eight

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Uno.

Dos.

Tres.

Cuatro.

Cinco.

Seis.

Fueron seis golpes en el saco de boxeo, se detuvo tronado su cuello y agarró la botella de agua, dándole dos grandes tragos para después dejarla donde estaba y acomodarse para continuar proporcionando golpes al saco.

— Jungkook.— Ese llamado le hizo detenerse y suspirar.

— ¿Si, madre?.

— Ven aquí.— Tragó saliva e intentó meterse en el papel de un hijo obediente, le convenía en ese momento, pero sentir el fuerte aroma a enojo que despedía su madre se lo dificultaba. Sin pensarlo mucho se acercó limpiando el sudor de su frente con la toalla que estaba colgada en su hombro y tomó asiento en una silla que había cerca.— Explícame porque te estás metiendo con Taehyung.

— ¿Qué?, no le he dicho nada a-...

— No le dijiste nada a él, pero te metiste con un Omega que trajo.— Interrumpió.— Nadie con la madurez suficiente burlaría a alguien que está relacionado con Taehyung y que, para colmo, fue invitado a la casa del mismo.— Jungkook asintió recordando cuántas veces su madre le había dicho que si quería estudiar en Daegu, tendría que quedarse en la casa de su hermanastro y respetarle más que nunca, no por ser mayor, si no porque era Taehyung, un Alfa puro que sin necesidad de usar la voz de mando podía humillarlo si quisiera.— Lo peor del caso, es que según mis fuentes te gusta ese Omega, ¿no es así?, por eso lo tratas mal para recibir su atención.

— Las cosas no son así.— Murmuró con la mirada baja.

Jeon Jungkook era célebre por su impulsividad y no analizar las cosas con la cabeza fría. Y haciendo gala de ello, no sé había detenido a pensar que Taehyung le diría a su madre para que se lo llevarán a un internado. Y con respecto a Yoongi, lo que decía su madre era cierto, desde el primer día que llegó a esa preparatoria había caído rendido a los pies del Omega, pero su mente tan cerrada de que su pareja debía ser respetada le hizo esconder en lo más profundo de su ser, el enamoramiento que tenía hacía Min, empezando a ser parte del grupo de bullys que molestaban día tras día al lindo Omega.

Y al parecer... ahora Yoongi tenía algo con su hermanastro.

Taehyung siempre tenía lo que el quería.

Porque quisiese o no, tenía todo lo que Jungkook deseaba. Un claro ejemplo era la empresa que había creado dos años después de presentarse como Alfa.

Era el sueño que Junha, su madre, metió en la mente de ambos. Sin embargo, la familia entera sabía que el menor sería quien lo cumpliría, porque Taehyung era delgado, tenía su cuerpo pequeño como cuidado, y ni que decir de sus facciones delicadas, por lo que Junha estaba segura que su hijo mayor sería un Omega o hasta un Beta y que Jungkook, siendo todo lo contrario a su hermanastro, con su carácter fiero, sería el Alfa que levantaría el apellido Jeon.

Pero para sorpresa de los Kim y Jeon, Taehyung se presentó como Alfa a los quince años, y su apariencia frágil y delicada comenzó a cambiar, otorgándole una imagen totalmente diferente a la que poseía. Siendo su carácter tan peculiar y sumado a la vida que fue orillado a tomar, Taehyung se forjó como un hombre misterioso y observador, siempre atento a los movimientos ajenos con esa mirada que daba escalofríos.

La atención de Junha se desvío entonces, un Alfa puro debía ser respetado y era algo que Taehyung tenía muy en cuenta, sin embargo el mismo fue quien se metió de lleno a un entrenamiento y adiestramiento que garantizaba el líder que el negocio a parte de la empresa necesitaba, explotó sus habilidades y suprimió sus debilidades. Enseñándose a si mismo a coger el gusto por la sangre, al dolor ajeno y a la humillación del enemigo, al poder que le otorgaba la dominación de sus inferiores.

INNOCENT PUPPY | taegiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora