3 (Lo que faltaba)

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Pase todo el viaje entrando y saliendo de la inconsciencia, aunque prefería la inconsciencia, cuando estaba despierta me sentía como si me hubieran puesto sobre un asador encendido, ahora entendía porque el señor había preguntado si tenía fiebre.

Por su parte Emma estuvo hablando por teléfono, yo solo lograba captar algunos fragmentos de la conversación, para mi eran frases sin sentido

-No, no, está conmigo

-…. Puede, eso creo

-Yo… O tal vez…

-… allá, te esperare…. Si, date prisa

Después de eso colgó y yo me desmaye de nuevo, vaya si me sentía inútil

-Criss, vamos reacciona, ya llegamos

Abri los ojos y vi el rostro preocupado de mi amiga, quien me tomo del brazo

-Anda, entremos – una vez abajo le grito al taxista que mientras arrancaba -¡Gracias por traernos!

Llegamos al portón de la cochera y nos detuvimos

 -¿Traes tu llave? – me pregunto. Metí la mano en el bolsillo de mi chaqueta y saque un pequeño llavero plateado en forma de pincel del que colgaba mis llaves, me acerque a la cerradura pero note que mis manos temblaban tanto que no era capaz de colocarlas donde se suponía

Emma me quito las llaves – Y te reías de que no podía enchufar mis audífonos, ¿Qué tal el karma? – Eso consiguió sacarme una pequeña risa, una vez en la cochera ella cerro el portón con llave y nos dirigimos a la casa,  me acompaño a la sala donde me tumbe en el sofá.

Hasta el momento, Emma solo me había tocado a través de la chaqueta puso su mano sobre la mía… y la tiro al instante.

-¡Por Dios! ¡Estas ardiendo! ¿Por qué no dijiste nada? – me pregunto con el ceño fruncido

-No lo sé – respondí simplemente

Puso los ojos en blanco – Espera aquí…

-¿Enserio crees que iría a algún lado?

-… traeré hielo

Se fue a la cocina.

Una vez que me quede sola repare en cuanta razón tenía mi amiga, el asador en el que estaba hace un momento había subido de temperatura aun mas.

Me senté en el sofá y me deshice de mi chaqueta, luego de mis tenis y los calcetines, pero aun no bastaba, así que me quite también la camiseta del uniforme, ¡que no cunda el pánico! Debajo llevaba una camiseta tinta de tirantes.

En ese momento mi mejor amiga reapareció llevando una bolsa con hielo y un vaso de agua. Puso la bolsa en mi frente y me entrego el vaso, el cual bebí completo en tres tragos

-Emma ¿Qué demonios? – Pregunte recostándome de nuevo - ¿Qué es lo que me está pasando? Sé que lo sabes, no entiendo porque, pero lo sabes-

No me miraba, si no que tenia la vista fije en sus manos

-No te encuentra bien aun – respondió por fin – descansa, espera un poco

-Me siento mejor – dije, y era prácticamente cierto – Ya no estoy mareada, solo hace mucho calor, demasiado

Para mi sorpresa en lugar de relajarse, mi amiga se veía más preocupada

-Eso es bueno- pregunte porque ya no estaba tan segura - ¿no?-

Ella se removió un poco, seguía de pie frente a mí, parecía que discutía internamente consigo misma. Cuando por fin pareció decidirse, la puerta se abrió con un estruendo y Allan apareció en el umbral, su rostro era la viva imagen de la ansiedad

Se acerco corriendo y se arrodillo a mi lado

-¡Oh Crisstal! Estaba tan preocupado por ti hermanita, ¿estás bien? – estaba muy cerca de mi, pero no hizo ademan de tocarme

-Si – respondí – en realidad ya me siento bien, o lo haría si no me estuviera muriendo de calor – su rostro se contrajo igual que de Emma antes - ¿Qué pasa? ¿Eso es malo?

Ambos intercambiaron una mirada, me ocultaban algo

Fruncí el ceño, estaba por discutir cuando me asalto un ataque de tos, de eso que ni siquiera te dejan respirar,

-¡Maldición! – exclamo Allan levantándose de un salto

El ataque duro alrededor de un minuto, luego se detuvo abruptamente

-¿Qué... me… pasa? – Pregunte casi sin aire - ¿Qué… es… esto?

Mi hermano se giro hacia Emma

-Comenzó – le dijo

-Si, tendrás que encargarte – dijo ella

-¿Yo? – Allan parecía realmente perplejo - Pensé que tu…

-Tú sabes más que yo – lo corto – además, tengo que volver y arreglar las cosas en la escuela

-Em, hace años que no…

-Aun así Allan, puedes ser mas de ayuda aquí, y  no tienes idea de cómo quedaron las cosas en la escuela, sabes lo que pasara si no lo arreglo

Allan aun parecia nervioso, pero asintió. En ese momento otro ataque de tos incontrolable me ataco, cerre los ojos que empezaron a lagrimearme, pero sentí a Emma a mi lado

-Criss, oye, sé que esto es difícil, pero acabara, Allan te ayudara

-Me ayudaría…. Saber lo… Que… Me pasa – dije entre toses

-Te lo explicare cuando esto acabe –intervino mi hermano

Aunque la tos había parado no respondí

-Suerte amiga – dijo Emma

No abrí los ojos, pero escuche la puerta cerrarse a su espalda, y un segundo después Allan tomo su lugar junto a mí, yo me había puesto sentada por mi ataque y me recargue de nuevo

-¿Y ahora qué? – pregunte

-Ahora – respondió él – vas a evanescer

EvanescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora