cinco

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Tocaba limpiar el nido, TaeHyung lo sabía pero no estaba contento con ello, por eso mismo estaba en el salón de casa con sus brazos cruzados por encima de su vientre y viendo documentales de animales marinos que JungKook colocó para él. Mientras que el Alfa hacía un repetitivo recorrido desde la habitación hasta la lavadora y desde allí hasta las ventanas del salón, donde colgaba lo que ya había sido lavado. Era un trabajo juicioso, debía asegurarse de no dañar alguna manta o poner demasiado suavisante a los edredones, su Omega aborrecería cualquier aroma que predominase.

TaeHyung estaba incómodo en el sillón, no tenía aroma, no estaba caliente, no se sentía protegido y no podía cuidar a su cachorro.

Entendía que JungKook se preocupase por limpiar y mantener todo pulcro, pero era estresante estar fuera de su espacio seguro, además, el mismo Alfa no ha parado y no le ha dedicado unos minutos de mimos. Únicamente preparó un desayuno adecuado junto a sus vitaminas, pasaron esos escasos momentos juntos y después no volvió a olfatearlo de cerca.

Las ventanas estaban abiertas y dejaban entrar el fresco viento, aireando su habitación y el salón entero, sus ánimos estaban igual de congelados.

En los días pasados habían aumentado el tiempo fuera de casa, los paseos diarios que TaeHyung debía dar ahora eran más largos pero cabe destacar la falta de fuerzas del mismo a la hora de caminar por mucho tiempo. Dan breves descansos y JungKook ayuda en lo que puede, pero el menor está empezando a no querer salir.

—¿H-Has terminado, Jung-JungKookie? -Asomó su cabecita por el marco blanco de la puerta, sus luceros oscuros se clavaron en el azabache mientras que éste colocaba nuevas mantas en la cama, preparando así el refugio de su Omega.

—Casi, casi, ¿puedes traer tu leche? -Le preguntó sin verle, acomodando las almohadas en el respaldar de la cama, TaeHyung chilló de emoción.

Acatando rápidamente la orden se marchó con la idea de volver a su rincón calentito y cómodo, cuidar de su cachorrito y con todo a oscuras. JungKook haría su comida y compartirían esos minutos juntos en la cocina, después se acurrucarían juntos en el nido y ambos mimarían a su retoño. Los planes sonaban bastante tentadores.

Llegó sin problema a la cocina y localizó los paquetes de leche de plátano listos para su consumo, al igual que las bolsas de bollitos. El Alfa cuidaba de su alimentación así que también vio e ignoró la fruta en enormes cantidades. Sabía que el azabache llegaría con cócteles a la habitación y le haría comer.

Pero solo tomó el primer paquete de leche, sonriente y complacido volvió a su recámara, el Alfa sin embargo le preparaba ropa y la ponía encima de la cama, el nido estaba hecho pero su pareja se estaba vistiendo.

—¿V-Vas a salir? -Preguntó- ¿A-A dónde vas?

Una corta sonrisa se escapó de los labios del azabache negó suavemente y vio al castañito dejar las cajetillas de leche en su mesilla, con curiosidad viéndole de arriba a bajo y haciendo un pequeño puchero.

—Debemos ir a la cita con la matrona, tú también vas -Musitó y en menos de dos segundos, casi milésimas, el Omega había escapado del Alfa- TaeHyungnie, es por tu bien, amor...

—¡N-No, t-tocan a mi bebé, lo-lo lastiman!

En respuesta aspiró y suspiró exageradamente, sabiendo exactitud lo que tardarían en salir del departamento, si es que salían. TaeHyung no estaba acostumbrado a hospitales y las pocas veces que llegó a estar en una sala de ese edificio siempre eran por trasfondos traumatizantes para él, la idea de exponer a su cachorro no llegaba a cuajar, no le agradaba, haría todo lo posible por evitar que tocasen a su hijo.

Su pareja lo sabía, pero era importante tener un historial médico del pequeño que crece en su interior, así como las consecuencias que está sufriendo el cuerpo del Omega tras los primeros meses de gestación. Solo habían acudido a una corta revisión unas semanas después de enterarse del embarazo, al castañito le recetaron muchas vitaminas y unas cuantas pastillas que él no entiende para qué son o porqué tiene que beberlas.

—Será solo una ecografía y podremos verle -Le dijo, buscando al menor por el departamento, alzando y bajando la mirada intentando localizar al castaño fugado- Si quieres podemos comprar ropa y cositas para el cachorro -Pronunció eufórico llegando al salón.

TaeHyung pensaba que era invisible en aquella posición y tras aquellas cortinas blancas traslúcidas estaba de pie, convencido de sí mismo y del escondite perfecto que había encontrado. Lástima que su pancita sobresalía de las cortinas, el pequeño bulto no fue lo único que delató su inmejorable escondite, asomaba su cabecita viendo al Alfa andar por el salón, aunque ya le había visto, le gustaba verle reír tras las cortinas.

—¿No te apetece comprar peluches para nuestro bebé? -JungKook volvió a hablar, haciendo el amago de buscar al castañito Omega.

Y si a él le encantaban los peluches grandes y esponjosos, debía de hacerse una idea de todos los que tendría que comprar por querer sobornar así a su pareja.

—E-Eso es chantaje, A-Alfa tonto...

Apenado y ruborizado salió de allí, sus manitas entrelazadas por detrás de su espalda y el bultito de tres meses haciéndose espacio entre ambos cuando el más bajo se acercó. El azabache sonrió enternecido, acunando su rostro y plantando suaves besitos en sus pomposas mejillas carmines, juntando sus narices en un besito esquimal.

whiny baby noises [𝘐𝘐] | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora