𝐁𝐈𝐑𝐓𝐇𝐃𝐀𝐘 𝐁𝐎𝐘

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Nota: Primero que nada, buenos días.jpg
Ayer fue el cumpleaños de Nathan, así que esto va dedicado a vos, amado míoxd
Hay referencias a un Misfits Online Films con el mismo título de este OS y, una mínima, a otro llamado Man Vs Machine.

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—Ya me voy al servicio comunitario

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—Ya me voy al servicio comunitario. —lo escuchaste murmurar.

—Ten un buen día, te amo. —besaste sus labios cortamente y te volviste a hundir en la almohada para seguir durmiendo.

—Sí, también te amo. Adiós.

Con mucha fuerza interior, trataste de pasar por alto la pequeña mueca de tristeza que se formó en su rostro, la misma que viste varias horas atrás.

Al escuchar la puerta cerrarse, esperaste unos minutos y saliste de entre las sábanas rápidamente.

Pretendías hacerle creer a Nathan que habías olvidado su cumpleaños.

Ni siquiera mencionaste algo al respecto cuando se fueron a dormir luego de las doce de la noche. Acostumbrabas siempre a felicitar a tus seres queridos a los primeros minutos de tal día y eso él ya había presenciado.

Y notaste el pequeño puchero con el que se durmió.

En este momento solo tenías que salir a comprar huevos y crema batida para el pastel, las otras cosas que necesitarías ya las habías conseguido y otras, escondido para que no las encontrara por casualidad.
Contando las dos botellas de alcohol que Kelly te hacía el favor de tenerlas en su piso. Si él se topaba con las bebidas, ya hace días hubieran pasado por su sistema digestivo.

Ella fue con la única que llegaste a tener realmente un vínculo de amistad luego de que Nathan te presentara al grupo.

Dos horas después, recibiste el mensaje de la fémina, el cual te enviaría cuando estén en sus minutos de descanso.

Caminaste al punto intermedio que habían acordado y ahí ya estaba ella, vestida con el traje anaranjado. Se saludaron y emprendieron el viaje a su piso para buscar las botellas mientras platicaban.

—¿Qué tal la mañana?

—Bien, nada de mierda extraña por ahora —respondió tranquila. Sabías por lo que pasaban desde esa tormenta, por suerte a ti no te había caído ningún rayo, pero Nathan te tenía mucha confianza, (lo que atesorabas y respetabas demasiado, ya que no se abría así a casi ninguna persona), y te contó todo, desde los cadáveres hasta su inmortalidad. Kelly era la única enterada de que sabías y al parecer, también confiaba en ti—. Aunque el idiota de tu novio se mató tratando de apagar el detector de humo cuando fumaba un porro.

—Uh, ¿está bien ahora? —aún sabiendo que lograba salir ileso físicamente de cualquier accidente, no podías evitar el brote de preocupación en tu pecho.

—Claro que está bien. Probablemente ahora esté en una pelea con la máquina expendedora o atascado en ella.

Soltaste una risa, negando con la cabeza.

—Me hace quedar mal, como si no le diera de comer. —bromeaste, ahora fue su turno de reír.

[...]

Era su primer cumpleaños que pasaban siendo pareja y querías hacerle algo acorde al acontecimiento y que, además, sea de su agrado.

Así que, una vez terminado de preparar el pastel y dejarlo reposar en la nevera, te bañaste y perfumaste, colocándote una lencería transparente de encaje rojo.

Viste el reloj y comenzaste a acomodar todo en su lugar.
Escuchaste la puerta del apartamento abrirse, seguido de su voz, anunciando su llegada y preguntando dónde estabas. De prisa te pusiste una de las remeras de él, que te llegaban al muslo y subiste a la cama junto al pastel.

—¡En la habitación! ¿Podrías venir? Quiero decirte algo.

El sonido de sus pasos arrastrados se fueron acercando y abrió la puerta.

—¡Sorpresa!

Su mirada de confusión y una pizca de temor, se iluminó al instante en que te vio lanzando al aire la prenda que te cubría.

—Yo... creía que... —balbuceó con la boca entreabierta.

—Feliz cumpleaños, amor. —hablaste cuando se mantuvo en silencio.

—¿Hiciste esto para mí?

—Claro que sí —sonreíste con cariño, jurarías que viste sus ojos aguarse—. ¿Y qué dices? —señalaste orgullosa el recipiente— Biscocho de vainilla, chocolate y le agregué un poco de ron —juntaste el dedo índice y el pulgar, casi rozándolos, mientras cerrabas unos segundos un ojo—. Y para acompañar... —te giraste hacia el otro lado de la cama, balanceando con sutileza el trasero al sentir su mirada ahí, volviste a sentarte ahora dejando a la vista la botella— voilà, vodka.

—Mis tres cosas favoritas en una habitación —seguía estático en el umbral de la puerta—. No sé qué comer primero, el pastel o a ti. —avanzó unos escasos centímetros, sacudiendo levemente su cabeza.

—¿Y por qué no ambos? —palmeaste a tu lado, en el colchón.

Sin perder más tiempo, se arrancó la ropa y se unió junto a ti en la cama. Con dos dedos tomó una porción de pastel llevándolos a tus labios, chupaste y lamiste sus dedos, viéndolo directo a los ojos. Sonrió, mostrando todos sus dientes, y te atrajo para un profundo beso, acompañado de un cálido abrazo.

—¡Feliz cumpleaños a mí!

—¡Feliz cumpleaños a mí!

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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 | Robert SheehanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora