Derek Millton.
¿Qué fue lo que pasó anoche? Simplemente cerré los ojos tratando de olvidar todo, pero...¡Nos besamos, mierda! ¡Su labios sobre los míos...! Uh, fue una sensación exquisita, sin duda alguna.
Y entonces, despertando de aquellas ganas de tener sexo con él, fui al lavabo del baño y toqué mis labios mirándome al espejo.
¿Qué pasaría si fuera más que los labios?, pensé, excitado ante la idea de una aventura. Sería jodidamente divertido.
-¿En qué mierda estoy pensando? No soy gay -dije, apoyándome del lavabo con una mano mientras usaba la otra para lavarme el rostro.
Tyler aún seguía dormido, sin camisa y con un pantalón de pijama. En cambio, yo estaba sin camisa y con boxers. Me gustaba dormir así.
No sé qué pasó, pero el dormir junto a él fue reconfortante: sentir su calentamiento corporal, la suavidad de su piel...¿qué me estaba pasando que me hacía sentir de esta forma?
-Ey, levántate, es hora de almorzar -dije, pateando a Tyler.
-Mm...5 min. Más -murmuró, volteándose.
-No, muévete, oso holgazán.
-¿Por qué un oso?-se giró para verme mientras uno de sus ojos se dejaba a la vista, pues el otro había sido "comido" por la almohada.
-Porque pesas mucho, además de que apestas como tal.
-Auch, eso dolió -rio, levantándose-. ¿Dormiste bien?
Jodidamente bien, pensé.
-No.
-Ya veo -dijo y se metió al baño-. Me daré una ducha, no tardo.
-Bien, yo iré a desayunar. Saldremos a pasear después.
-Sí.
Cerró la puerta.
Después de unos minutos, salimos todos a pasear, emocionados por el asombroso paisaje natural.
-Oigan, tomemos una foto aquí -dijo Coraline, quedándose en casi la orilla de la montaña.
No estaba tan alto, pero una caída sería fatal: terminarías lastimado.
Ya habíamos ido a varias partes que queríamos visitar, ahora estábamos mirando el atardecer.
-Coraline, cuidado, podrías caerte -dije, mirándolo preocupado.
-No pasa nada, Derek. Vengan -todos fuimos y nos posicionamos para la foto.
-¿Estás segura de que es seguro?-preguntó Amanda, aterrada ante la idea de caerse.
-Supongo -rio-. Ahora digan "whisky". 1, 2...
-No creo que sea...
-¡...3!
¡BAM!
-¡DEREK!-gritó Tyler.
Rodeé una y otra vez hasta bajar por completo de aquella montaña.
-¡Derek!-gritaron los demás.
-¡Maldición!-gritó Tyler, bajando desesperadamente de la montaña.
-¡Señor Kerlsonn! ¡No vaya, no habrá forma de subir sin un equipo de ayuda!-advirtió Coraline.
-Ellos tardarán en llegar y ya está anocheciendo -respondió Tyler-. Necesito atender a uno de mis alumnos. ¡Ustedes vayan por ayuda!
-¡Pero la estación está a kilómetros! Anocherá y...
-No importa, nosotros intentaremos encontrar un refugio aquí abajo -Tyler ya estaba a mi lado.
-Bien, suerte.
Y ellos se fueron rápidamente.
-¿Estás bien?-preguntó, ayudándome a levantarme.
Tenía rasguños, sangre saliendo de estos mismos, y me dolía el cuerpo.
-Sí. Mierda, duele un...Ah -dije, intentando mantenerme de pie.
-Cuidado, esa fue una caída brusca. ¿Seguro que puedes caminar?
Su rostro mostraba una inmensa preocupación, me mostraba algo que jamás había visto en el rostro de alguien más cuando sabía que yo estaba mal.
¿Por qué se preocupaba por mí?
Lo miré atentamente, viendo que él también tenía cortadas en sus brazos y manos.
-¿Y tú lo estás? Tienes cortadas.
-Eso no importa. Tú importas más.
-Claro que no, deberías de preocuparte más por tí y no por los demás -gruñí, queriendo caminar-. Mierda, mi pierna.
-¿Qué sucede? ¿Te duele? ¿Te llevo en mi espalda o...?
-Ni de loco, joder. Soy un Alfa, puedo hacerlo solo.
-Ah, qué necio eres, cariño -Tyler suspiró y después me cargó, poniéndome detrás de su espalda.
-¿Qué mierda crees que haces? Bájame.
-Nop.
-¡Mierda, Tyler!
-Vamos, mi príncipe, te llevaré a un viaje por el país de las maravillas -rio fuertemente.
-Jódete.
Me dolía el cuerpo, pero el dolor disminuía por su tacto, por estar a su lado.
¿Qué es este sentimiento?
Ya estaba anocheciendo, lo demás se fueron por ayuda y nosotros por un refugio mientras tanto; de milagro no me desmayé o sufrí más daños.
Hablábamos de puras tonterías, pero era divertido.
Pasaron unos minutos antes de que encontráramos una pequeña cabaña al lado de un lago.
¿Estaba vacía? ¿Había alguien?
-Aquí vamos -dijo Tyler, tocando a la puerta.
Una señora decrépita abrió la puerta segundos después.
-¿En qué les puedo ayudar?-preguntó, sonriendo.
-Uh, em...-Tyler volteó a verme en busca de las palabras exactas para dirigírselas a ella.
-Buenas noches, señora. Verá, estamos buscando un refugio dónde quedarnos esta noche, pues nos hemos caído de aqulla montaña...y no hay forma de subir sin ayuda. Mis compañeros fueron en busca de ayuda pero la estación de rescate está a kilómetros, así que...
La señora se quedó en silencio por varios segundos, escudriñándonos.
-Mire, sé que somos desconocidos y que le estemos pidiendo refugio es...
-Adelante.
-¿Qué?-dijimos Tyler y yo al unísono.
-Pueden pasar.
-¿Pero...no nos cree personas malas o...?
-No, sé que son Alfas, pero sé que son de los buenos.
-¿Eh?
-Están enamorados, ¿no?
¿¡Qué mier...!?, pensé.
-¿Eh?-exclamé.
Entonces miré a Tyler, quien estaba sonriendo alegremente con los pómulos sonrojados.
Este imbécil...¡piensa que sí lo somos!
Lo miré furioso, con una mirada asesina.
Él entendió el mensaje y se desanimó. Haciendo un mohín, dijo:
-No...-giró su cabeza hacia la derecha y susurró-: aún no.
¿Qué dijiste, eh?, pensé.
La señora se rio.
-Bueno, me pueden contar todo después. Pasen, pasen.
La cabaña era simple, sin lujo alguno, pero era acogedora y agradable. Me gustaba.
-¿Quieren una taza de chocolate?
-Sí -dijimos al unísono, mirándonos.
Ella rio.
-Sí que están enamorados.
-No.
-Sí.
Miré furioso a Tyler, quien sonrió nerviosamente.
Nos sentamos en el sillón de la pequeña sala, tomando chocolate mientras le contábamos con detalle lo que había sucedido a la señora.
-Entonces quédense. Hay una habitación disponible.
-Agrecemos su gentileza, de verdad -respondió Tyler-. Le daré un cheque.
Ella sonrió.
-No es necesario, en serio.
-Pero...
-Vayan a descansar, la habitación está por el pasillo, segunda puerta. Yo duermo arriba.
-Gracias.
Tyler me llevó hasta la habitación.
Aquella señora nos había dado un botiquín de primeros auxilios para las cortadas que teníamos.
-Quédate quieto, yo lo hago -dijo Tyler, dejándome en la cama.
-Estoy bien, no es necesario. Además, tú también tienes heridas.
-Pero yo no me caí de una montaña y no sufrí de muchas heridas.
-Bueno...
Quedando de rodillas ante mí, sacó una gasa junto con alcohol y esperó a que me quitara la camisa. Lo hice, sintiendo mi corazón later demasiado rápido. Tiré mi camisa y, mirando a Tyler, me di cuenta de que estaba absorto en sus pensamientos acerca de mi cuerpo.
-¿Ya te excitante tanto como para no atenderme...las heridas?-dije.
-Ah, perdón -sonrió y después empezó a curarme las heridas; su mano era cálida, podía sentirla por todo mi pecho: aquel algodón húmedo cubría las heridas. Pero más que sentir dolor...sentía placer.
Tyler no me quitaba la vista de encima; su mano, grande, suave y cálida, iba lentamente por mi abdomen fornido, como curándome las heridas sensualmente.
Terminó de ponerme las gasas en donde debían de estar.
Se levantó y lo detuve.
-Espera.
-¿Mm...?
-Tú también...tienes heridas. Déjame sanarlas.
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El amor de un Alfa.
RomanceLa vida de Tyler no ha sido nada fácil desde que nació diferente a los demás Alfas; ni siquiera había conseguido un buen lugar en su familia. Todo solo porque le gustaban los Alfas. Pero, después de haber tenido un día tan mal, encuentra a un perfe...