α ℓα ∂єяινα...

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—!che, nené, arriba!—dijo el tío y apenas tocó su frente Theo abrió los ojos de golpe. Eso asustó a Jorge que inmediatamente se echó para atrás de un salto.

Theo lo miró fijamente con su penetrante mirada gélida y sonriendo dijo:

—tranquilo tío, sabés que a vos no te voy a matar, sos mi familia y además el contramaestre, así que tranquilo—

Jorge no hizo más que sonreír torpemente.

—bueno che, entendé, para mi no es fácil. Perder a mi hermano, embarcarnos en este viaje incierto y ahora esto...

—ya tiito, yo ya me acostumbré a mi nuevo yo, es lo mejor que me pudo haber pasado, y... ¡no morir como una porquería a manos de esos monstruos inmundos!—

Jorge quedó sorprendido.

—hace mucho no me decís así, desde que eras un niño—

—ya no soy un niño, y nunca te diré así frente a la tripulación, solo se me escapó—dijo Theo desviando la mirada.

Jorge lo abrazó.

Él lo empujó.

—ya, suficiente cursilería por hoy—dijo Theo serio.

—Em, bueno, este a lo que venía—dijo Jorge nervioso.

—¿y Laurine? Más les vale que esté bien, sino se las verán conmigo—amenazó Theo levantándose de un salto.

—bueno, no sé creo que está bien, es que...

—¡¿qué pasa tío?!—gritó Theo.

—bueno, es cierto que en alta mar se suelen ver cosas extrañas, pero esto, no sé...

Cuando salió del camarote el cocinero le ofreció lo mejor que tenía, pero en cambio ella prefirió comer un poco de pescado crudo—

Theo lo miró incrédulo.

—sé perfectamente que en esta situación y dada la vida que llevamos no es extraño, pero tratándose de una joven de su clase, no sé...

Inmediatamente Theo salió a toda velocidad del camarote.

Quedó sorprendido al ver a Laurine sentada en un banquito con los pies sumergidos dentro de un balde mirando el mar y el atardecer.

Osvaldo se acercó a Theo y en un susurro le dijo:

—hace unas horas está así, dice que tiene los pies hinchados y no sé qué, pero esto es extraño—

Theo suspiró.

—no hace falta que hagas esto, mis oídos están agudizados. ¡Vieja chismosa!—

—eh, bueno, si cierto, pero para disimular delante de la chica o ¿queremos más cosas extrañas?—

—¡claro que no! ¡y ustedes tienen que dejar de estar cuchicheando entonces!—gritó Theo molesto.

—por nada ella tiene que saber lo que soy—

Osvaldo solo asintió con la cabeza.

Theo se acercó a Laurine.

—señorita, buenas tardes—la saludó Theo con una sonrisa alegre.

Laurine lo miró con sus destellantes ojos como luceros.

Theo no pudo evitar sonrojarse.

—buenas tardes, si que durmió—dijo ella sonriendo.

—eh, bueno ser capitán no es fácil—

—pues sí seguro, más a tan corta edad—
—bueno no, pero hago lo que puedo, lo que sea mejor para la tripulación—

α ℓα ∂єяινα La Travesía Del VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora