Todos se encontraban entrenando en el pequeño patio trasero de la mansión, por suerte para los hermanos, su padre tenía asuntos que atender en Rusia, por lo que los había dejado a cargo de Pogo y Grace, su mamá.
A Diego, en lo personal, le encantaba entrenar ante sus ojos, siempre lo halagaban a sus hermanos y a él, claro, no faltaba que su querida madre les grite "¡Cuidado por favor!" Esto le causaba gracia a Cinco y por aquella razón, solo por verlo reír a lo bajo, él se detenía para sonreír junto a él, a lo bajo.
Sus ojos mirando a los ojos verdes de él, pero, Cinco nunca lo notaba.
O eso pensaba.
Estaba un poco nervioso a decir verdad, lo habían emparejado con Cinco para el entrenamiento y le tenía que lanzar cuchillos, claro que él fallaba por falta de aprendizaje, pero Cinco siempre los esquivaba, hasta ahora por lo menos, tenía miedo de no fallar y hacerle daño.
—¿Puedes al menos tratar?— se quejó Cinco, aburrido después de esquivar con éxito sus otros veinte y ocho cuchillos —En eso estoy—
La timidez en su tono de voz ante el reproche de su hermano afligió el comportamiento de número Cinco, tomando en cuanta su nerviosismo y la forma un tanto brusca en que se expresó, soltó un soplido —Solo... hazlo mejor ¿si? Sé que puedes— tuvo, se obligó a dedicarle una sonrisa.
Diego asintió y para lástima de Cinco, volvió a intentar, penetrando duramente su muslo —¡Mierda Diego!— gritó, un quejido feroz saliendo de sus labios desesperadamente, mientras trataba de sacar el objeto
—¡No lo saques!— gritó una voz desde adentro, Vanya se acercaba corriendo, sus cabellos vacilando entre el viento —Lo vas a empeorar— Dijo un poco más tranquila guiando a Cinco hacia adentro junto a Grace mientras todos miraban anonadados y un tanto consternados lo que sucedía
Pero Cinco se dirigió caprichosamente hacia él ¿qué le iba hacer? ¿Le iba a dar un buen golpe en la cara? ¿Le iba a dedicar un insulto entre dientes? Tenía miedo, miedo de Cinco y de sus acciones
Al acercarse se apoyó en su hombro haciendo que se encorve, y sus rostros se encontraron a centímetros, Diego se exaltó pero Cinco pareció restarle importancia —Buena jugada hermanito— dijo entre jadeos, tratando de soportar el dolor y acostumbrarse a la sensación del cuchillo clavado en su pierna —Ah, y por cierto— dió un gemido prolongado —Te faltó la tilde en 'químicos' y en 'día'—
El muchacho de ojos jade se fue, dejando al chico de ojos negros paralizado con un escalofrío abriéndose por su columna
—Bien hecho número dos— exclamó Luther desde atrás, dándole un choque en su espalda, algo que trató de hacerlo de manera reconfortante —Cállate Idiota— Diego se sobó la espalda y entró con zancadas a la mansión. Sintiéndose culpable, molesto y nervioso. Muy nervioso.
Aquellas palabras, si no fueran por los extraños sentimientos que estaba experimentando en ese instante, lo hubieran dejado con la boca abierta.
Cinco definitivamente era muy ingenioso, tanto que hartaba.
Dudó si seguir escribiendo las cartas o no, tal vez podía hacerle creer que se equivocó, con una carta más podía hacerle saber que no era él y después, cuándo tenga tiempo, podía pedirle disculpas y preguntarle a qué se refería con que obvió algunas tildes, pero seguramente se burlaría en su cara.
Esta vez dejó la carta bajo su almohada, ya que como todos se encontraban abajo junto a Cinco, él tenía paso libre para entrar y dejar el sobre rojo.
Ojalá que su pequeño plan funcione porque si no, tendrá que dejar de mandarle cartas, por su propio orgullo
| Hᴏʟᴀ ɴᴜᴇᴠᴀᴍᴇɴᴛᴇ ɴɪɴ̃ᴏ ᴀᴍᴀʀɢᴀᴅᴏ, ᴠɪ ʟᴏ ǫᴜᴇ ᴅɪᴇɢᴏ ᴛᴇ ʜɪᴢᴏ ᴇɴ ᴇʟ ᴇɴᴛʀᴇɴᴀᴍɪᴇɴᴛᴏ ᴇsᴛᴀ ᴍᴀɴ̃ᴀɴᴀ, ʟᴏ ʟᴀᴍᴇɴᴛᴏ ʏ ᴏᴊᴀʟᴀ́ ᴛᴇ ʀᴇᴄᴜᴘᴇʀᴇs ᴘʀᴏɴᴛᴏ, ǫᴜɪᴇʀᴏ ǫᴜᴇ sᴇᴘᴀs ǫᴜᴇ ᴇ́ʟ ᴇs ᴜɴᴀ ʙᴜᴇɴᴀ ᴘᴇʀsᴏɴᴀ ʏ ɴᴜɴᴄᴀ ʟᴏ ʜᴀʀɪᴀ ᴀ ᴘʀᴏᴘᴏ́sɪᴛᴏ, ᴅᴇsᴄᴀɴsᴀ.
-Aɴᴏ́ɴɪᴍᴏ |
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Que bueno que les esté gustando en serio, fue una idea súper espontánea por lo que no esperé
que les guste mucho, ¡igualmente gracias!—xoxo. Emma. J.
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Cartas, ya que no te puedo hablar | Dienco
Fanfiction"Nunca he sido Bueno hablando, siempre en situaciones difíciles me pongo nervioso y las palabras se me cortan a la mitad, tartamudeo como si no supiera hablar, pero cuando estoy frente a ti es peor, porque las palabras ya no salen de mi boca."