y esperando a que su hijo abriera el sobre que iba a decidir el futuro del muchacho.
- ¡Hombre, me pones mal! Exclamó su padre con voz de enojo.
- Tranquilo amor, no ves que él está igual o más nervioso que nosotros. – Respondió su madre.
- Lo entiendo, pero necesitamos …. Necesita saber el resultado, ¿No?
- Padre, ¿entiendes que en esa carta está mi futuro? He trabajado muy duro para sacar las mejores calificaciones, más el ensayo que me costó meses redactar para enviar mi solicitud, no me lo tomo a la ligera, ¿Y sí no me aceptaron? – Se dirigió Joe a sus padres.
- ¿Deseas que lo abra yo? – Preguntó su padre.
- No, lo haré yo, estoy listo.
Joe tomó el cobre, lo observó alrededor de 1 minuto antes de romper el sello del mismo, sacar la carta que se encontraba dentro y leerla en voz baja.
- ¿Y? – preguntó su madre.
- No lo puedo creer, me han aceptado, fui aceptado.
- Lo sabía, lo sabía, estoy tan orgullosa. – Lloraba su madre.
- ¡Estoy orgulloso de ti hijo!, tendrás un excelente futuro. – Comentó el padre de Joe con los ojos llorosos.
Joe Castle era un estudiante brillante, el mejor de su clase, siempre tuvo un cariño especial por el universo y sus secretos, soñaba con convertirse en el mejor astrónomo de todos los tiempos y enorgullecer a sus padres.
A los 10 años consiguió su primer telescopio como regalo de cumpleaños, sus padres trabajaron arduamente para poder costearlo, fue el mejor regalo de todos para él, el telescopio era su mejor amigo, incluso tenia nombre “Tobby” no era una mascota, pero Joe tenía cariño como si fuera una.
Cada que era posible, sus padres regalaban a Joe un libro de astronomía de acuerdo a su edad, su hambre por el conocimiento era cada vez mayor, sus padres no lo veían como un regalo cualquiera, ya que los libros eran conocimiento, y regalar conocimiento era una inversión a largo plazo para el futuro de su hijo.
A los 12 años Joe sabía muchísimo, podía nombrar de memoria una infinidad de galaxías, planetas y auroras.
A los 15 años era todo un pequeño experto en el tema, adentrándose a ramas como Astronáutica y continuando aprendiendo muchísimos temas, sus padres estaban realmente impresionados con toda la información que el pequeño Joe podía almacenar.
A los 17 años las cenas familiares consistían en pequeñas pláticas de temas relacionados, Joe se la pasaba hablando y externando su conocimiento, por ende, sus padres pudieron adquirir un poco de ello y así se convirtieron en aprendices de su propio hijo.
La estadía en la universidad de Joe fue excelente, era de los mejores alumnos de la clase, no tenía mucha vida social, pero Joe jamás había sido una persona extremadamente social, no era tímido, pero no establecía comunicaciones banales con personas que no eran de su interés. En cuanto a su vida amorosa, había muchas chicas hermosas en la universidad, sin embargo, solamente se enamoró una vez de una chica hermosa de su clase de planetología. Pheobe era una chica hermosa con cabello castaño, alta, amable y muy dulce, lamentablemente ella tenía novio, con el cual llevaba ya varios años, así que lo tomó como un simple amor platónico.
Las últimas semanas en la universidad eran para conocer las empresas y/o proyectos a los cuales los estudiantes egresados se podían unir, con excelentes calificaciones Joe anhelaba poder unirse al proyecto más grande para astrónomos que existía.
Era una mañana de viernes de 1975, Joe Castle se encontraba caminando de un lado para otro en su cuarto universitario, los resultados de la solicitud al programa de egresados “Pearl Élite” yacía en la cama, se recostó alado de él, después de 10 minutos se paró y dijo: “No puedo hacer esto sobrio”. Procedió a tomar un “Jugo de manzana” que tenía en el refrigerador, en las reglas de la universidad estaba prohibido el alcohol, por lo que los estudiantes lo escondían en envases de jugos, leche y otros líquidos para disimular. Tomó el jugo de manzana, bebió durante 10 minutos mirando el sobre, sentía como el alcohol se apoderaba de él, y le daba valor para poder abrir el sobre, no solamente era un sobre, era su vida completa, se había estado preparando por años, años de estudios, años de desveladas, años de anhelar entrar a un proyecto así, tomó el sobre, lo abrió, sacó la hoja de los resultados y leyó “Nos enorgullece informar que ha sido aceptado para formar parte del grupo “Pearl Elite”, no leyó nada más, se tiró a la cama y sonrió sin saber que sería él quién descubriría el peor cataclismo de todos los tiempos.
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TRES DIAS.
Ciencia Ficción¿Te imaginas descubrir que te quedan únicamente tres días de vida? Bueno, ésta es la historia de un investigador privado llamado Daniel Hills, quien accidentalmente investigando un caso ordinario de infidelidad descubre que el mundo terminará en 3 d...