doce

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JungKook se había marchado, de eso unas cuantas horas, en el hogar Min se respiraba esa esencia poco familiarizada con el lobito tristón que se hacía pequeño en una cama que no era suya, su mente solo le proporcionaba imágenes tranquilizantes de su Alfa y de su nido, ese que no puede tener en otro lugar que no sea su habitación. El aroma impregnado en aquellas paredes y la manera de asociar el lugar con algo seguro era lo que necesitaba en aquellos momentos.

Había llorado a mares cuando el Alfa se despidió, mismo que no pudo evitar sollozar a su lado, pese a sus súplicas casi gritadas no pudo darle un cambio a sus planes, con un puño cerrado contra su pecho aceptó que se marchara, aunque las constelaciones se pintaran en sus orbes avellanos por la inundación que lágrimas que en ellos se formaban.

Abrazando a sus cachorros intentó dormir, viendo al techo imaginó tener a sus bebés en brazos, abriendo la ventana pensó en cómo sería JungKook con los niños, finalmente entendió que allí no estaría tan bien como su pareja lo afirmaba, empezando por la falta de su nido.

Asomándose por el marco de la puerta y dando pasitos cortos avanzó hasta el salón de la casa, con cautela se presentó en la sala y vio a JiMin junto a YoonGi en el sillón, haciendo un mohín tomó la parte baja de su vientre para andar hasta ellos pues su pancita pesaba mucho y era difícil caminar sin ayuda.

No había pensado mucho su decisión y era costoso de expresar porque sentía las palabras arremolinándose en su garganta, hablar con JungKook era mucho más llevadero pero abrirse a JiMin y YoonGi era algo con más dificultad, no estaba acostumbrado a entablar conversaciones con otras personas.

—J-JiMinnie Hyung-Hyung -Tragó duro e intentó parecer firme cuando ambos chicos voltearon hacia él con duda, casi atentos a una petición.

No se podía decir que estaban amenazados por JungKook pero se vieron en la necesidad de tratar al pequeño Omega como un príncipe en su casa.

—¿Si, TaeHyung? -Se le vio andar un poco más hasta tomar asiento en una silla acolchada, sus luceritos avellanos estaban clavados en el pulcro suelo y era notorio el nerviosismo que le azotaba.

—N-No me... y-yo n-no puedo quedarme... aquí -Musitó tenebroso, sus palabras rompiéndose a cachitos por su titubeo.

La pareja se vio entre sí con la misma incógnita puesta en la mesa, si bien no había pasado ni un día, no entendían el cambio de planes que destacaba el castañito chico.

—¿Como dices, TaeTae? -La pregunta hecha por JiMin llegó al menor pero solo le movió la consciencia pues era de esperarse que ambos estuvieran listos para cuidarle esos días.

—N-Necesito irme a casa... yo... Necesito cuidar... -Más palabras no pudieron salir, como si una navaja de buen filo hubiera cortado sus cuerdas vocales, aquello no ocurría hace mucho tiempo y volvía a sentir el mismo pánico.

Con rapidez aquello fue captado por JiMin, quien saliendo del sillón ocupó hueco en la estancia del bajito, tomó sus muñecas con cuidado y las envolvió con sus manitas para evitar que continuaran temblando de forma frenética.

—Hey, hey... Taetae, no pasa nada, ¿si? -Intentó conectar sus miradas mas no fue posible- ¿A quién necesitas cuidar? -Sin recibir respuesta tuvo que indagar en lo dado, los ojuelos han depresivos de su amigo se nublaron de lágrimas, esperaba reacciones de aquel calibre por una separación tan abrupta.

—Creo que se refiere a sus cachorros, Minnie. Tienes que recordar que con la falta de JungKook, él busca su nido para sentirse protegido... -JiMin asintió pero aún así tenía que lograr convencerle de quedarse.

—¿Quieres hacer un nido aquí? JungKook te dejó algo de su ropa y-

—No, no, no -Su rostro se frunció y cascadas se dibujaron por sus gorditas mejillas- ¡Q-Quiero irme a casa!

whiny baby noises [𝘐𝘐] | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora