Tocado y hundido.

307 25 9
                                    

Las semanas pasaron sin recibir ni una sola noticia de Kurusu.

The Phantoms seguía haciendo de las suyas, la opinión pública cada vez me odiaba más y Niijima, aunque no dijera nada, estaba comenzando a pensar que yo era completamente inútil. Sin duda, había tenido rachas mejores. Las noches se hacían largas y el frío invierno me golpeaba en la cara recordándome que estaba solo. 

Una de esas noches me encontraba en mi cuarto estudiando cuando recibí un mensaje. Durante unos segundos tuve miedo de mirar el teléfono aunque no sé qué me daba más ansiedad... Si recibir un mensaje de esa persona o ver que no era él. Respiré hondo y me armé de valor. 

Casi que preferiría no haberlo abierto ya que era una citación con Shido. 

Allá vamos otra vez.

[...]

Ya hacía un mes desde mi ruptura con Akira. No había parado de trabajar y parecía que poco a poco íbamos encontrando pequeñas pistas contra The Phantoms aunque no tenían la suficiente fiabilidad como para utilizarlas en el caso. 

Esa mañana iba en el metro, absorto en mis pensamientos, cuando sentí cómo alguien me ponía la mano en el hombro. Al girarme vi que era Ann. Miento si digo que habría preferido tirarme del vehículo en marcha antes que hablar con ella.

- Oh, hola - saludé cortantemente.

- ¿Cómo te encuentras? Iba de camino al instituto y te vi de casualidad...

- Hacía tiempo que no estaba tan bien. 

- Vamos, Akechi... No hace falta que me mientas - dijo ella con cara preocupación.

- Ann, ya no hay nada que nos una indirectamente, no tienes por qué actuar como si te cayera bien. Estoy mucho mejor desde que Kurusu y yo ya no estamos juntos. 

Escuché a alguien toser detrás mía y me quedé helado al girarme y ver que era Akira.

- Me alegra saber eso - respondió él con voz seria y se alejó intentando abrirse paso entre el gentío. 

Los ojos se me llenaron de lágrimas y me quedé completamente quieto mirando cómo se alejaba. Ann me miró con pena y fue corriendo detrás de su amigo. 

Debe de ser bonito cuando tienes a alguien a tu lado que se preocupa de tu bienestar. Creo que sólo pude saborear levemente ese sentimiento esos meses que estuve con él pero, aún así, nunca fue del todo real. 

El metro llegó a mi parada y me dispuse a seguir el resto del día con normalidad. Al salir del instituto vi que estaba Yusuke en la puerta de la salida e intenté seguir caminando sin que me viera pero no lo conseguí.

- Hola, Akechi. Si me lo permites, necesito hablar contigo - dijo aquel estúpido mientras me miraba con cara de pena.

- ¿En serio? ¿No me vais a dejar nunca en paz? No os aguanto de verdad... - se notaba la exasperación en mis palabras. 

- Quería decirte que lo siento, nunca intenté meterme entre Akira y tú, sin embargo creo que tuve algo que ver en vuestra ruptura y eso me pesa en la conciencia.

Después de esas palabras entré en cólera, le cogí del cuello de la camisa y lo pegué contra el muro que rodea el recinto estudiantil.

- ¿¡Ah no!? ¿¡Eso no es lo que querías!? ¡Entonces, dime, ¿qué cojones esperabas!? ¡Nunca tuve que haberme acercado a ninguno de vosotros, sois una maldita escoria!

Yusuke tenía los ojos abiertos como platos y no dejaba de mirar anonadado ante la situación. Nunca había perdido los papeles así en público.

Desde el momento en que me di cuenta de que la gente nos miraba, le solté y me alejé unos pasos.

- Dejadme en paz. Por mí cómo si os hundís todos en la miseria - dije mientras me daba la vuelta para proseguir con mi camino. El chico de pelo azul fue incapaz de articular ni una sola palabra. 

El camino a casa se me hizo confuso, estaba tan cabreado que actuaba por inercia y, cuando me di cuenta, ya estaba en mi habitación. Me senté en la cama intentando calmarme y que mi puso dejara de acelerarse. Entonces, recibí otro mensaje y al observar la pantalla vi que era de Akira. 

Sin leer el mensaje, abrí el cajón de la mesilla de noche y vi que mi arma seguía ahí... Por un pequeño instante quise acabar con todo. Cerré el cajón y respiré profundamente antes de abrir aquel mensaje de texto.

Akira: "Sé que no piensas lo que dijiste en el metro"

Akechi: "Sí lo pienso"

Akira: "No, a mí no puedes engañarme"

Akechi: "No estoy mintiendo, cree lo que quieras"

Akira: "Yusuke me contó lo que pasó hoy"

No quise responder a ese último mensaje pero al cabo de dos o tres minutos recibí otro.

Akira: "Le dije que no lo hiciera pero no me hizo caso, lo siento"

Akechi: "¿Qué parte de dejadme en paz no entiende ninguno de vosotros?"

Akira: "Tienes razón, lo siento, espero que todo te esté yendo bien"

Necesitaba salir del apartamento y me dispuse a ir a algún sitio de moda dónde probar algo nuevo de comer. Eso sin duda me distraería de toda esta situación. Elegí un nuevo sitio de ramen que estaba revolucionando las redes sociales desde hacía días. A ver si es cierto que era tan bueno como dice la crítica o es pura exageración comercial. 

Al entrar al local quise haberme llevado mi arma para pegarme un tiro. En la mesa que se encontraba justo delante de la entrada estaban Ryuji, Akira y Yusuke; y antes de que pudiera darme la vuelta se acercaron un par de chicas a pedir autógrafos dando gritos así que, indudablemente, se percataron de mi presencia. 

Ya no había vuelta atrás así que hablé un rato con aquellas chicas y pedí mi comida. No paraba de acercarse gente desconocida a la mesa a entablar conversación conmigo, algunas un poco desagradables, así que eso me ayudó a ignorar la mesa dónde se encontraba Kurusu. 

Después de comer algo, firmé mis últimos autógrafos y salí del local. Los tres amigos ya se habían ido hace un rato así que salí sin preocupación por encontrármelos. Sin embargo, para mi sorpresa, allí estaban esperándome. 

- Goro, ¿podemos hablar? - preguntó Akira escondiendo su mirada entre su fleco despeinado.

- De verdad... No lo soporto más, ¿por qué no me dejas vivir tranquilo? - los ojos se me llenaron de lágrimas mientras pronunciaba estas palabras, no aguantaba más esta tortura de idas y venidas entre nosotros.

- Tienes razón, lo siento, pero quería saber cómo estabas - Kurusu parecía igual de roto que yo aunque no tanto como Yusuke que se encontraba a unos metros junto a Ryuji observando la escenita. 

- Ya oíste lo que le dije a Ann, mejor que nunca, ¿no te vale con eso?

En ese momento, Akira se acercó lo suficiente a mí como para dejar que una de sus manos rozara levemente la mía. Empecé a temblar. Sentía el vaho de su aliento en mi cara y pude observar cómo sus mejillas estaban completamente sonrosadas. 

- Kurusu... Para. 

- Te necesito.

- Para - repetí una vez más.

- Por favor, yo te...

Interrumpí su frase antes de darme la vuelta para continuar mi camino.

- Te odio, Kurusu. Acéptalo ya. 

Las lágrimas caían por mi rostro a mares mientras seguía caminando sin mirar atrás.

Ésto era lo mejor. Aunque doliera, aunque quemara. Éramos enemigos, esta historia de amor cutre debía acabar de una vez. 

Esta vez sí que no podía caer más hondo... Me encontraba tocado y hundido.


From Enemies To LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora