El fin de semana había llegado, específicamente el sábado, y tal como si se tratase de algún tipo de resaca luego de una noche tomando a lo loco, Nagito se encontraba con el arrepentimiento de un borracho que se despierta en la cama de un extraño, sabiendo bien que tiene una esposa en casa.
Una extraña analogía para su situación, pero que se ajustaba bien, por alguna razón.
Ya que, si bien Komaeda había aceptado la nueva amistad con el afamado Hinata, estudiante de reserva amado por-quien-sabe-que-razón, debía admitir que una sensación de cierto rechazo le recorría la piel ante la idea, al menos cuando la pensaba intensamente.
No sucedía siempre. Incluso antes de lo sucedido el viernes.
Cuando charlaba con él, cuando se encontraba a su lado y era capaz de mirarlo de tan cerca, de cierta forma, hasta se le olvidaba un poco quien se supone que era el chico.
Y no era hasta que lo veía de lejos, perdido en un millón de uniformes negros, con su cabello marrón y su para nada destacable porte, que Nagito se recordaba a si mismo de donde venía Hajime.
Ambos pertenecían a diferentes mundos, podrían hablar de mil cosas, coincidir en cien más, pero siempre existiría a sus ojos esa brecha innegable. Al menos hasta ahora, era así. Quien sabe y en un golpe de suerte, Hinata poseía algún talento no descubierto.
Eso sí sería un evento que Komaeda desearía ver más que nada. Después de todo, incluso si desease negarlo, a sus ojos, el chico poseía todas las fichas correspondientes para ser un excelente símbolo de la esperanza, exceptuando el más importante, por supuesto, la falta de un talento.
Sin eso, solo podría ser un simple escalón, el cual tampoco era, por cierto.
"Komaeda ¿me estas escuchando?"
Ah, cierto, su arrepentimiento de borracho o más bien, la persona con la que se supone estaba siendo infiel en sus fantasías ¿a quién le estaba siendo infiel? Quizás a sus ideales, no estaba del todo claro.
Pero no podía pensarlo demasiado, en especial viendo al castaño.
A su lado, el estudiante de reserva lo miraba con una ceja alzada esperando su respuesta, aunque al mismo tiempo una clara molestia se reflejaba en sus ojos verdes, sabiendo de por lleno que el albino no estaba prestando ni la más mínima de atención al tema de conversación.
El preguntar era una simple cortesía de parte de Hinata, quien procedería a mirarlo como si fuese la decepción definitiva. Dolía un poco debía admitir, si tenía que darle algún punto al chico, sin duda seria la gran capacidad para hacerte sentir arrepentido de tus acciones.
Tal como un amigo, viendo como por quinta vez su amigo caía por las palabras dulces de una ex novia.
"Ah, lo siento, Hinata-kun, estoy emocionado ¡es la primera vez que soy invitado a la casa de alguien! Siento tal y como si pudiera morir feliz aquí, por supuesto es solo la casa de un estudiante de reserva ¡pero no es como si mereciera ir a la casa de un definitivo! Alguien como yo no podría desear algo como—"
Apoyando con fuerza justo en frente de él una taza de café negro y un plato con galletas, Hajime dejo en claro que hasta ahí podría llegar esa conversación sin que el inocente plato terminase en el medio de su cabeza y un cuerpo fuese encontrado en su casa.
"Deja de mirar tu mano como si no la hubieses visto toda tu vida y préstame atención ¿quieres? Estamos discutiendo que hacer para que por fin puedas integrarte con los demás y para eso necesito entender un par de cosas"
"¿Entenderme? Pensé en que habíamos coincidido en que ninguno de los dos nos entendemos"
"Y también en que habíamos quedado en intentarlo"
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Entre la Multitud
FanfictionCuando se trataba del mundo, Komaeda estaba seguro de ser la persona que más claro tenia como funcionaba. Aquellos que nacían con talento estarían destinados a brillar en él, mientras que los demás, estarían destinados a ser simples escalones para...