Lastimada

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Después de la velada que Lucius consideró una celebración, Cahya se levantó del sillón, incapaz de soportar más risas falsas y orgullo.

—Creo que necesito descansar un poco— ella anunció.

Lucius se paró, —Iré a mi estudio por unas horas,— Luego le tendió un brazo a Cahya, esperando estrecharle la mano, —Fue un buen día— se estrecharon la mano, sus múltiples anillos chocando entre sí mientras se daban palmaditas en los hombros- eso es lo más afectuosos que podían ser. Narcissa le sonrió a Cahya como una respuesta.

Cahya por fin subió por las escaleras principales, mirando a todas las pinturas que la miraran inspeccionando su brazo, algunos orgullosos, algunos simplemente mirando. Se bajó su manga y asintió con la cabeza a algunos de su familia que recordaba.

Finalmente llegando a las puertas de su habitación, entró a su habitación y se sentó ante su ventana, emitiendo un encanto silenciador en su parte de la casa, solo por si acaso.

—¿Qué has hecho?— ella habló para sí misma. Sentada en el asiento de la ventana, su cabeza descansando a un lado con sus piernas del otro para sentirse cómoda y mirar por la ventana. —¿Orgullo?— ella se burló de sí misma. —Patética.— se volvió a subir la manga y empezó a trazar la figura son la yema de sus dedos. Suspiró y sintió como las lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos.

Ella se paró frustrada por su debilidad y se arrancó su camisa agresivamente, caminando a su baño personal. Ella podía buscar paz ahí adentro.

Negándose a mirar a su marca, ella entró a su baño. Los muros eran completamente negros y en bloques grandes- muy similares a los muros del Ministerio, con los suelos de mármol negro, lavabo, bañera, cualquier cosa que podía ser de mármol: lo era. Encendió la ducha, que era el único lugar donde ella se dejaría llorar- nadie se daría cuenta. Después salió en su bata de seda de color esmeralda, marcada con C.M. en el pecho con letras grises, salió a vestirse. Una camisa de seda y pantalones negros de pijama. Ella miró afuera por la ventana, a los jardines que eran consumidos por oscuridad, pero alumbrados por la luz de luna. Ella notó desde lejos sus flores de luna que había plantado y que florecían. Eso solo lo hacían dos noches por año. Ella sintió orgullo por eso- no la mancha en su antebrazo.

Estaba muy concentrada en los jardines para darse cuenta que su puerta se había abierto, y no se percató hasta que saltó del susto al encontrarse con alguien sentada a su opuesto en el asiento.

Narcissa.

—¿Cissa?— Cahya dijo sobresaltada.

—Disculpas, no era mi intención asustarte. Estaba preocupada, ¿puedo irme si te parece?— ella siempre era educada.

—No, no, por favor quédate. ¿Por qué estás preocupada?— Los ojos de Cahya se veían cansados después de sus sollozos en la ducha, y era muy bastante obvio.

—Tú no lo quieres, ¿verdad?— Narcissa señaló a su brazo y el corazón de Cahya paró por un segundo. ¿Cómo lo sabía? Ella simplemente miró a los ojos de Narcissa pero fue suficiente para confirmar. ¿Qué tal si le dice a Lucius? ¿Y se me odia? ¿Qué tal si no se había dado cuenta y era solo una prueba ? su mente se llenaba de preguntas y de pánico.

—Claro que sí— puede que haya sido la mentira más obvia que había dicho, por la velocidad en que lo dijo, o la expresión de su cara.

—No me mientas, Cahya.

—¿Disculpa?

—Me he dado cuenta, ¿sabes? ¿Por qué piensas que te dije que todo estaría bien? Yo no trataba de tranquilizar a alguien que está seguro y determinado a hacer algo.— eso tenía sentido.

Cahya estaba en silencio. ¿Qué debía de decir? ¿Debía de confesarse?

—No puedes-

—No le diré a Lucius.— Cahya se sintió aliviada, pero luego confundida. —Mencionó que te causó más aflicción que a él, pero pensó que era porque era muy nuevo en eso, o nervios- los de él o los tuyos- que interfieren con el proceso. En todo caso, tu mente es suficientemente fuerte como para derrotar el rechazo de tu cuerpo.

—¿Rechazo?

—La marca solo se le puede dar exitósamente a alguien que cree completamente en la causa. Empezaste a rechazar la marca, creo yo, y un instinto de supervivencia actuó.

Ella sabía que Narcissa le daba un poco de apoyo a las acciones de Lucius, entonces Cahya aún estaba nerviosa que ella la odiara.

—¿Y qué piensas sobre eso? ¿Sobre mí?— Cahya preguntó.

—No pienso nada de eso. La familia Black es complicada y me criaron con solamente esos valores, después de Andrómeda- me duele. Me siento culpable claro, pero es casi como si mis sentimientos no pueden cambiar. Pero soy tolerante de lo que pueden creer diferentemente— nunca había visto a Narcissa abrirse. Especialmente decir que era tolerante, ya que nunca había sido- por lo menos abiertamente. —Yo no, ni nunca, te voy a odiar, recuerda eso. En todo caso, te respeto. Ojalá pudiera pensar de esa manera. Y el poder que tú tienes para ser capaz de hacer eso, nunca lo entenderé.

—Gracias.— los ojos de Cahya examinaron los de Narcissa y sonrió. Ella se paró, igual Narcissa. Cuando se acercó notó que los ojos de Narcissa se llenaban de lágrimas. Quizás ella genuinamente no quería pensar en la manera en que lo hacía. Los labios rojos de Narcissa crecieron en una sonrisa, y abrazó a Cahya- algo que Cahya nunca había experimentado con alguien.

—Debería retirarme a cama— dijo con calma, —por supuesto,— Cahya respondió. Las dos se acercaron a la puerta de diferentes ángulos y chocaron, causando que Cahya cayera al suelo por falta de equilibrio y cansancio. —¿Estás bien? Perdóname,— Narcissa exclamó en pánico inclinándose hacia abajo para ayudar a Cahya.

Tirando de ella y poniéndola de pie, ellas se volvieron extremadamente cercanas, particularmente sus caras. Ninguna de las dos se movieron por no querer parecer groseras- también asombradas por los ojos de la otra. Cahya sentía su pecho latiendo fuertemente de una manera que no había esperado y separó sus labios para respirar. Las dos se miraron con admiración y miedo, las dos consideraron lo que estaban a punto de hacer. Se acercaron. Sus labios entreabiertos chocaron y se volvió en un beso cuidadoso. Las dos se alejaron, casi horrorizadas por lo que habían hecho, mirando al suelo. Ambas murmuraron disculpas a sí mismas.

—Perdón, perdón, lo siento muchísimo, Cahya- No sé-

—No te disculpes, Cissa. Por favor. Lo siento- yo- — las dos estaban confundidas, no sabían quién tenía que pedir disculpas a quién.

—Creo que debería-

—Si, buenas noches- — mientras Narcissa salió corriendo por la puerta, Cahya permaneció inmóvil. Mirando a la nada, su respiración incrementó drásticamente en un pánico total- y disgusto. ¿Por qué permitió que algo así ocurriera? ¿Será esto lo que sentí esa noche en la sala común?

Enterrándose en las sábanas, dejó ser consumida por sueño, la mejor manera de escapar sus pensamientos.

La mañana siguiente se había vestido en su atuendo normal y bajó por las escaleras principales. —Ah, hermana,— oyó que Lucius dijo cuando entró a la sala, la culpa la golpeó en el pecho. —Hermano,— respondió con una expresión ilegible y asintió su cabeza.

—Cahya, hermosa mañana, ¿no lo cree?— escuchó su voz. La voz de ella. Aunque su voz sonaba como música a sus oídos, también se sentía como una patada al estómago.

Cahya tosió, ahogándose en sus nervios, —de hecho, es.

Nada había cambiado desde esa noche, esa interacción. Ciertamente había cambiado las emociones de Cahya, pero como siempre, todo quedó escondido. Años iban a pasar sin mencionarlo.

ELLA :: HER- Narcissa Black Malfoy traducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora