Capítulo 15

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A partir de esa ocasión, cada vez que se encontraban por la universidad se sonreían. Cameron aún no podía ir a los entrenamientos pero igual iba al bosque a pelear, cosa que a Stephanie le molestaba. Ella, al verlo, sentía que los ojos del lobo que la había salvado eran suyos. Cuanto más intentaba recordarlos, más los olvidaba. Tenía la intención de mirarlo por un rato a los ojos mientras estuviese transformado en lobo, pero sería difícil hacerlo sin que él la vea. Había hecho esto muchas veces, una vez más no le haría daño.

Se fue al poste de siempre a vigilar que Cameron vaya al bosque. Se sentó, apoyó su cabeza y cerró los ojos. Sintió un ruido y abrió los ojos. Él estaba ahí, pero parecía inquieto ya que se movía de un lado al otro. En un momento que él decidió sentarse, Stephanie aprovechó para espiarlo. Se asomó tras un árbol y buscó sus ojos. Cuando lo logró, sus miradas se cruzaron. Ella se escondió nuevamente detrás del árbol rogando que él no se haya dado cuenta. Esperó unos segundos y volvió a asomarse, pero él ya se había ido. Pestañeó y miró a su alrededor. Ya era de día y ella se encontraba sentada al lado del poste de luz. Estaba confundida.

"¿Me habré dormido y soñé todo?" se preguntó enojada mientras caminaba a su cabaña.

-¿Dónde estabas? -dijeron sus amigas preocupadas-. ¡Desapareciste la noche entera!
-Lo siento, ¡creo que me quedé dormida! -se sentó en la cama-. Todo parecía tan real y sólo fue un sueño...
-¿Desde cuándo tienes esa pulsera? -preguntó Nicole señalando la muñeca de Stephanie

Ella miró y encontró que tenía puesta la pulsera de Cameron. Sonrió y se tiró sobre su cama. Él había pasado por ahí y se había tomado la molestia de hacer eso. El sábado decidió faltar al entrenamiento de su hermano para ir a devolverle la pulsera a Cameron. Otra vez se encontraba frente al timbre sin poder presionarlo. Suspiró y lo tocó.

-¡Stephanie! ¿Qué haces aquí?
-Buenos días, Sra. Miller -sonrió-. Vine a traerle esto a Cameron -le mostró su muñeca
-¡Oh, Dios mío! -se tapó la boca con las manos
-¿Qué pasó? -Stephanie la miró confundida
-Nada, ¡no me hagas caso! ¿Quieres pasar?
-Sí -se puso colorada- quiero ver si él está mejor...

La Sra. Miller la hizo entrar y la condujo hasta la habitación de Cameron.

-¿Puedo entrar? -preguntó tocando la puerta
-¡Adelante!

Stephanie entró y miró a Cameron. Él se paró inmediatamente asustado tropezándose con su propia cama. Era a la persona que menos esperaba ver entrar.

-Vine a traerte tu pulsera -dijo mientras exploraba con la mirada el lugar-. Además quería saber cómo esta tu hombro.
-Oh... -se puso colorado-. Gracias. Un poco mejor, ¡pero sigue doliendo!
-Y si sigues yendo a pelear al bosque...
-Bueno -bufó-, no puedo evitar hacerlo. ¿Quieres sentarte?
-¡Claro! -se sentó en la silla del escritorio
-Te llevaste un gran susto esta mañana, ¿no?
-¡Sí! Pensé que había pasado toda una situación y terminó siendo un sueño -Cameron rió-. A mi no me causa gracia, ¡me sentí una loca!
-Eso te pasó por perseguirme -ella miró hacia otro lado-. No te sientas una loca, todo lo que crees haber soñado pasó de verdad.
-¿Eh? ¿De qué hablas?
-Fui yo -sonrió triunfante

Stephanie pensó un rato. ¿Cómo no se le había ocurrido antes?

-¡No tienes derecho a aplicarme la llave del sueño! -dijo enojada- ¡Me parecía que yo había entrado al bosque!
-Lo siento, pero no podía dejarte estar en el bosque. Pasé por detrás de ti, te dormí y luego te llevé al poste.
-Y me dejaste la pulsera.
-Eso también -rió-. Admite que fue original...
-Lo fue, pero un poco agresivo de tu parte hacer eso.

Miró el escritorio. Tenía todo tirado, realmente era un salvaje. El cuarto era amplio y estaba lleno de fotos.

-Mi madre ya sabe que tú sabes -comentó
-¿Le contaste?
-¡Tenía que saber que alguien se había enterado!
-¿Ella también es lobo?
-Mi padre lo es, ella no.
-¡Pensé que los dos tenían que ser lobos!
-Nop -dijo él riendo-. Mamá se enamoró de él en la secundaria y se le confesó. Papá tuvo que rechazarla, pero así y todo ella no se rindió. Siguió insistiendo hasta que mi padre le contó la verdad. Se sorprendió mucho al ver que ella estaba dispuesta a estar con él de todos modos - Stephanie sonrió-. Tuvieron dos hijos: mi hermana Miley, la cual no es loba, y luego estoy yo, que si lo soy.
-¿Ella no lo es?
-No, yo fui el desafortunado -rió-. Mi vida fue difícil, ¿sabes?
-¡Cuéntame! -se paró y se sentó a su lado-. ¡Quiero saber!
-Bueno, te contaré. Tuve que aprender a controlar desde pequeño mis dos mundos. También sufrí mucho el que mi hermana fuese normal y no tuviese que pasar por todo esto. Tenía que esconder una parte mía y no podía salir de noche por las dudas de que algo pasara. ¡Fui a un jardín especial al que sólo iban hombres lobos!
-Eso es fascinante -exclamó Stephanie metida en la historia-. ¡Pero yo te he visto en nuestra primaria y secundaria!
-En esa época yo ya lograba contenerme -le explicó-. Y el ir a artes marciales hacía que yo pudiese descargar mi enojo.
-¿Qué es eso de los puntos de encuentro? Luke los mencionó varias veces, pero no entendí.
-Hay muchos lugares determinados en donde nos encontramos. En el barrio hay un lugar, así como está el bosque en la universidad, ¿entiendes? -ella asintió-. En cada uno de esos lugares hay un líder. En el bosque Derek lo es.
-¿¡DEREK!? ¿El también es...?
-Sí, al igual que Matt. No te lo imaginabas, ¿no? También tenemos un código que te lo dan al nacer.
-¿Cómo el número de documento?
-Así es. Es el número que tengo grabado en la pulsera.
-Ya veo... ¿Y qué hacen esos líderes?
-Están para controlar que se cumplan las reglas.
-¿Reglas? ¿Algún ejemplo?
-Si alguien que no es lobo entra al bosque de noche, tenemos el deber de matarlo.
-¿QUÉ?
-¡Porque esa persona puede decir que hay lobos! Ya tuvimos un desastre así hace años...
-Pero yo...
-Tú terminaste siendo novia de uno, así que por eso no tuvimos la obligación de matarte. Uno supone que cuando estás de novio/a con alguien humano, esa persona no contará nada.
-¡Esto es tan extraño e interesante al mismo tiempo!
-Es horrible -dijo él serio-. Las veces que quise no ser lobo son incontables. Siempre quise ser como los demás, poder disfrutar la vida en paz. Pero no tuve esa suerte...

Ella comenzó a recorrer el cuarto. Cameron la seguía con la mirada.

-¡La fiesta de disfraces del colegio! -gritó Stephanie señalando una foto-. ¿Cuántos años tenías aquí?
-Once años. ¿Recuerdas ese día?
-¡Cómo olvidarlo si Todd fue vestido de panda! -ambos rieron-. Mi traje fue poco original, una princesa. Y tú estabas disfrazado de -hizo una pausa- lobo...
-¡Qué sorpresa!
-Nunca se me hubiese ocurrido que en realidad lo fueses -miró otra foto-. ¡Ay! ¡Eras un bebé hermoso!
-Todos dicen igual. ERAS. ¿Tan feo soy ahora?

Stephanie rió y siguió viendo las fotos. Encontró una en la que Cameron estaba mirando hacia un costado y sonriendo de una manera exageradamente feliz. Alguien se la había sacado mientras estaba distraído.

-Esta es de este año, ¿no? La primera competencia que tuvieron.
-Si -dijo nervioso-. ¡Mejor pasemos a otra foto! -se colocó delante de la misma
-Oye, ¡estaba viendo! -lo empujó- También tengo fotos de ese día.
-Bien por ti -la vio sacar el celular-. ¿Por qué no las vemos otro día?
-Dame un segundo, Cameron -buscó una foto en su celular-. ¡Aquí está!

Stephanie le mostró la foto que se había sacado con Todd. Estaban parados uno al lado del otro poniendo cara de malos. Cameron rió nervioso e intentó pasar a la siguiente foto, pero Stephanie había visto algo. Colocó su celular al costado del portarretrato. Su foto completaba la de Cameron como si alguien las hubiese cortado. Él sólo se tapó la cara y se puso de espaldas. Ella estaba inmóvil. En la foto Cameron la estaba mirando, por eso sonreía. Hubo un pequeño silencio incómodo. La Sra. Miller apareció.

-¿Quieren venir a merendar?
-¡Sí! -gritaron ambos desesperados

Stephanie pasó toda la tarde allí. La Sra. Miller le contó cómo había sido su vida, cómo había logrado acostumbrarse a vivir con un hombre lobo. Prometió volver algún otro día y fue a su casa.

Is he a wolf?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora