«Desde un inicio, ella estuvo ahí:
Él nació, ella también.
Él entrenó, ella también.
Él se quedó sólo, ella lo acompañó.
Él se sumió en la oscuridad de la venganza... Ella lo siguió a tientas.
Siempre estuvo para Sasuke, pero él lo había olvidad...
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“Tal es tu belleza que podríaquedarciegoy aún notarla.”
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A medida que avanzaba el tiempo, tanto Sasuke como Shira empezaban a ser personas distintas de las que sus máscaras demostraban al mundo, y eso sólo podía significar una cosa... Una cosa que ninguno de los dos podría aceptar de ninguna manera, por cada motivo personal que poseían.
Los tiempos que dedicaban a hablar eran escasos pero suficientes. Los que eran para intentar que la bloqueada mente de Sasuke recuerde no eran de lapsos cortos, pero tampoco demasiado largos. Ah, pero los momentos dados a admirarse secreta e inconscientemente eran momentos sin un fin la vista:
Shira seguía viendo a aquel Uchiha como su pequeño protegido, de finos y bellos rasgos, con sus temas delicados y a causa de ellos su hosco carácter, pero lo consideraba inigualable, imposible de suplantar. Y en tanto Sasuke... Bueno, él no era muy expresivo que pudiera decirse, tanto por fuera como por dentro. Y era por eso que todas las frases que en conjunto definían a Shira, quería simplificarlas a una simple palabra que aun no encontraba, pero estaba seguro de que la buscaría para algún día, cuando la recordara y supiera qué papel jugaba ella en su vida, le diría.
Ese día, la Daishi reposaba de manera tranquila con los brazos tras la nuca luego de haber gastado gran parte de su energía en uno de los tantos recuerdos, y el Uchiha meditaba. Meditaba buscando un recoveco de su memoria en el cual no se hubiera asomado para encontrar sus recuerdos.
- Tsk, no puedo, Shira-chan. -se quejó como si de un niño infante se tratara.
- Ya te dije, no debes forzarlo. -le recriminó abriendo un ojo perezosamente- Así no lograrás más que pérdida de tiempo y dolores de cabeza.
- ¡Pero yo quiero recordarlo!
- ¿Y eso por qué? ¿Por qué tanta prisa?
- Porque quiero recuperar mis recuerdos. -respondió secamente, en parte mintiendo y en parte no.
- Pero, ¿qué motivo específico tienes aparte de ese? -insistió Shira, ahora mirándolo con ambos ojos miel en los suyos dispares respecto del color.
- Olvidalo.
La fémina sonrió diminutamente, volviendo a descansar su cabeza en el suelo y cerrando los párpados.
- Está bien. Si eres así de masoquista sigue intentando con eso. No te aseguro que sirva pero si te aseguro que te golpearé si no me dejas dormir. ¿Ya viste la hora?
Sabiendo que su enojo no era real pero sí que no debía molestarla a esas horas de la noche, alzó la mirada a la Luna.
"¿Porquénopuedo, Nee-san? Síquiero, quieroayudarla, peronopuedo. ¿Qué debo hacer?". Se exasperó, deseando que algo o alguien iluminara sus ideas fuera de lugar, que alguien le dé la respuesta que él no podía encontrar.
Entonces lo supo. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¡Qué estupidez, era tan fácil!
Aceptación.
De inmediato miró a Shira, quien a esas alturas ya se hallaba por el quinto sueño, el cual había conciliado tan rápido como siempre.
Ella, unavezmás, eralamalditarespuesta.
Sasuke se levantó de su sitio, y fue a arrodillarse casi eufórico al lado de la joven que dormitaba.
- Todo este tiempo... Todo este tiempo fuiste tú, Shira... -susurró acercando su mano a la mejilla relajada de la muchacha.
Él teníaqueaceptar, aceptarlarealidadqueenesemomentolorodeaba. Yélloaceptó. Aceptóqueéllaquería, quelaverdaderapalabraquedefiníaaShiraeraBelleza.
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