Capítulo 3: "Diablo virginal"

461 31 10
                                    

EDITADO

***

    Cerré los ojos cuando su lengua pasar por el costado de mi mandíbula y terminó en mi oreja. Gemí levemente. Bajó su mano por mi cadera hasta el borde de mi camisón. Comenzó a subirlo lentamente. Su mano estaba tan caliente que me estaba quemando. Gruñó en mi oído cuando pose mis manos en la cremallera de sus pantalones.

— Eres juguetona— me dijo mientras seguía mordisqueando mi cuello.

—  Solo un poco—  le dije y apreté el bulto que se formó en su entrepierna —su maldita y excitante erección, y eso lo he causado yo— y gimió roncamente en mi oído. Se alejó un poco y me miró fijamente a los ojos mientras mordía su labio inferior

— Joder, _____, no querrás provocarme

— ¿Porqué no?—  dije bajándole el cierre. Este cerró los ojos y suspiró pesadamente, su fresco y caliente aliento se combinó con el mío

Se alejó un poco para mirarme a los ojos. Bajó sus manos hasta donde estaban las mías y las cubrió.

— No sabes las ganas que te tengo, pero no puedo hacerlo— me dijo y subió el cierre.

— ¿Qué?— este hijo de puta me calienta y luego me dice que... ¿no puede?

Apretó los dientes y su mandíbula se tensó. Golpeó fuertemente la pared del baño, cosa que me asustó. Creí que se había lastimado, y creo que fue así, porque sacudió su mano. Pues sonó muy duro el golpe.

— ¡Carajo _____, no digas eso!— me dijo y se alejó un poco más. Lo miré algo confusa— Ya te dije que me vuelve loco tu "¿Qué?", es malditamente...— soltó otro suspiro

¿Hot?— me acerqué sensualmente a él con una sonrisa juguetona

— Sí, no te imaginas cuanto— cerró sus ojos tratando de calmarse— Pero, enserio... no... no puedo hacerlo preciosa— abrió sus ojos para fijarlos en los míos como una flecha encendida en llamas 

-— ¿Me estás diciendo que no puedes hacerlo, estás de coña?— le pregunté, sabía cual sería su respuesta, así que, antes de que el pudiese contestarme, le lancé otra pregunta— ¿Porqué?— no se lo preguntaba por que quería que me follara ya, si no porque...

— Sí claro...— habló mi subconsciencia

No le presté atención.

Si no que en verdad me parecía extraño que el Diablo, un hombre tan sexy como el, lindo trasero y joder, es decir. ¿es virgen acaso?. Maldito perro, ¿para qué me tocó entonces?

— Tanto Dios, como yo no podemos tener relaciones carnales— me dijo.

Maldito diablo virginal.

— Deja de maldecir—.

— Cállate—.

— ¿Me estás diciendo que nunca tuviste sexo?— le dije sin poder creerlo.

— Hace una eternidad que vivo y… no, nunca lo tuve— dijo y me miró bien – Pero no sabes las ganas que tengo de tenerlo ahora

Quise preguntarle si ha tenido un orgasmo provocado por el mismo — masturbarse— pero me pareció algo muy personal, y me imaginé que era obvio que sí, que sí lo había tenido. ¿Quién no?, hasta tú.

— Eres el Diablo, ¿no se supone que tú haces lo que quieres?— dije y volví mi vista al espejo, para terminar de arreglarme.

— No todo es como piensan que es— dijo. Barrí los ojos y salí del baño. Él camino tras de mí.

Por Donde Pasas tú, pasa el fuego. | Chandler Riggs |    SIN TERMINARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora