Cuando una ola se estrella con otra, la atracción la hace crecer y volverse más salvaje, dejando la armonía del océano permanecer intacta. Romper esa armonía lastimaría no solo a las olas, sino al océano entero.
Dicen que cuando dos hombres se besan, deben sentir una creciente enfermedad desde el fondo de su estómago. Esa enfermedad puede crecer y consumirlos por completos a menos que alguien le ponga fin y les enseñe lo que es correcto.
Adrien no sentía una enfermedad de ningún tipo.
Solo una inmensa duda.
Muy temprano en la mañana después de ese día, Adrien despertó con unos suaves labios sobre los suyos, esa simple acción haciéndolo sobresaltarse, apretando las sábanas en sus manos antes de saber que estaba pasando. Cuando abrió los ojos, vio a Marinette sonriendo, su aliento mentolado sobre su rostro.
-Tengo que irme. Aún es muy temprano así que vuelve a dormir. Te hice el desayuno, está en la cocina.-Dijo Marinette y Adrien asintió débilmente, para después recibir un rápido beso en los labios.
Sus labios contra los de Marinette fueron los que le recordó lo que estaba bien y lo que estaba mal. Esto, esto era lo que estaba bien. Era su virtud, a lo que debía obedecer si tuviera un poco de moral, así que se levantó en un movimiento casi doloroso y besó a Marinette un poco más firme, asegurándose de que sintiera todo.
Marinette sonrió sobre sus labios y se alejó después de unos momentos, sonrojada.
-Voy a extrañarte-Le dijo.
-Voy a extrañarte también, Llámame-Adrien le respondió y Marinette asintió.
-Por supuesto que lo haré, te amo-Le dijo ella, besando su mejilla.
-Te amo también. Déjame llevarte hasta la puerta-Adrien dijo y Marinette sacudió la cabeza.
-Oh, no, hace mucho frío allá afuera, no quiero que te enfermes-Marinette le respondió y Adrien se levantó de la cama.
-No te preocupes por mí, Marinette-Adrien dijo sonriendo, apartando unos mechones de cabello de su rostro-Espero que aproveches estos días para pensar en ti misma.
-Espero que aproveches estos días para encontrar tus propios intereses--Le respondió ella, riendo.
-No creo que te guste que lo haga.
Adrien tomó un abrigo y se lo puso rápidamente antes de cargar la maleta de Marinette y salir de la habitación. Ella caminó tras él.
-No tienes que...
-Marinette, ¿no crees que te preocupas demasiado? Soy tu esposo, tengo que cuidar de ti-Adrien dijo suavemente y Marinette asintió, mirando al piso. Adrien besó su frente y después abrió la puerta para salir.
Hacía frío afuera, el cielo aún estaba oscuro. Un coche estaba esperando afuera de su casa con las luces encendidas. Era plateado, brillante, con el techo perfectamente cuadrado. Adrien vio a Chloe sentada en el asiento del conductor.
-Bueno, Chloe me dijo que va a conducir hasta allá, supongo que está bien-Marinette dijo y Adrien gruñó.
Bajó las escaleras de su casa hasta la calle, detrás del coche deñ que Chloe salió, viendo a Marinette dándole un abro mientras Adrien abría el maletero del coche.
-Déjame ayudarte-Dijo una voz y Adrien levantó la vista sorprendido de ver a Luka con su cabello negro cayendo por su frente hasta sus ojos.
Adrien cargó las maletas y él mismo las puso dentro del coche, cerrándolo después.
ESTÁS LEYENDO
Alguien a quien amar (Lukadrien) ©
FanfictionPROHIBIDA LA RE SUBIDA DE LA HISTORIA Y LA COPIA. Créditos a: Thomas Astruc Creditos a la portada:FanMeery.