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Un hermoso cielo brillaba a su alrededor, muy pocas nubes opacando aquel hermoso azul, las flores de cerezo comenzaban a caer lentamente, estaba hechado sobre una chamarra negra con un aroma que lo calmaba hasta la médula ya sabía muy bien de quién era aquel aroma, abrazo la chamarra con fervor mientras regulaba su respiración.

—Ese sueño....fue horrible.

Se sentó en el suave pasto mientras se ponía la mullida chamarra negra y se limpiaba levemente las lágrimas que cayeron por sus ojos, se dió la vuelta y vio a toda su familia arreglando las cosas para su hermoso picnic semanal.

Iida ayudando a poner el mantel junto a Natsuo, Uraraka poniendo el delicioso pastel de frutos rojos justo en el medio como principal plato, Mina y Jiro dándose un delicado beso entre ambas mientras sacaban los sandwiches y veía con mucho amor como Katsuki sacaba fotos a las recién casadas y a todos en general.

Pero alguien faltaba entre todos ellos y el lo sabía muy bien....hasta que una dulce voz comenzó a llamarlo.

—Mami! Mira mira!

Un pequeño con ojos tan claros como el pasto de primavera, unos pómulos rosados, con tres pecas a cada lado y una cabellera color avellana, con una jardinera de jean oscuro con una camisa roja y zapatillas del mismo color que está, se acercaba corriendo a los brazos de su madre a mostrar su gran allazgo.

—Que encontraste mi lindo bichito?

—Shh!!! Está durmiendo!

Abrió sus pequeños bracitos y mostró ante los ojos verde esmeralda el pequeño conejillo que al parecer fue dejado, parecía que recién nació ya que aún tenía algo de sangre y sus ojos seguían cerrados ante la cegadora luz de la mañana.

—Una cría de conejo?, dónde lo encontraste amor?

—Lo encontré en la boca del perro grande!.....mami está muy débil, su mamá al parecer está peleando aún con él....solo pude salvar al pequeñito!

Las hermosas gemas en sus grandes y redondos ojos se llenaban de lágrimas ante lo dicho, un mal presentimiento se instalo en su pecho.

—Quedate aquí, busca a Kacchan y Ochako, no te muevas del lado de ellos ni de tus tíos, ve ahora mismo.

Sin más fue en búsqueda de ayudar a la mamá coneja.

Corrió lo más que pudo, llegó al árbol donde su pequeño encontró al animalito, pero.....ya era tarde.

La coneja estaba siendo destrozada por aquel gran perro negro de ojos rojos, cayó al suelo y se sintió mareado al ver aquel brillo salir de los ojos del can.

Todo se llenó de oscuridad, el dolor comenzaba a ser más fuerte en su vientre, tenía miedo, se paró del suelo y comenzó a correr dónde estaba su hijo, pero cada vez se veía más lejano, el dolor en sus piernas era más y más fuerte, dolía dolía como el infierno pero no pararía hasta estar al lado de su hijo, de su pequeño bichito.

Sin saberlo cayó al suelo, unas cálidas manos levantaron su cara, tan pequeñas y suaves como el día en que finalmente conoció su a pequeño gran milagro.

Pero al querer ver los hermosos ojos de su hijo, vio unos agujeros negros en ellos, la sangre que corría por las cuencas vacías, mientras el pequeño era elevado en brazos por Katsuki quien de igual manera sus ojos fueron remplazados por el vacío infinito.

—Debes despertar Deku, no te duermas.....por favor no te atrevas a cerrar los ojos.

Aquel prado lleno de árboles de cerezos en flor fue remplazado por un techo lleno de tubos y el frío invadió nuevamente su cuerpo.

Kekkon shita bakari [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora