Capítulo 6

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Amaya estaba sentada en aquella silla del enorme comedor mientras Shido iba y venía con platos de comida, los depositaba en la mesa frente a ella. 
Se iba de nuevo detrás de unas puertas para regresar con más platos. 

¿Pero de dónde sacaba tanta comida?

—Ehmm... —Amaya miraba algo escandalizada los más de 7 platos frente a ella.

Shido sonrió amable.
—Descuide, mi señora, usted coma todo lo que guste. ¿Quiere bocadillos? ¿Algo más tradicional? ¿Algo más extranjero?

Amaya negó con la cabeza rápido.
Volvió la mirada hacia las puertas por doónde Sesshomaru se había ido.

—No se preocupe, señora. El señor Sesshomaru debe estar refrescándose —Shido la miró, le era difícil comprender a los humanos— ¿Desea que la lleve con él? ¿Quiere tomar un baño con él? —comenzó a halar de la silla para poder darle espacio para salir y  llevarla con su amo. 

Amaya negó enérgicamente con la cabeza y las mejillas completamente rojas.
—No, no, no, no, no... No... Estoy bien... —haló de vuelta la silla.

Shido sonrió y asintió.
—¿Quiere beber algo? ¿Un masaje?

—No... —era difícil seguirle el paso a alguien tan servicial— Estoy bien, muchas gracias —suspiró mientras tomaba un trozo de fruta con el tenedor— Disculpe ¿Usted hace cuánto trabaja para el señor Sesshomaru?

Shido, que estaba de pie junto a ella como un mayordomo, le miró con esa típica sonrisa amable.
—Cuatrocientos años.

Amaya se atragantó con el trozo de fruta y comenzó a toser.

Shido se apresuró a acercar agua, darle golpes suaves en la espalda, soplarle la cabeza, abanicarla con sus manos.

—¿Cuatro... Cuatrocientos años? —preguntó algo sorprendida una vez se recuperó.

Shido seguía dándole aire con las manos.
—Así es, Señora. Aunque yo era muy joven aún, fue todo un honor que el señor Sesshomaru con sus milenios de sabiduría me acepte como su fiel sirviente.

¿Milenios había dicho?
Al parecer los demonios no mostraban signos de envejecer.

Eso era algo asombroso.

Miró con tristeza el plato.
Pero también quería decir que había visto a muchos morir, aunque no parecía ser apegado a nadie, le era difícil creer que tanta muerte a su alrededor no le hubiese lastimado.

Recordó su seriedad.
Mmm... Probablemente no.
Sólo la de Rin.

—Pero no se preocupe, Señora, que él parece de unos dulces 25... ¿O 35? La edad humana es muy difícil de seguir, supongo que es dependiendo del ojo que lo mire. ¿A usted le gusta así? Aunque podría él adoptar algo más acorde a su gusto, si es que no le atraen tan grandes.

—¿Qué? —le miró sonrojada.

—Modificando su apariencia, tal como hace que sus marcas demoníacas no sean visibles... —Shido sonreía con los ojos cerrados mientras se apuntaba las mejillas y frente en dónde Sesshomaru tenía las marcas que ella había visto antes— Debería decirle si no le gusta, o si piensa que la gente hablará mal porque él se vea mayor que usted.

—¡¿Qué?! ¡No! Él se ve bien... Es decir, está bien así. Es guapo y no se ve tan grande. Además la gente no tendría qué decir nada —con cada palabra se ponía más nerviosa, luego vió la sonrisa de Shido— No... Es decir, no tendría por qué cambiar nada, él... —comenzó a bajar la voz— Bueno él no es...—más bajo— nada mío —susurró.

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2022 ⏰

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