Cuando al fin conseguí que mi amiga saliera de la casa. Me dirigí a la habitación. Entré lentamente. Él estaba acostado en la cama, mirando la tele. Rio divertido, robándome una pequeña sonrisa.
Levantó la cabeza y me miró.
— Lo siento, no sabía que estabas ahí— me dijo. Entré del todo y me senté en la punta de la cama.
— ¿Qué miras?— le pregunté. Se acercó a mí y apoyó su cabeza en mi hombro.
— South Park— dijo y miré hacía la tele— Son realmente graciosos y verdaderamente groseros, lo cual me agrada aún más
— ¿Nunca los habías visto?— dije sonriendo y a la vez sorprendida
— Soy el Diablo, preciosa. No tengo mucho tiempo para mirar la tele— me dijo
Luego de un rato, en lo que había acabado el programa y pequeñas risas salían de nuestros labios, me levanté y le propuse alegre y decidida:
— Creo que tengo un poco de ropa de mi hermano en el closet, vístete y vamos a comprarte un poco de ropa— le dije. Me miró como si le estuviese hablando enserio
— ¿Ir de compras?— dijo no muy contento.
— Sí, señor Diablo. Tiene que comprarse unos yines, algo cómodo. No va andar por la vida en calzoncillos, y más cuando no tienes como cambiarte. – dije divertida hablando de sus poderes
Me miro con el ceño fruncido, volteó a mirar de nuevo la tv y suspiró.
—Bien. Es cómodo estar así, pero creo que tienes razón. Vamos— me dijo y se puso de pie.
Le di la ropa de mi hermano, que le quedo un tanto ajustada. Joshua no es tan musculoso como el Diablo, pero algo es algo. Desayunamos y salimos de mi departamento.
— ¿Te molesta si tomo tu mano para caminar?— me preguntó cuándo estábamos ya dentro del ascensor. Me giré a verlo. Lo pensé por unos largos segundos.
El poco aire que se concentraba allí adentro y el caliente cuerpo de Chandler — nótese los dos sentidos—, me sofocaban como no tienen idea. A los segundos le dije:
— No, claro que no— le dije.
Este miró hacia el suelo, inclinó su cabeza hasta mi mano y con cuidado la tomó con la suya y suavemente entrelazó nuestros dedos. Su mano es grande, casi envuelve la mía. Sus dedos son fuertes y largos.
Una mano protectora, me llevaba de paseo por las calles de Los Ángeles. Mis extraños celos se hicieron presentes en mí, mientras veía como todas las mujeres que pasaban cerca de nosotros se giraban a mirarlo embobadamente.
Chandler las miraba, pero en vez de sonreírles, solo desviaba la mirada y volvía a mirar al frente; su mano no soltaba la mía.
— No te preocupes, preciosa— dijo sin mirarme. Lo mire bien.
— ¿Preocuparme por qué?— le dije. Éste sonrió volteando a mirarme
— Ellas no me causan nada. Solo tú lo haces— dijo. Sonreí levemente.
En menos de lo pensado estábamos en una tienda de ropa. Él miro a su alrededor y luego me miró a mí. Lo mire divertida.
— ¿Qué te sucede?— le pregunte sin dejar de reír.
— Te lo aseguro, que este definitivamente no es un ambiente que en verdad me agrade, ya me quiero ir— me dijo mirando a su alrededor.
Sin pensarlo, me acerque a él y metí mi mano en los cabellos de su nuca. Como cuando estábamos en la feria. Su mirada miedosa, me estaba matando. Recorrió mi rostro con sus ojos.
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Por Donde Pasas tú, pasa el fuego. | Chandler Riggs | SIN TERMINAR
Fanfiction¿Nunca pensaron en venderle su alma al Diablo por conseguir todo lo que quieren en la vida? Yo sí, lo pensé y lo hice. Pero, ¿Qué pasa cuando te terminas enamorando de él? No solo se lleva tu alma, sino que tu corazón también. La ciudad, es el centr...