(Prólogo)

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Tras el ocultamiento del sol, la noche invadía con tranquilidad una vez más el continente, todo seguiría así hasta esa misma madrugada, dónde en el interior de una cabaña se perdería aquella serenidad.

Naruto, el séptimo Hokage, se hallaba durmiendo plácidamente hasta que ciertos sollozos y la humedad que generaban sobre su pecho lo despertarán, dejando a la vista una mujer que soltaba lágrimas con expresión dolorosa.

— Tranquila... — Susurraba Naruto a la mujer sollozante sobre su pecho.

En ese instante, las palabras de Naruto parecieron ocasionar el efecto contrario  a lo que el deseaba, y lo noto cuando la mujer apretó aún más su abrazo mientras ignoraba sus palabras de consuelo.

— Shhh...tranquila, todo estará bien, te lo aseguro... — Decía Naruto tranquilizadoramente.

— ¿Cómo puedes decir eso? — Emitió la mujer aún lagrimeando sobre su rostro — En estás circunstancias nada podría salir bien...

El Uzumaki tomo asiento sobre su cama aún teniendo a la mujer rodeada en sus brazos.

— Por qué debemos confiar en que así será... — Respondió Naruto serenamente.

La mujer reprochó irritada — Tus esperanzas es algo que amo y a la vez odio de ti, tu mejor que nadie sabe que las cosas no son tan simples...

— Todo podría ser simple si tan solo...si tan solo así lo quisieras, solo tendrías que decir las palabras mágicas — Aseguro Naruto con tonalidad más seria.

— No, ya sabes bien que no...no puedo, no puedo desaparecer así como así, yo al igual que tú tengo obligaciones que cumplir — Aseguro la mujer aún que su rostro mostraba algo de duda.

El Uzumaki suspiro antes de exclamar decepcionado — Si en verdad me amarás lo harías, por qué yo sin duda alguna lo haría por ti, por qué te lo he prometido...

La mujer tras escuchar sus palabras, cambio su rostro de duda a una de molestia e indignación.

— ¡¿Cómo te atreves?! ¿Después de todo lo que hemos hecho dudas de mis sentimientos por ti?

— ¿Entonces cuál es el problema? ¿Qué esperamos? ¡Podemos irnos y olvidarnos de todo...! — Exclamó Naruto alzando su voz al mismo volumen que la mujer ahora molesta.

La mujer negó con la cabeza y acaricio la mejilla del Uzumaki — Naruto, te amo, en verdad te amo...pero no podría darle la espalda a mi pueblo.

Al escuchar su contestación, Naruto aparto la mano de la mujer y se puso en pie abandonando la cama sin dar explicaciones. La mujer que se consternó por esto, observo como el rubio comenzaba a vestirse.

— Naruto...¿Qué haces? ¿A dónde vas?

El Uzumaki siguió vistiéndose ignorando así a la mujer, que al no obtener respuesta se puso en pie y tomo las manos del rubio evitando que abotonara su camisa.

— Naruto...¿A dónde vas? — Interrogó una vez más la mujer nerviosamente.

— Me voy, no tengo motivos para seguir aquí, ya que no quieres intentarlo...cuando nos veamos de nuevo seremos enemigos, y no pueden vernos juntos — Dijo Naruto molesto e indiferente.

— Naru, espera un momento, hablemos...es que tengo miedo, estoy perdida y no se que hacer o que dirección tomar — Expreso la mujer intentando sonar reconciliadora.

— A mí me parece que ya has elegido tu camino... — Expuso Naruto mientras  terminaba de vestirse colocándose su capa Hokage.

— ¿Entonces así será? ¿Así quieres dejarlo?... ¿Así sin más?

— ¿Qué quieres que diga? Has elegido, y eso nos llevará a que terminemos matándonos uno al otro en el campo de batalla...¿Qué caso tiene que siga frente a ti?

— Para estar juntos, para eso acordamos esta reunión, para eso construimos está cabaña... — Dijo la mujer con un gran temblor en su voz mientras miraba al Uzumaki.

— Eso ya no importa, mañana seguirías siendo mi enemigo ante los ojos del mundo...yo quiero intentarlo, pero, sin tu apoyo no tiene caso...

El rubio sentenció haciendo que un silencio abrasador e incómodo se presentará hasta que los gritos de la mujer llenaron el lugar.

— ¡¿Quieres irte?! ¡Vete entonces, mejor aún! ¿Por que esperar hasta el campo de batalla ehh? ¡Acabemos con esta ahora! ¡Vamos!

Sin aviso alguno, la mujer comenzó a golpear al rubio haciendo que retrocediera por la fuerza de cada golpe que le daba, mientras que Naruto se quedaba inmóvil recibiendo los ataques.

— ¡Vamos! ¡Defiéndete! — Gritaba la mujer eufórica.

En ese momento, Naruto reaccionó esquivando uno de los ataques haciendo que la guardia de la mujer se viera expuesta. Al ver esto, Naruto le envío un rodillazo a su estómago haciendo que se arrodillara mientras buscaba recuperar el aliento.

— Sin importar lo que se diga o suceda en los próximos días, quiero que sepas que te amo, en verdad lo hago y siempre lo haré...siempre Kurotsuchi.

Naruto formó una posición de manos que lo hizo desaparecer entre relámpagos dejando atrás a una Tsuchikage sollozante con toda una carga sobre su corazón.


FIN

Bandos DiferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora