𝐃𝐈𝐌𝐄𝐍𝐒𝐈𝐎𝐍𝐀𝐋

41 5 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Oigan, chicos. Tienen que ver esto.

Ante las palabras de Diego, los demás Hargreeves se acercaron a la entrada del jardín. Observaron con cautela la figura tendida en el suelo.

El primero en acercarse, a su modo, fue Cinco.
Estabas descansando un momento en el suelo, viendo el cielo cuando una pequeña figura apareció en un parpadeo sobre ti, con una mano alrededor de tu cuello, haciendo una leve presión.

—¿Quién eres y qué haces aquí?

Su voz amenazante te hubiera dado escalofríos, si no fuera por que ya estabas acostumbrada a esa actitud por cierta persona familiar.

—Vengo en son de paz. —alzaste las manos, viéndolo fijamente.

Detrás del chico aparecieron otras curiosas cabezas.

—¿Quién es, Cinco? —preguntó una.

—Si no se callan por un segundo, nunca lo averiguaré. —gruñó Cinco.

Cuando lo viste distraído por un microsegundo, te esfumaste de su agarre y apareciste de pie a unos metros, aún con las manos en alto.

—Soy de la Scepter Academy y vengo de otra dimensión.

Te escoltaron a la cocina de la academia. Sin dudas necesitaban más aclaraciones. Trataste de hacer un breve resumen de quién eras, de donde venías y tu perspectiva de dónde querías que estabas. Contaste que no era la primera vez que viajabas entre dimensiones, pero sí la primera vez que curiosamente no podías regresar. Al terminar, no sabrías decir si te observaron con más o menos curiosidad que antes.

Uno de ellos dio un paso adelante. Sus ojos abiertos en una asombrosa admiración y la cabeza ladeada como un cachorro confundido.

—Hola. Soy Klaus. —dijo con voz aireada, como si estuviera en un transe.

Desde que habías aparecido en el jardín, Klaus no pudo ser capaz de quitar los ojos de ti, increíblemente quedándose sin habla. También se mantuvo de pie, solo que los demás fue en alerta de algún movimiento repentino y brusco que podrías hacer. Tú no tenías intenciones de hacerles daño, pero igual imitabas su postura, por si eran ellos los que te atacaban a ti. Pero en cuanto escuchaste hablar a aquel rizado por primera vez, te sentiste un poco menos tensa. Te irradiaba una extraña comodidad.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 30 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 | Robert SheehanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora